El próximo domingo, 9 de junio, los españoles votan al Parlamento Europeo, elecciones que tienen lugar cada cinco años. Las normas que se dictan desde la Unión Europea nos afectan en nuestra vida diaria y Extremadura ha tenido esta última legislatura a dos eurodiputados, Ignacio ... Sánchez Amor, del PSOE e integrado en Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (140 escaños); y María Eugenia Rodríguez Palop, de Podemos, en el Grupo de Izquierda (53 ). Actualmente gobierna la derecha en la que está integrado el PP. Esta vez el hemiciclo aumenta en 15 escaños y tendrá 720 eurodiputados. Se vota por circunscripción única y a España le corresponden 61. Dos extremeños tienen posibilidad de salir, Elena Nevado, del PP; e Ignacio Sánchez Amor, que repetiría con el PSOE. Pero en las listas hay más candidatos cercanos. De las 39 opciones para votar cinco son partidos extremeños, aunque sus cabezas de lista apenas tienen opciones reales. Se trata de Raúl González (JUEX), Raquel Iglesias (Somos Cáceres), Gerardo Rubio (NEX), Casildo Rodríguez (Extremeños) y Óscar Pérez (Una Extremadura Digna).
Ignacio Sánchez Amor (Cáceres, 1960) es eurodiputado desde 2019 y trabaja en las comisiones de de Asuntos Exteriores (siendo el actual ponente permanente para Turquía) y Derechos Humanos. Antes ha sido Secretario de Estado de Política Territorial (2018-2019) en el Gobierno español; diputado nacional (2011-2018); diputado autonómico (2007-2011) y vicepresidente de la Junta de Extremadura (2004- 2007).
– ¿Qué cree que puede aportar a Extremadura si sale elegido eurodiputado?
– La próxima legislatura europea, que se desarrollará durante los próximos cinco años, será clave. Vendrá marcada por políticas de seguridad y defensa, motivadas por la guerra en Ucrania; por ajustes del Pacto Verde y lucha contra el cambio climático, y por la digitalización, incluida la inteligencia artificial. Ante estos retos, creo que mi experiencia de cinco años en el Parlamento Europeo facilita mucho las cosas. Además de estos cinco años, puedo aportar una experiencia enorme también en política nacional. He hecho mi vida política como alto cargo de la Junta de Extremadura desde finales de los años 80, en muchas posiciones, todas ellas relacionadas con la Unión Europea. Por destacar algunas, he sido vicepresidente de la Junta, he sido miembro del Comité Europeo de las Regiones, y he sido representante de Extremadura en el Congreso de los Diputados donde fui miembro de la Comisión mixta de Asuntos Europeos y de la Comisión de Asuntos Exteriores. Creo que mi bagaje para el Parlamento Europeo es una enorme experiencia y conocimiento directo y práctico de la vida política de Extremadura, de sus necesidades, y de su agenda europea.
– Después de cinco años como eurodiputado, ¿qué ha aprendido sobre la eficacia de las políticas europeas y qué le ha desencantado?
– No me ha desencantado nada, en parte porque ya tenía un conocimiento previo de las instituciones desde Extremadura, por el trabajo de la Oficina de Extremadura en Bruselas que impulsamos desde la Junta, y desde el Congreso de los Diputados. Esto me dio una idea bastante clara de lo que Unión Europea puede y no puede hacer antes de mi período como eurodiputado. Sí hay un mayor conocimiento de las lógicas de negociación en la UE: somos más de 700 diputados, representando a más de 500 regiones. Esto da una dimensión de que hay que engarzar las cuestiones regionales en otras políticas generales de la UE, como puede ser el reto demográfico, donde tener más aliados. Es cierto que hay asuntos que son particulares a nuestra región, en los que yo me he batido, como el tabaco o el toro de lidia, separando mi voto del voto del grupo, y defendiendo a mi región. Pero es importante conocer estas lógicas de negociación para saber cómo llevar tu agenda regional conectada a una agenda más extensa.
– ¿Ahora que está usted de campaña, cuáles son las grandes lagunas que detecta en los extremeños sobre la Unión Europea y su funcionamiento?
– Las europeas son unas elecciones, no unas oposiciones. Esto son unos comicios, como los demás, como las locales, regionales y nacionales: a nadie se le pide que conozca la ley de Bases del Régimen Local para votar en las municipales. Es lo mismo con la UE. Creo que hay que quitar un poco de leyenda a las elecciones europeas, de que son lejanas o complejas. Son absolutamente sencillas: en este caso, se trata de volver a parar a la alianza de la derecha y la extrema derecha, de tal manera que lo que no quisimos los españoles en las elecciones generales del verano pasado para España, tampoco lo queramos para Europa.
–En qué medida se puede defender los intereses de Extremadura, y cómo lo hará usted, integrado en un partido y en una institución trasnacional donde confluyen muchos intereses?
