Las presidentas de Madrid y Extremadura visitando Trujillo. HOY
Un país que nunca se acaba

La semana Maga de Magu

Guardiola, Ayuso y Vox. Siete días vertiginosos que han vuelto loca la política extremeña

La izquierda política extremeña ha asistido tan asombrada como entusiasmada a la semana 'maga' de la presidenta María Guardiola, no 'maga' por magia, sino 'maga' ... porque ese acrónimo trumpiano se ha convertido en un hiperónimo que engloba las políticas ultraliberales, conservadoras y polarizadoras. Hay respiro en los partidos de la oposición extremeña: la semana MAGA de MAGU amplía el campo de acción por un centro político que ocupaba la presidenta extremeña.

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Y ese centro político de Extremadura también ha asistido, no entusiasmado, sino estupefacto, a esta semana en la que Isabel Díaz Ayuso, la presidenta más MAGA de España, se ha convertido en inspiración de Guardiola, al tiempo que nuestra presidenta pactaba con Vox derogar la Ley de Memoria Histórica de Extremadura a cambio de que el partido de Abascal apruebe su decreto de rebajas fiscales. Ha sido una semana vertiginosa en la que se ha pasado de tener una línea autónoma, extremeña y con matices progresistas a convertir la neoliberal Madrid en inspiración: «Vamos a copiar todo lo que hace bien la Comunidad de Madrid, que es mucho».

Madrid es hoy el paradigma de la enseñanza concertada en detrimento de la pública, de la progresiva privatización de la sanidad, de las políticas fiscales beneficiosas para las rentas altas, del impulso de las universidades privadas y el ahogo económico de las públicas, de la proliferación salvaje de pisos turísticos, del recelo ante la inmigración y las políticas de igualdad, inclusión y defensa de los derechos del colectivo Lgtbi… Por ahora, solo se ha copiado la posibilidad de que los niños de 1º y 2º de ESO sigan en los colegios de Primaria en lugar de pasar al instituto, algo que ya sucede en Madrid.

No creo que la semana MAGA de MAGU vaya a significar un giro en la política de la presidenta extremeña. Se nota en lo de los niños en los colegios. La consejera de Educación lo ha dicho con la boca chica: se barajará, se estudiará, se planteará. Ahora empezará el debate, que espero no se haga en clave de miedo: ¿qué da más miedo, que los niños de 1º y 2º de ESO perviertan a los de Primaria o que los adolescentes de 3º y 4º de ESO perviertan a los preadolescentes de Secundaria? Porque en Madrid, la base del debate popular ha sido esa, aunque se disimulara con consideraciones pedagógicas forzadas.

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Se entiende que para evitar elecciones anticipadas se pacte con Vox la derogación de la Ley de Memoria, no deja de ser una cuestión de necesidad política a la que debemos irnos acostumbrando: o el PSOE pacta a su izquierda o el PP pacta a su derecha, a menos que, como ha sugerido Rodríguez Ibarra en la ría de Arousa la semana pasada, ante un auditorio lleno, haya un acercamiento entre el PSOE y el PP buscando fórmulas de gobernabilidad frente a los pactos con los extremos o los nacionalistas. «El PP solo habla mal del PSOE y el PSOE solo habla mal del PP; no se reconocen, se desprecian, y así no va a haber nunca entendimiento. No quiero que volvamos a las dos Españas», razonó Ibarra en un foro gallego sobre el mundo rural celebrado en Cambados.

Y aquí aparece la bicha: el nacionalismo catalán y, digámoslo claro, el nacionalismo madrileño, disfrazado de nacionalismo español, como acicates para excitar el voto a la contra en cada lado del espectro político. La diferencia está en que Sánchez necesita a los nacionalistas tanto como Guardiola necesita a Vox, ¿pero a Ayuso? La semana MAGA de MAGU puede quedar en anécdota o indicar un cambio de rumbo que hará temblar el mapa político extremeño. Como diría Miguel Ángel Aguilar: Veremos.

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