Era avalista de una empresa relacionada con el sector de la construcción y con la llegada de la crisis económica de 2008 se encontró con ... unas deudas a las que no podía hacer frente. «Perdí todas mis propiedades, entre ellas una nave, pero seguía debiendo un dinero que no podía pagar», explica un vecino de Badajoz que prefiere no dar su nombre.
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Ahora, dos años después de iniciar el proceso que marca el mecanismo de segunda oportunidad, ha recibido una resolución favorable de su solicitud y sus deudas han desaparecido. Es decir, ya no debe nada. «La semana pasada me han exonerado de una deuda de 218.000 euros que mantenía desde la crisis de 2008», añade.
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Él se enteró por la prensa de la posibilidad de lograr el EPI (Exoneración del Pasivo Insatisfecho) para sus deudas. Así ha sido. «Se trata de una figura que permite que se responda de una deuda únicamente con los bienes presentes, no con los futuros», explica Gustavo Gómez, abogado especialista en derecho concursal.
Es decir, es un mecanismo legal por el que una persona con deudas puede lograr la exoneración de las mismas si es capaz de demostrar que no puede hacer frente a ellas.
Por el camino se ha quedado sin nada. Todos sus bienes fueron liquidados para, en la medida de los posible, pagar a sus acreedores. «Contaba con ello, no me preocupa; arrastro esta situación desde hace 15 años y lo único que quería era limpiar todas mis deudas y tener un balón de oxígeno para poder seguir mirando al futuro», expone aliviado este pacense de 49 años de edad.
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En todo este tiempo, él ha tenido que seguir haciendo frente a sus deudas y a sus gastos. «Lo he ido haciendo como podía; sobreviviendo con empleos precarios en los que cobraba el salario mínimo», comenta. Al tener unos ingresos tan reducidos no le han llegado a embargar la nómina. «También tengo que pagar una pensión de manutención (que es una deuda que no se exonera) y nunca he dejado de hacerlo», asegura.
Esta explicación no es un detalle menor. Para lograr la exoneración de las deudas mediante el mecanismo de segunda oportunidad se debe acreditar, y el juez tiene que confirmar que así es, la buena fe del deudor. «Que haya intentado pagar, que no haya generado la deuda de manera fraudulenta», explica ese concepto el abogado Gustavo Gómez, que fue quien le llevó el caso.
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El objetivo del mecanismo de segunda oportunidad que se recoge en la Ley Concursal es reinsertar en la economía a personas que se han quedado fuera a causa de sus deudas. «La idea es que vuelvan a ser productivos para el sistema; que tengan la oportunidad de generar riqueza», informa Gómez.
Es una máxima que se cumple en este caso. «Estoy dado de alta como autónomo en el sector de los seguros», informa el beneficiario del mecanismo de segunda oportunidad, que tiene la esperanza de que la exoneración de sus deudas se convierta en un nuevo comienzo para él a nivel laboral.
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