A. Gilgado
MÉRIDA.
Martes, 26 de marzo 2024, 08:27
Ángel de las Heras es polifacético. Arquitecto, canta en varias agrupaciones corales de la ciudad y conoce como pocos las imágenes de la Semana Santa de Mérida. Ejerce de lo que en el argot cofrade se llama vestidor.
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–¿De dónde saca usted el tiempo ... para llegar a todo?
–Me encanta y me interesa mucho la vida cultural de Mérida. La música es mi pasión. Estoy en varias corales y lo de la Semana Santa es de toda la vida. Empecé en el Calvario y ahora estoy también en la Sagrada Cena.
–¿A cuántas imágenes viste?
–Soy el vestidor de todas las imágenes de la Cena, de las dos vírgenes del Calvario –la amargura y dolores– y la Virgen de Nazaret de la Veracruz.
–¿Cómo empezó usted en esta tarea cofrade?
–Desde pequeño. Cuando el Calvario estaba en Santa María. María Teresa Alonso me inició. Era su ayudante. María Teresa Alonso fue el gancho.
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–¿Qué es lo más complicado en esta tarea?
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–Buscar las proporciones y enfatizar los matices del rostro. No salen dos tocados iguales. No se repite, de un año para otro, por ejemplo. Lo que sí es importante es mantener un estilo. La amargura es muy distinta al patrocinio o los dolores. Cada rostro muestra algo distinto.
–¿Hay alguna imagen a la que usted tenga especial devoción?
–No. Cada imagen transmite un sentimiento muy singular. Sí destacaría el momento en el que estás de tú a tú. Me siento un privilegiado porque soy testigo de la potencia que transmiten y que se ve al tenerlas tan cerca.
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–¿Qué elementos usa usted?
–En textiles hay una variedad muy amplia. Tenemos blonda y estocado, sedas o mantillas. Hilos de oro también. Manejamos mucho material. Y muy valioso.
–¿Hay alguna imagen a la que le gustaría vestir en Mérida?
–No lo sé. Pero los vestidores vemos las imágenes de una forma distinta. Me fijo en muchos detalles y eso también me gusta. Buscar esos detalles.
–¿Son exigentes las hermandades con los vestidores?
–Nos dan mucha confianza. Las hermandades marcan las líneas principales. Quieren que sus titulares vayan según el estilo de la hermandad. Y dentro de ese estilo, nos dan mucho margen de maniobra. Nosotros concebimos nuestro trabajo como una obra de arte sobre otra obra de arte.
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–¿Cómo es la relación con otros vestidores?, lo digo por destacar un trabajo invisible muchas veces en la Semana Santa.
–Yo tengo de referencia a María Teresa, que fue la que me inició. Y hay que reconocer también a Antonio Miranda. Mérida tiene muy buenos vestidores de imágenes. Pedro, Fausti, Carlos. Mérida tiene la suerte de contar con grandes vestidores. Entre nosotros hay una conexión y muy buena. El día más complicado para mí es el sábado. Hay que vestir de gloria a las vírgenes. En un día visto a las cuatro dolorosas. Es muy intenso.
–Ya que estamos, ¿cómo afronta el viacrucis con la capilla gregoriana?
–Con la capilla gregoriana cumplimos este viacrucis 25 años. Participé el primero y no he faltado ninguno. El momento de pisar el Anfiteatro y cantar esas oraciones es algo que no se puede expresar. Te vienen muchas emociones de golpe. Tienes a una imagen del siglo catorce y estás en un recinto coetáneo a los hechos que estás cantando. Y este año, con el impulso del Papa al viacrucis, tenemos además una responsabilidad más especial. También porque cumplimos veinticinco años. No haremos nada especial, pero a nivel interno, para nosotros es algo especial.
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