Escuchar a Rosalía en Despechá provoca subidón. HOY

Spotify te conoce

Gustos musicales. La app acaba de enviar a cada cliente un estudio detallado de su personalidad

Llega diciembre y con él, el diagnóstico-balance de la aplicación musical Spotify. Seguro que muchos de ustedes lo tienen ya en su teléfono. Le habrán dicho que es su Wrapped 2022. No sé qué significa esa palabra y me da pereza buscarla. A mí ... me suena a hamburguesa o a una masa fina envolviendo comida, pero supongo que querrá decir algo así como la música que te envuelve, te define y te explica.

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Ellos, los de Spotify, o mejor, su algoritmo, se han tomado la molestia de psicoanalizarnos gratis. Analizan la música que escuchamos y nos dicen cómo somos. A mí me han dictaminado conservadurismo, dicen que soy amante de lo tradicional, que me gusta lo conocido y que mi planteamiento vital es para qué cambiar algo si funciona. Y todo eso porque este año he escuchado mucho a Los Secretos, a Pablo Guerrero, a Ana Belén y a Luz Casal por este orden.

Según Spotify, soy un poco retrógado y bastante antiguo, lo cual me fastidia porque quisiera ser tan moderno como el que más, pero si por mi música me conocerán, parece ser que rozo la decrepitud. Sin embargo, no han tenido en cuenta que, en el puesto número cuatro de mis cantantes más escuchadas, está Rosalía. Yo es que oigo 'Despechá' y me da un subidón instantáneo, es como un chute de adrenalina de efecto inmediato. Pero Spotify se queda solo con que la canción que más he escuchado ha sido 'Anastasía' de Pablo Guerrero o que he dedicado a Los Secretos 574 minutos a lo largo del año. No cuentan mis devaneos con 'Motomami' para diagnosticarme, cuando menos, un punto de vanguardia y atrevimiento.

Repasando los géneros que más he escuchado, ganan los cantautores, sigue el country rock, que no sé qué es y tampoco sabía que me gustaba, después va el pop latino y acaba con dos músicas que han puntuado muy bajo en modernidad: la clásica y el fado. Los más grave es que he dedicado 9.383 minutos a escuchar música. Por lo visto, es un 66% más que la media de los españoles. Eso son más de 156 horas, es decir, una semana entera de 2022 la he dedicado a escuchar música. Sumo el tiempo que dedico al móvil, que, según otra aplicación, es, descontando lo que paso escuchando Spotify, una media de dos horas treinta minutos al día. Eso es algo más de cinco semanas. Así que entre la música y el móvil, salen ocho semanas a lo largo de 2022, una cifra que puede parecer poco, pero comparando, he dedicado mucho más tiempo a estos entretenimientos telefónicos que a irme de vacaciones, viajar o ver museos y asistir a espectáculos. Si sumamos la tele, que no da cifras para no asustarnos, queda un plan de vida lamentable dividido entre Los Secretos, los wasaps y Los Soprano.

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He de ir procesando estos datos para tratar de cambiar el año que viene. Spotify me dice también que, analizado la música de los 430 artistas que he escuchado en 2022, es evidente que por las mañanas buscaba música guay, música dura y música alegre. Lo de guay y alegre puedo admitirlo, lo de música hardcore es imposible, pero no discutiré porque el algoritmo me conoce mejor que yo mismo. Por las tardes, debo de estar más tranquilo según el medidor porque busco música que me provoque motivación, que me insufle energía y que me cure.

¿Curarme de qué? Me temo que por ahí van las cosas. Pronto, será Spotify quien nos diagnostique, recete y cure. Mientras eso llega, seguiré nostálgico de la Transición escuchando la ilusionante 'España, camisa blanca de mi esperanza' y revolviéndome contra el tiempo que vivimos escuchando la escéptica 'Despechá'. Y que interprete Spotify lo que le dé la gana.

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