![Los silos que no encuentran comprador en Extremadura](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202204/13/media/cortadas/reg%20silo%20Llerena%203-RMtv3armE3N2g1oenWsNeTP-1248x770@Hoy.jpg)
![Los silos que no encuentran comprador en Extremadura](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202204/13/media/cortadas/reg%20silo%20Llerena%203-RMtv3armE3N2g1oenWsNeTP-1248x770@Hoy.jpg)
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Nuevo intento. El enésimo. El Ministerio de Agricultura quiere intentar una operación imposible desde hace casi una década: desprenderse de antiguos silos extremeños, pertenecientes a lo que fue la red básica de almacenamiento público del Estado. Busca, otra vez, que alguien los compre. Para eso ... ha sacado un concurso con el objetivo de que una empresa realice una nueva tasación de cinco de ellos en Extremadura. Que los valore «distinguiendo el valor del suelo y valor del vuelo, y valor de mercado de cada unidad de almacenamiento».
En el fondo, lo que se pretende es poder sacarlos, otra vez, a subasta pero a un menor precio que en otras ocasiones. Las dos últimas fueron en 2018 y el pasado 2021. Subastas que quedaron desiertas. Los antiguos edificios de almacenamientos de granos que se pretenden enajenar, propiedad del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), son los de Azuaga, Llerena, Don Benito, Cáceres y Badajoz.
Los silos han sido fundamentales en épocas pasadas para garantizar contar con cereales. No solo para, desde la Administración, regular el precio del pan, por ejemplo, sino para garantizar el abastecimiento a toda la población en tiempos de cosechas desastrosas por sequías.
En España, a partir de la década de 1940, se puso en marcha el Servicio Nacional de Trigo. Se empezaron a construir centenares de silos de almacenamiento en las comarcas de todo el territorio extremeño. Pero a partir de la década de 1980 fue, sobre todo, cuando cayeron en desuso por un doble motivo.
De un lado, político. En 1984, para entrar a formar parte de la Unión Europa, la Comisión Europea exigió a nuestro país que fuera desmontada la intervención estatal en el sector de los cereales. De otra parte, un motivo agrícola: la superficie de cereales comenzó a caer drásticamente en la región para dar paso a miles de hectáreas para cultivos de regadío.
Entonces, el Gobierno central se los cedió a las comunidades autónomas aunque durante el Ejecutivo de Mariano Rajoy los recuperó para intentar sacar ingresos por sus ventas. Así el Estado recuperó la titularidad de 17 silos extremeños.
Algunos de ellos sí han encontrado comprador (los casos de los silos de Mérida, Montijo y Villafranca de los Barros, estos dos últimos adquiridos por empresas agrícolas) o un nuevo dueño público, los ayuntamientos. Algunos consistorios los destinaron a albergar el espacio para la creación joven, como sucedió en Jerez de los Caballeros y Coria.
Sin embargo, el Ministerio de Agricultura no logra 'colocar' los antiguos silos de dos municipios, Azuaga y Llerena, de la gran comarca cerealista de Extremadura como es la Campiña Sur. Y otro en la cabecera de las Vegas Altas, el de Don Benito.
El silo de Llerena está ubicado en las proximidades de la vía del tren. Ocupa una superficie de 3.341,50 metros cuadrados. Ahí se construyó un silo con unas naves adosadas, un edificio para vestuarios y una caseta para los aseos. Su antiguo valor de tasación se situó en 499.599 euros. Salió a subasta por esa primera cantidad y no encontró comprador. Se fue rebajando la puja hasta los 179.000 euros pero tampoco apareció nadie.
Mientras, el de Azuaga ocupa una superficie mayor que su vecino llerenense: 8.651 metros cuadrados. Su primitivo valor de tasación alcanzó los 533.685 euros. Por esa cantidad salió a puja, cayendo hasta los 327.749 euros. No sirvió de nada. Subasta desierta. Por su parte, el silo de Don Benito ocupa una superficie de 5.812 metros cuadrados y tuvo un valor de tasación de 635.000 euros.
Aparte de los antiguos silos de Badajoz y Cáceres, el Ministerio de Agricultura es titular de otros antiguos almacenes que no han sido adquiridos todavía como los de Trujillo y Abertura, ambos en la provincia cacereña.
Sin embargo, el concurso que acaba de sacar Agricultura para realizar una nueva tasación solo vincula a los cinco referidos inicialmente. De esta forma, los edificios de Azuaga, Llerena, Don Benito, Cáceres y Badajoz son los que parece concitar el mayor interés de Gobierno para conseguir que alguien los adquiera.
Hay entidades o colectivos que propugnan que los viejos silos se rehabiliten al menos «de forma sostenible» y, en ningún caso, sean carne de demolición. Es lo que propugna Proyectos Silos. Se presenta como un colectivo de estudiantes de arquitectura de España, Portugal e Italia que abogan «por poner en valor» el patrimonio arquitectónico.
Abogan porque los almacenes de grano re rehabiliten «de forma sostenible», porque «lo que se ha hecho hasta el momento en España suele ser bastante agresivo».
Proyecto Silos incide en que hay casos conocidos dignos de mención en los que sobre esos inmuebles se han puesto sedes de gobiernos locales, rocódromos, miradores, hoteles, viviendas o residencias de estudiantes.
Uno de los municipios extremeños que ha aprovechado su antiguo silo es La Albuera, localidad situada a 19 kilómetros de Badajoz y con algo más de 2.000 habitantes censados. Y lo ha hecho para un uso muy alejado de lo que era el edificio. Allí, desde el año 2011, se ubica el nuevo edificio consistorial, el nuevo Ayuntamiento. Trasladar a ese viejo inmueble agrícola las nuevas dependencias municipales de La Albuera supuso una inversión apreciable, un coste de 590.000 euros. La actuación se realizó en dos fases, ambas incluidas en el Plan E, y supuso más que la remodelación del edificio (como se anunciaba en la memoria del proyecto) su transformación en la práctica. Y no solo del inmueble sino de la parcela en la que se ubicaba desde hace décadas.
La reforma posibilitó la creación de cinco plantas y una planta baja. Según contó en su día el Ayuntamiento se pudo conformar amplias zonas administrativas, despachos, salas de esperas y salón de actos, «bajo el exponente de ganar confortabilidad y calidad de los servicios».
Mientras, en Alía (780 vecinos), en la comarca cacereña de Villuercas-Ibores-Jara, se ha reutilizado para albergar un museo interdisciplinar como múltiples salas para exposiciones temporales de pintura, escultura o incluso de efectos especiales creados por el extremeño Reyes Abades.
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