![María Josefa Victoria junto al voluntario de la Fundación Grandes Amigos que le acompaña una vez a la semana.](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/12/13/personaquevivesola-RpxsU9iqFpFimJiQaJN8AoO-758x531@Hoy.jpg)
![María Josefa Victoria junto al voluntario de la Fundación Grandes Amigos que le acompaña una vez a la semana.](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/12/13/personaquevivesola-RpxsU9iqFpFimJiQaJN8AoO-758x531@Hoy.jpg)
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María Josefa Victoria Candela es de Trujillo, está a punto de cumplir 80 años y es una de las usuarias de Grandes Amigos, un fundación que trabaja en todo el país para evitar la soledad de las personas mayores a través del acompañamiento con ... voluntarios y de forma telefónica.
Vive sola desde que se emanciparon hace 15 años sus dos hijas y, todos los martes, recibe la llamada telefónica de Marta, una voluntaria que dedica parte de su tiempo a charlar con ella, al igual que Sebastián Berlanga, otro voluntario que la visita una vez a la semana.
«A mí me da mucha tranquilidad, hablamos un poco, me da compañía y me enriquece la vida. La soledad a veces es dura, pero lo llevo bien porque soy muy activa y no paro de hacer cosas», dice María Josefa mientras no para de mover las dos agujas con las que realiza punto en el salón de su casa. «También colaboro con la asociación contra el cáncer», cuenta.
«Algunas veces me pongo triste, no asimilo mi edad. No quiero ser mayor», reconoce antes de esbozar una sonrisa al hablar de sus vecinos y amigos. «Cuando necesitamos algo, siempre nos ayudamos», apunta. Eso sí, se maneja muy bien. Cocina, sale por las tardes a dar una vuelta, se junta con amigas y practica gimnasia tres veces a la semana.
«De vez en cuando hacemos alguna excursión y en Navidad la Fundación también realiza una comida o alguna fiesta. No me siento sola», comenta Josefa mientras asiente con la cabeza Sonia Hernández, responsable en Trujillo de la Fundación Grandes Amigos.
«La gente es reacia a formar parte de la Fundación porque le cuesta reconocer que necesita un acompañamiento, pero cuando empiezan se dan cuenta de que esto no es caridad, sino de verdad y afectivo, para crecer juntos, para crear una red de apoyo», explica Hernández.
Actualmente cuentan con 19 voluntarios y 30 personas a las que acompañan tanto en residencias como en domicilios. «También hacemos un llamamiento a las empresas para que donen porque gracias a ellas podemos llevar a cabo las actividades que realizamos durante todo el año. Lo que recaudamos regresa a las personas mayores en modo de fiestas, de regalos de Navidad o de vacaciones adaptadas», apunta Sonia, que indica que el problema de la soledad va en aumento en Extremadura. También cuentan con un grupo en Navalmoral de la Mata.
«Hay personas que pasan estas fechas solas, aun teniendo hijos, y eso es muy duro», indica la responsable de la Fundación. «En mi caso eso no sucede. Tengo a mis dos hijas y una de ellas vive en Trujillo. La pequeña está en Oviedo», cuenta Josefa.
Sebastián, por su parte, también acompaña a mayores en la residencia Santa Isabel de Trujillo. «El voluntariado siempre me ha gustado. Lo más satisfactorio es el agradecimiento de los demás y eso que es con algo tan insignificante como acompañar a alguien una tarde», explica Sebastián desde el salón de la casa de Josefa.
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