–En el Parlamento hay más de 700 diputados, que representan a todo tipo de regiones en la UE: insulares, rurales, urbanas... Por tanto, es una pretensión ingenua creer que vas a poder imponer allí, en un sitio de tantos intereses cruzados, los intereses de una sola región. Mi idea ha sido siempre vincular los intereses de nuestra región, a proyectos, planes, programas y políticas más generales, donde encontrar más aliados. Por ejemplo, la enmienda que promoví para incluir la Ruta de la Plata se enmarcó específicamente en la revisión del reglamento de la red transeuropea de transporte. De lo contrario, es un ejercicio que se agota en sí mismo: no puedes convencer a 700 colegas de que la agenda de tu zona es exclusivamente importante. De esta manera, sólo se pueden conseguir gestos meramente estéticos, que quedan desechados de la legislación final. Esta es mi experiencia de los últimos cinco años: los asuntos de agenda regional requieren encajarlos en cuestiones más generales, donde generar sinergias con colegas de otros países y partidos con agendas similares.
–Medio ambiente, seguridad, migración, políticas sociales, defensa de los consumidores o economía, ¿En qué orden y por qué cree que debe actuar la UE en estos momentos, de los temas mencionados, a qué debería darle prioridad en su opinión?
–La Unión Europea está equipada para hacer varias cosas a la vez. No obstante, desde el prisma de la situación actual, esta legislatura augura un esfuerzo en materias de seguridad y defensa, motivados por la guerra en Ucrania y la situación internacional. Como posición española y extremeña, la agenda debe venir dada por una lección que podemos extraer de esta legislatura: se debe priorizar una mayor y mejor comunicación del mundo agrario de la UE, y las políticas verdes, entendiendo que la primera víctima del cambio climático son los sectores económicos que dependen del clima. A una empresa fabricante de coches le da igual producir a un 1ºC más o menos. Sin embargo, la agricultura y la ganadería pueden ser las primeras víctimas del cambio climático por la falta de agua. Por eso, se debe hacer una política muy consensuada, conjugada y dialogada entre el campo y la agenda verde. Esta conexión y coordinación debe ser un aspecto esencial desde la óptica territorial en esta legislatura. Por último, desde el punto de vista ideológico, los socialistas haremos un gran hincapié en las políticas sociales, en las que ha habido un gran avance en la UE. No olvidemos que la UE estaba inicialmente diseñada para facilitar el comercio. Ahora, la UE está equipada no sólo con políticas dirigidas a la productividad, sino a la redistribución: salario mínimo, jornada de trabajo, pensiones...
– ¿Diría que en España se va a votar en clave nacional y que el resultado del 9 de junio dará pistas sobre si los ciudadanos españoles están más con Feijóo o con Pedro Sánchez?
–Creo que es, de alguna forma, inevitable que la vida política nacional cope el debate de las europeas. Personalmente, me gustaría que existiera un espacio para que la ciudadanía perciba que en estas elecciones su voto sirve para determinar políticas claves, no sólo las grandes políticas sobre Ucrania o el cambio climático, sino en su vida diaria, como el cargador único. Sobre si el contenido de esta campaña es en clave nacional o europea, siempre pido a la gente que se fije en qué habla la derecha y la ultraderecha, y en qué no habla. Ellos hablan de cosas que ya no existen, que no están en las encuestas, y que no figuran entre las preocupaciones de la gente, como de los herederos de ETA, o del procès, enterrado por los catalanes eligiendo en las urnas un Parlamento Catalán donde no hay, por primera vez en democracia, una mayoría nacionalista. De lo que no habla la derecha es, por ejemplo, de economía. Los ministros de economía han sido siempre las víctimas preferidas de la oposición, diana de todo tipo de críticas, interrogatorios y preguntas sobre dificultades económicas. Y, cuando la derecha y la ultraderecha no hablan de economía, hay que preguntarse por qué. La respuesta es que, si preguntan de economía, van a recibir una enorme ducha de datos económicos extraordinariamente buenos: crecimiento económico, crecimiento de empleo de calidad, afiliaciones a la seguridad social, reducción de deuda pública... Como tampoco hablan del clima de concordia entre Cataluña y el resto de España. Si la derecha y la ultraderecha quiere convertir la campaña europea en otro plebiscito sobre Pedro Sánchez, ya perdieron uno el año pasado: bienvenidos a una segunda derrota en los próximos días.
–¿Qué papel cree que debe tener la Unión Europea en un escenario internacional como el actual donde no se difumina la tensión entre Occidente y Oriente?
–La política exterior de la UE ha sido, precisamente, el asunto del que me he estado ocupando durante los últimos cinco años. Por tanto, tengo una idea bastante clara. La capacidad de la UE para influir mediante el llamado 'poder blando' se ha erosionado mucho. La UE tiene que comenzar a entender que la 'realpolitik', la política con medios de seguridad y militares, es inevitable en los próximos años. Que la UE haya sido siempre un proyecto de paz, no quiere decir que sea un proyecto desarmado. En un escenario internacional tensionado, con cada vez más regímenes iliberales y autoritarios, la UE tiene que servir de recordatorio de que es posible conjugar bienestar económico, con justicia social, y con libertades públicas y ciudadanas. Esta combinación de riqueza, distribución y libertades es una fórmula casi inédita en la historia: hay países que son tan ricos como la UE, sin un sistema de sanidad gratuita. El papel internacional de la UE es demostrar que es posible conjugar estas tres características, y simultáneamente aparecer en el mundo con un lenguaje adaptado a los tiempos, donde el 'poder blando' ya no es tan efectivo. Como decía Borrell, la UE tiene que aprender a hablar el lenguaje del poder, además del lenguaje de la persuasión.
