Solo el 7% de las excedencias laborales para cuidar a un hijo en Extremadura las piden los hombres

«Los tres primeros años de excedencia para el cuidado de un hijo menor acogido –explica el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones– tienen la consideración de periodo de cotización efectiva a efectos de las prestaciones de la Seguridad Social por jubilación, incapacidad permanente, muerte y supervivencia, maternidad y paternidad». «También se considera efectivamente cotizado a efectos de esas prestaciones –añade– el primer año de excedencia para el cuidado de otros familiares».

El porcentaje del siete por ciento de esta prestación disfrutada por hombres sitúan a Extremadura como la segunda región con la tasa más baja, solo unas décimas por detrás de Castilla La Mancha. La media nacional es 11%, y la comunidad autónoma más avanzada en este capítulo es con gran diferencia País Vasco, que alcanza el 28%. Ninguna otra llega ni siquiera a la mitad.

Los hombres, sin embargo, son mayoría entre quienes solicitan el permiso de paternidad, que les permite dejar de trabajar pero no de cobrar durante 16 semanas, las seis primeras de ellas justo después del nacimiento o de la resolución judicial o administrativa en los casos de adopción, guardia o acogimiento. El principal motivo de este diferencia es que para poder pedir una excedencia laboral hay que tener trabajo, y hay paro entre ellas que entre ellos.

El año pasado disfrutaron esta prestación en la comunidad autónoma 5.323, varones según el Instituto Nacional de Seguridad Social, que a lo largo de los últimos lustros ha ido modificando de forma sustancial las condiciones de esta prestación.

Hasta el año 2007, los hombres en España tenían derecho a dos días libres por nacimiento. Al año siguiente, el Estado lo alargó hasta las dos semanas, una situación que se mantuvo hasta 2017, momento en el que se extendió a cuatro. Un año más tarde pasaron a ser cinco. Y El 1 de abril de 2019 entró en vigor una reforma que alargaba la prestación hasta las ocho semanas y le cambiaba el nombre: lo que siempre se llamó permiso de paternidad –y de maternidad para las féminas– pasó a denominarse prestación de nacimiento y cuidado del menor, distinguiéndose entre si se beneficia el primer progenitor, habitualmente la mujer, o el segundo, normalmente el varón.

Esa reforma legal, además, trazó un calendario con los siguientes cambios: en 2020 pasaron a ser doce semanas, y 16 a partir del 1 de enero de 2021, lo que supuso equiparar en este capítulo a los dos sexos, que además tienen la opción de disfrutar esos cuatro meses de continuo o de forma interrumpida, con la salvedad ya especificada de las primeras seis semanas, que son obligatorias.

La madre biológica puede adelantar el disfrute del permiso hasta cuatro semanas antes de la fecha previsible del parto. Y el Estado permite también que sean 17 semanas en vez de 16 a partir del segundo hijo o si este tiene alguna discapacidad. Otra excepcionalidad que contempla la norma es que la madre dé a luz de forma prematura o requiera hospitalización tras el alumbramiento. En esos supuestos, la prestación puede alargarse hasta un máximo de trece semanas más.

Los 5.323 extremeños acogidos a la prestación el año pasado son una cifra similar a la de hace una década. En 2011 hubo 5.313 beneficiarios, según el Instituto Nacional de la Seguridad Social. Entre 2012 y 2016, la cifra en la región se mantuvo por debajo de los cinco mil, que se superaron por poco en los dos ejercicios siguientes, los previos al 'boom' registrado en 2019, cuando se rozaron las seis mil.

Frente a los 5.313 hombres que pidieron el año pasado en Extremadura la prestación por nacimiento y cuidado del menor, hicieron lo propio 5.019 mujeres. El disfrute de estos permisos le supuso al Estado un gasto de 52 millones de euros.