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¿Qué ha pasado hoy, 7 de febrero, en Extremadura?
¿Qué es torear?

¿Qué es torear?

EL TAMBOR ·

ALFREDO LIÑAN CORROCHANO

Domingo, 17 de mayo 2020, 11:35

COMIENZO a escribir esta columna en el mismo día y a la misma hora en la que el toro 'Bailaor', hijo de 'Canastillo' y de 'Bailaora', mató a José Gómez Ortega, Joselito. Cien años ya. Un siglo en el que nadie pudo superarlo al decir de los que saben de estas cosas. Esta misma mañana entre los aromas del primer café disfruté leyendo la columna magnífica del maestro Valbuena: «Hoy, en los ruedos de España, no podrá guardarse silencio en su memoria. Vacíos los tendidos por primera vez en cien años». Ayer mismo, sin embargo, amanecí en la amargura de leer la última majadería en sede parlamentaria del vicepresidente del gobierno, o lo que fuere, asegurando que «le incomoda que se reivindique la tauromaquia como una práctica cultural a proteger». ¡Qué semana llevan madre! Con dos como esta, roznando cada ministro a su aire, no conocerá a España ni la madre que la parió como profetizó en su día el hoy marginado Alfonso Guerra. Pero, gracias a quien sea, aún quedan en esta España cainita y confinada mentes lúcidas y así, tras la barbarie de Iglesias Turrión (esa sensible criatura que justifica sin el menor escrúpulo los millones de crímenes de sus correligionarios comunistas, pero siente que se le revuelven las tripas ante la recia y noble pelea de las tardes ¡ay! de toros) pude reconciliarme con el género humano al leer la contestación de Victorino Martín. Magnífica. Como para plagiarla entera tal que un Sánchez cualquiera. Comienza la faena en un pase de tanteo para centrarle en la definición de cultura: «El conjunto de manifestaciones en el que se expresa la vida tradicional de un pueblo», envolviéndose luego en una apretada chicuelina: «Solo los regímenes totalitarios se atreven a decidir, modificar o 'mejorar' la cultura de un pueblo» para, posteriormente, encender los tendidos en una airosa revolera: «¿Hay algo más que tenga en mente censurar?... ¿Se van a promover piras con libros de temas que le incomoden enormemente?» y rematar en una soberbia y definitiva media verónica: «Debe usted saber que la cultura no es cómoda, la cultura es libre». Nada que añadir. Vuelta al ruedo Don Victorino.

Hace cien años –en el mismo día y a la misma hora– los toreros rotos por el dolor miran a José muerto. Ignacio Sánchez Mejías llora, presintiendo quizá su propia muerte. Cuenta el abuelo Corrochano: «Todos tenían pena y terror. No era el miedo a la muerte, a la que vieron cerca muchas veces. Era que daba miedo ver a Joselito matado por un toro».

Y pienso qué distintas serían las cosas si, en estos momentos, pudiéramos contar con algún líder en quien poder confiar, como hasta la trágica tarde de Talavera, tuvieron aquellos hombres, en lugar de esta cuadrilla de niñatos malencarados que nos desgobiernan.

La última majadería del vicepresidente del gobierno es asegurar que «le incomoda que se reivindique la tauromaquia como una práctica cultural a proteger»

«¿Qué es torear?» se preguntaba Corrochano y respondía: «Yo no lo sé. Creí que lo sabía Joselito y vi cómo lo mató un toro». Yo tampoco lo sé abuelo. Ni ellos.

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