Siete meses después de comprar las industrias, la empresa de Ricardo Leal logra que Balboa y el resto del negocio vuelva a funcionar, aumentando su facturación y el número de empleados
La sede administrativa del Grupo Gallardo en Jerez de los Caballeros está cerrada. Una verja cierra el paso del edificio. Pero la desoladora imagen de un inmueble sin vida en realidad es equívoca.
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Justo enfrente, las antiguas naves de Gallardo, las que dieron origen al ... grupo que montó el empresario Alfonso Gallardo para forjar un imperio de acero, tienen más vida que nunca. La misma vida que tiene Jerez (9.190 habitantes) como ejemplo industrial de Extremadura.
El grupo Cristian Lay, fundado hace casi cuatro décadas por el también jerezano Ricardo Leal Cordobés, compró Gallardo en agosto del año pasado. Con esta adquisición ha moldeado un entramado empresarial que ha permitido sostener el músculo económico y social de una de las zonas más olvidadas de Extremadura, y de paso, de la propia región.
En el suroeste de la comunidad, con unas deficientes comunicaciones por carretera, Jerez recupera su pulso industrial un año después de comenzar una pandemia y tras salvar un Grupo Gallardo que parecía condenado a la práctica extinción después de que asumiera su control un fondo de inversión, KKR.
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«Lo mejor que ha podido pasar es que se lo quede Cristian Lay. La continuidad de Gallardo en manos de Ricardo Leal y su familia», razonan, café de por medio en la terraza del bar Mijina, Miguel Gil (49 años) y Daniel Sánchez (65). «Hubiera sido muy duro tirar por la borda lo que supuso crear el Grupo Gallardo en este pueblo; y así tenía toda la pinta hasta el verano pasado», agrega Sánchez, trabajador de Gallardo durante tres décadas. «Aquí hay mucho empleo en juego, y si se pierde sería tremendo», refrenda Gil, que trabaja en un matadero de porcino de Fregenal.
En Jerez reina el alivio y la confianza de nuevo, aunque como suele ocurrir no todos están satisfechos plenamente porque ya no existan dos grupos industriales sino solo uno.Aunque este, Cristian Lay, presente unos números positivos. El balance provisional al terminar el año 2020 indica que logró facturar 782 millones de euros y mantener una plantilla de 2.900 empleados distribuidos con 24 empresas. Unos 100 millones los aportó el recién comprado Grupo Gallardo, con unos 1.000 empleados entonces.
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Apuesta de riesgo
«No es algo que inicialmente se pensara, en absoluto. Pero la realidad ha hecho que una operación que no se contemplara hace años, sí se haya hecho al final. Mi padre tenía algunas dudas, pero nosotros (Miguel Ángel, Víctor y Jesús, sus tres hijos con responsabilidad en Cristian Lay) lo veíamos claro», explica Miguel Ángel Leal Adame.
El hijo mayor (41 años) y director ejecutivo de la división industrial del grupo señala de esta manera cómo se fraguó la adquisición del Grupo Gallardo. Una compra adelantada por HOY el 10 de julio del pasado año.
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Antes, el día 2, este periódico avanzó que Cristian Lay quería comprar el conglomerado metalúrgico creado por Alfonso Gallardo bajo control de KKR desde noviembre de 2019. En realidad el fondo de inversión no quería gestionar el grupo extremeño, su intención era trocearlo para vender algunas empresas y cerrar otras.
Llegó a tener muy avanzadas las negociaciones para que el buque insignia, Siderúrgica Balboa, fuera adquirido por la sociedad gallega Megasa. Pero Cristian Lay pujó fuerte e hizo cambiar el final de la película.
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La propuesta de compra de Ricardo Leal, que tiene 65 años, incluía, además de asumir todas las empresas de Gallardo y sus empleos, una ampliación del capital del grupo de 70 millones, y pagar íntegramente la deuda a proveedores, cantidad cifrada en otros 30. Además, no pidió una quita de la deuda bancaria. Esto es, se comprometió a abonar íntegramente lo adeudado, unos 145 millones.
En agosto la firma de las escrituras hicieron oficial a la integración de Gallardo en Cristian Lay. «Hoy sigue siendo un reto tan ilusionante como entonces. Estamos teniendo el compromiso de la gente, de los trabajadores, y el negocio está yendo bien, mejor de lo esperado», resume Miguel Ángel Leal.
