Llega la Navidad y tirar petardos es para muchos un modo de celebración más. Para otros es un acto molesto e incluso peligroso que en Extremadura puede salir caro. Las principales ciudades de la región los prohíben en sus calles e imponen multas ... de hasta 3.000 euros.
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En Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia es necesario una autorización municipal para tirar petardos en la vía pública, según las distintas ordenanzas de convivencia que en estos días se comunican a sus vecinos en formada bando, sobre todo a modo de recordatorio en unas fechas muy señaladas.
Es lo que ha hecho el Ayuntamiento pacense, que en su bando de esta Navidad ha sido muy contundente. «La alegría general que debe presidir estas fiestas puede verse incordiada por algunos desaprensivos que, faltos de imaginación, aprovechan estas ocasiones para molestar a los demás con el inusitado lanzamiento de pirotecnia recreativa (petardos, bengalas, tracas, etc.), convirtiendo lo que debe ser alegría y divertido esparcimiento en acciones que causan un profundo malestar entre los ciudadanos», se puede leer en dicho escrito.
Seguidamente, informa de la prohibición de vender petardos en los lugares que no cuenten con las correspondientes licencias. Además, su venta queda prohibida «a todas aquellas personas que pudieran estar bajo los efectos de bebidas alcohólicas o estupefacientes» y a los menores.
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En Badajoz, esta actividad se considera una infracción leve y la multa puede ir de los 30 a los 750 euros. En Cáceres conlleva sanciones de hasta 1.500 euros y en Plasencia y Mérida de hasta 3.000 para quienes incumplan esta norma de forma reiterada.
En las tiendas que venden petardos en Extremadura están en temporada alta. De hecho, esta semana será en la que registren más ventas de este tipo de artículos. Sus precios y características son muy variados, según indica José Tejeda, que está al frente de la tienda El Paraíso de la Pirotecnia en Cáceres y El Paraíso de las Bromas y la Pirotecnia en Mérida. «Hay cajas de petardos desde 2,50 euros hasta 13, pero también se venden muchos cohetes que oscilan entre los 25 y los 60, así como baterías de fuegos artificiales desde 19 a 480 euros», detalla. De hecho, las más caras ya se han agotado, pues las compran tanto particulares como ayuntamientos para las celebraciones navideñas. «Sobre todo a partir del 24 y cuando les dan las vacaciones a los niños, en nuestras tiendas no para de entrar gente», reconoce Tejeda, que asegura que informa de las normativas municipales a sus clientes si no las conocen.
En la capital autonómica recuerdan que las sanciones por incumplir las normativas de ruido no se limitan solo a la pirotecnia. La ordenanza también prohíbe, en la vía pública, actividades como cantar, gritar o usar aparatos de radio, televisores, instrumentos musicales o equipos de sonido sin autorización.
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Tanto el Ayuntamiento de Mérida como los de las principales ciudades extremeñas recuerdan que en estas fechas se intensifican los controles para garantizar que se cumplen las normativas.
Incluso hay ayuntamientos que van a más y han apostado por hacer una campaña en redes sociales y marquesinas de autobuses como el de Cáceres. Su objetivo es concienciar de los peligros para la salud y las molestias que estos artículos pueden generar.
Se trata de una iniciativa puesta en marcha por el Consistorio a través del Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS) tras la petición que han realizado algunas asociaciones de la ciudad como Down Cáceres.
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Hay que recordar que el ruido de los petardos, cohetes y fuegos artificiales se convierte en una pesadilla para mascotas y personas con Autismo o Síndrome de Down. Los sonidos fuertes y repentinos pueden causar estrés y ansiedad en quienes presentan hipersensibilidad auditiva.
Además, desde los consistorios se insiste en que la Policía Local se incautará de los petardos en los establecimientos que no tengan permiso para su venta. Es algo que también vigila la Guardia Civil. De hecho, en estas fechas incrementan este tipo de controles.
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«Nosotros somos muy exhaustivos con la normativa», indica José Tejeda, que está al frente de la tienda El Paraíso de la Pirotecnia en Cáceres y El Paraíso de las Bromas y la Pirotecnia en Mérida. «Además de contar con todas las licencias, hay que saber que están prohibidos en la vía pública. Eso sí, una persona puede tirarlos, por ejemplo, en un chalet privado», matiza Tejeda, que estos días no para de atender a clientes que acuden a sus establecimientos en busca de este tipo de artículos.
El reglamento recoge varias categorías: la F1 o de muy baja peligrosidad y nivel de ruido insignificante, que no pueden usar menores de 12 años; la F2 o artículos también poco peligrosos y que hacen poco ruido pero que deben ser utilizados en zonas delimitadas y no por menores de 16; y la F3, de peligrosidad media destinados a ser utilizados al aire libre en zonas de gran superficie y cuyo nivel de ruido no sea perjudicial para la salud. En este caso solo los pueden comprar solo mayores de 18.
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La venta ambulante de estos artículos no está permitida y la Guardia Civil recomienda no guardarlos entre las ropas ni en los bolsillos, así como no manipular sus componentes ni extraer su contenido.
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