![La Siberia, Villuercas y La Serena son las mancomunidades que más se despueblan](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/04/19/despoblacion-RBfwMI27KoNN6sjY5xugNQP-1200x840@Hoy.jpg)
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La Siberia es la mancomunidad extremeña que más se ha despoblado en la década comprendida entre los años 2012 y 2022, seguida de cerca por las de Villuercas-Ibores-Jara y La Serena, según el último Atlas Socioecónico de Extremadura. En concreto, la agrupación ... de municipios que lidera esta clasificación ha visto decrecer su padrón en un 12,96%, y las dos siguientes en un 12,92% y un 12,86%, o sea, porcentajes similares.
Presentan también números rojos parecidos las siguientes en la tabla: Sierra de San Pedro y Trujillo, con descensos del 12,56% y el 12,01%, respectivamente. También han menguado los censos en cifras de dos dígitos en Tajo-Salor (-11,41%), Sierra de Montánchez (-11,33%) y Sierra de Gata (-10,42%), según la publicación que edita el Instituto de Estadística de Extremadura, en colaboración con el Grupo de Investigación de Economía Regional y Espacial de la Universidad Autónoma de Madrid.
El análisis demográfico de las 28 mancomunidades extremeñas aporta un dato ilustrativo sobre el alcance del fenómeno de la despoblación: en el periodo estudiado, han perdido habitantes todas menos una. La excepción es Lácara Sur, que ha ganado un 1,36%. Pero esta última cifra es positiva gracias al crecimiento que esa agrupación experimentó durante el lustro 2012-2017. Porque en el siguiente, el de 2017 a 2022, se equiparó a las otras 27 y evolucionó en negativo.
De hecho, la comparativa entre el ritmo de caída en el primer lustro y el segundo en el conjunto de las mancomunidades aporta otra conclusión: en 19 de las 28, la merma poblacional fue mayor en el primer quinquenio que en el segundo. Con este dato en la mano, podría interpretarse que la despoblación se ha ralentizado, porque en rigor es matemáticamente así, pero Antonio Pérez, profesor de Geografía de la Universidad de Extremadura y autor de varias publicaciones que abordan la cuestión demográfica en la comunidad autónoma, aporta luz. «Es normal –explica él– que pierdan menos población en el segundo lustro de la década que en el primero, y probablemente al siguiente perderán menos todavía, algo lógico porque cada tienen menos población». «En esto ocurre como con los pozos: cuanta más agua sacas, menos agua queda por sacar», ilustra en tono pedagógico el experto, que tiene claro que «tras el problema de la despoblación hay mucha teoría pero ninguna medida práctica que haya obtenido resultados de calado».
Tal como expone, la palabra despoblación, o su expresión equivalente reto demográfico, aparecen en nombres de comisiones, grupos de trabajo, consejerías y otros instrumentos de las administraciones locales, provinciales, autonómicas y nacionales, desde hace años. Se estudia el problema, se plantean posibles soluciones, se exploran iniciativas, pero cada año, el Instituto Nacional de Estadística certifica que el problema no solo sigue existiendo, sino que incluso empeora. «Hay pueblos –analiza Pérez– que ya no pueden perder mucha más población porque solo quedan en ellos vecinos mayores que irán muriéndose, y no hay apenas juventud que pueda aportar bebés, una realidad vegetativa que podría compensar la llegada de emigrantes, pero no hay perspectiva de que eso vaya a ocurrir».
Antonio Pérez
Profesor de Geografía de la UEx
Son localidades abocadas a la despoblación, con un futuro demográfico gris oscuro. Y en La Siberia ocurre más que en ninguna otra mancomunidad. Lo ilustra un dato: los cuatro municipios pacenses que más habitantes han perdido en la última década están en esa comarca. Son Sancti-Spiritus (34% de caída), Villarta de los Montes, Baterno y Castilblanco. Y en la provincia de Cáceres hay pueblos que en el último decenio han perdido más de un 40% de su población, como Descargamaría y Villamiel.
«Hay que tomar conciencia –propone Antonio Pérez– de que en este asunto, hay batallas que están perdidas, aunque podemos ganar la guerra en algunas zonas». ¿En cuáles? «Pueden tener futuro aquellas donde el turismo rural o a la modernización de la agricultura, sobre todo las zonas de regadío, o la solución de los problemas del campo o la llegada de industrias, permitan retener población y atraer nuevos pobladores».
Antonio Pérez
Profesor de Geografía de la UEx
Pero no vale cualquier proyecto empresarial. No todos tienen el impacto suficiente sobre el empleo como para cambiar dinámicas demográficas regresivas, plantea el experto. «Se habla mucho de las fotovoltaicas, y se destaca la gran cantidad de energía limpia que produce Extremadura gracias a ellas, pero es mentira que estén generando empleo y fijando población. Se nutren de trabajadores que vienen para unos pocos meses y luego se marchan».
«El problema de la despoblación solo se solucionará de verdad atrayendo nuevos habitantes –plantea Pérez–. Y esto se logra a través del empleo. Y cuando hablo de emigrantes, incluyo a los más de 500.000 extremeños que viven fuera de la región y que forman una masa potencial de nuevos residentes muy importante». Pero para que ellos regresen a su tierra, o para que vengan nuevos habitantes de cualquier procedencia, hace falta «trabajo en buenas condiciones».
«No basta con ofrecer un empleo –expone el profesor–. Hay que ofrecer un empleo digno con un salario digno. Clamamos por formar formar a nuestros jóvenes, pero terminan sus estudios y las empresas les ofrecen mil euros o menos. Así es difícil convencerles».
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