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De forma específica, concreta que han vuelto a la actividad normal Alfonso Gallardo SL, con cerca de 60 trabajadores, Ferromallas (35 empleos), Corrugados Getafe, (130), Corrugados Lasao (35), Almacenes Marceliano Martín (120). Y por supuesto Siderúrgica Balboa, con una plantilla que ronda los 500 empleados.
La marcha de la acería simboliza la marcha del grupo de Ricardo Leal. «Cuando asumimos su gestión apenas había existencias y solo se podía contratar material con cuatro empresas de chatarra. Hoy son 50», dice el responsable ejecutivo de Cristian Lay. El mercado del acero, que ha pasado por una época crítica en los últimos años, atraviesa ahora un buen momento.
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Las cifras:
782 millones facturó, al cierre de 2020, el grupo industrial Cristian Lay, según datos provisionales. De ellos, cerca de 100 los aportó el grupo Gallardo tras su compra en el verano del año pasado.
2.900 empleados contabilizó el grupo fundado por Ricardo Leal Cordobés. Una buena parte son puestos de trabajo extremeños. Siderúrgica Balboa aporta ahora 500 trabajadores
500 camiones diarios, aproxidamante, cargan y descargan en la acería tras la reactivación de esta empresa. Cristian Lay trabaja ahora con 50 empresas chatarreras; cuando compró Gallardo solo 4 aportaban material a la factoría
El grupo empresarial jerezano empezó a pagar a proveedores y compró materia prima más que suficiente para iniciar la reactivación. Una política muy acertada porque desde enero de este año se ha encarecido mucho. Apenas se encuentran existencias para fabricar acero, hay desabastecimiento. Y, además, el precio del producto final elaborado en la siderurgia es más que interesante. Cristian Lay va sorteando las dificultades de comprar chatarra al lograr de media un stock de 80.000 toneladas para fundir.
Diversificación
Cerca de 500 camiones transitan cada día, bien para descargar chatarra o para transportar perfiles y otros productos siderometalúrgicos terminados, por las instalaciones de Siderúrgica Balboa, a seis kilómetros del casco urbano de Jerez.
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«La apuesta en común que se hizo por las empresas del Grupo Gallardo está funcionando y lo está haciendo en un contexto económico y sanitario muy difícil», admite Leal. De hecho, se está estudiando la posibilidad de reabrir dos empresas que llevan cerradas desde hace meses. Una es Galvacolor, también asentada en Jerez y que cerró en 2018 cuando tenía 94 trabajadores; la otra está en el País Vasco, la acería de Corrugados Azpeita.
«La gente ha sufrido mucho y en los últimos años casi todo han sido malas noticias. Ahora hay más tranquilidad», reflexiona Daniel Sánchez, que cuenta a HOY que fue trabajador durante casi toda su vida en las antiguas naves de Alfonso Gallardo S.L., situadas a pocos metros de la sede del grupo Cristian Lay.
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En esa sede está la empresa matriz, Cristian Lay, de venta por catálogo de productos de cosmética, bisutería, complementos, relojes y joyas. Un sector de negocio especialmente golpeado por la pandemia, confiesa Miguel Ángel Leal. Otros, como los relacionados con la higiene personal, el cartonaje o las renovables marchan de forma más positiva.
Un imperio creado a partir de la venta directa por catálogo
La historia de Cristian Lay se remonta a 1981, cuando Ricardo Leal Cordobés decide poner en marcha un modelo de negocio singular. Creó la primera empresa española de venta directa por catálogo. En 1996 empezó su proceso de diversificación. Y en 2014 nació oficialmente el Grupo Industrial Cristian Lay. Hoy, su entramado empresarial se estructura en varias divisiones: industria, energías renovables, química y consumo.
En Industria incluye como empresas más destacadas, además del Grupo Gallardo, a Perseida Belleza (perfumería, higiene personal y bucal, cuidado corporal, y protección solar), con instalaciones en Jerez; Ondupack (en Almendralejo), que hace cartón ondulado; Murcia Cartón (envases de cartón); Gas Extremadura (gas natural); y a Matías Gomá (papel reciclado, en Tarragona).
En energías renovables cuenta con Alter Enersum, promotora de plantas solares fotovoltaicas, en crecimiento en los últimos tiempos; o GES, dedicada a la construcción y mantenimiento de plantas eólicas y fotovoltaicas. En el apartado químico sobresale la compra de Iqoxe, referente en España en la producción de óxido de etileno (OE), glicoles etílicos y derivados de OE. En consumo incluye a una agencia de viajes.
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