Elena Nevado (Cáceres, 1967), que fue alcaldesa de Cáceres entre 2011 y 2019 y hoy es diputada miembro de la Mesa de la Asamblea, va de número 20 a las elecciones europeas por el PP. Si a su partido le van bien las cosas, saldría elegida, ya que la formación de Feijóo logró 15 eurodiputados en 2019, pero esta vez la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) le concede 20.
– ¿Qué cree que puede aportar a Extremadura si sale elegida eurodiputada?
En Europa se decide el futuro de nuestra tierra. Somos objetivo 1 para la UE, nuestro campo, infraestructuras, pueblos , la política social que afecta a las familias y las oportunidades de los jóvenes siguen dependiendo de Europa. Tener presencia en el Parlamento Europeo es defender los intereses de Extremadura en el lugar donde se toman las decisiones y si salgo elegida europarlamentaria se hablará de nuestras propias necesidades.
– ¿Ahora que está usted de campaña, cuáles son las grandes lagunas que detecta en los extremeños sobre la Unión Europea y su funcionamiento?
Europa son decisiones lejanas con impacto cercano en la PAC de nuestros agricultores y ganaderos o la financiación de nuestras infraestructuras como la reapertura del Tren Ruta de la Plata, y es importante que los extremeños sientan Europa muy cerca.
– ¿En qué medida se puede defender los intereses de Extremadura, y cómo lo hará usted, integrada en un partido y en una institución trasnacional donde confluyen muchos intereses?
– Como no se defienden es no estando. Las decisiones en Europa se toman y tratan voto a voto y eurodiputado a eurodiputado. Yo defenderé a Extremadura como lo he hecho siempre, como defendí mi ciudad cuando fui alcaldesa y me votaron mis vecinos, como defendemos Extremadura desde la Asamblea y la Junta donde hoy tenemos una presidenta del Partido Popular que está transformado muy positivamente esta comunidad tras años lastrada por políticas socialistas. Hoy Extremadura crece, ya no es un infierno fiscal y nuestras empresas son más sólidas y tienen más confianza. El empleo crece y hay más justicia social. En Europa defenderé esta forma de hacer política para que la UE sea ese espacio de seguridad, progreso social y económico que dé seguridad a los ciudadanos, al campo y a nuestro tejido empresarial como ya sucede en Extremadura con María Guardiola.
– Medio ambiente, seguridad, migración, políticas sociales, defensa de los consumidores o economía, ¿En qué orden y por qué cree que debe actuar la UE en estos momentos, de los temas mencionados, a qué debería darle prioridad en su opinión?
– Todas y cada una sin excepción son importantes de la primera a la última, pero nuestro campo no puede enfrentase a las políticas medio ambientales porque no son incompatibles. En esa la lista falta el campo , nuestra agricultura y nuestra ganadería. Extremadura es campo y el campo es una prioridad.
– ¿Diría que en España se va a votar en clave nacional y que el resultado del 9 de junio dará pistas sobre si los ciudadanos españoles están más con Feijóo o con Pedro Sánchez?
-Pedro Sánchez, con sus decisiones contrarias a sus propios compromisos con los españoles, ha provocado que no se le crea aunque reconociera que miente. Mintió con sus pactos con Bildu y los separatistas, con los indultos, con la amnistía. Para él todo vale con tal de estar en la Moncloa. Porque es presidente pero no gobierna, no tenemos ni presupuesto. Nos miente hasta con su mujer. Sánchez está cercado por la corrupción en su partido, en su gobierno y en su casa. Nos dice que la oposición enfanga cuando él es el fango. Los españoles están hartos de que se insulte su inteligencia y tienen una oportunidad para decidir si quieren que políticos como Sánchez entren en las instituciones europeas.
– ¿Cuál su opinión sobre el entendimiento mostrado entre Feijóo y Meloni, la presidenta italiana que representa la extrema derecha?
– Lo que pienso es que cualquier entendimiento es mejor que el que decide el futuro de los españoles en Waterloo por siete votos. El que rompe con la igualdad de todos los españoles amnistiando a la carta a quienes no quieren ser españoles pero que están decidiendo el gobierno de España. Cualquier entendimiento es mejor que el entendimiento con los que llevan asesinos en sus listas. Ese es el entendimiento que detesto y contra el que lucho porque va contra mi tierra, contra la libertad y contra la justicia.
– ¿Qué papel cree que debe tener la Unión Europea en un escenario internacional como el actual donde no se difumina la tensión entre Occidente y Oriente?
– Europa es un espacio de libertad, democracia, convivencia pacífica, prosperidad económica y social. Europa tiene un papel geopolítico vital y debe contribuir a poner fin con su mediación a los conflictos que nos rodean y amenazan.