El rebaño de Diego HOY
Jesús Garzón | Presidente del Consejo de la Mesta

«La trashumancia sirve para adaptarse al cambio climático»

Extremadura ha declarado esta práctica tradicional ganadera como Bien de Interés Cultural como patrimonio inmaterial

Jueves, 10 de noviembre 2022, 07:29

Hay 7.200 kilómetros de vías pecuarias en Extremadura. «Es la región que más ha hecho por recuperar estas vías y la única que subvenciona a los ganaderos ... trashumantes», explica Jesús Garzón, presidente del Consejo de la Mesta, que considera muy positiva la declaración de la trashumancia como Bien de Interés Cultural (BIC).

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Así lo aprobó ayer el Ejecutivo extremeño en la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial. «Si esto sirve para mejorar las cañadas y los descansaderos, sería un añadido muy importante», añade Garzón.

Son infraestructuras que ya están en un estado aceptable. «Los refugios están bien y cuando solicitamos alguna mejora, nos hacen caso en la medida de lo que pueden», asegura el ganadero Diego Torres. Él desplaza todos los años unas 400 cabezas de ganado, vacas de raza avileña, entre Gredos y el término municipal de Mérida. Un recorrido que completa en unos 15 días.

La trashumancia es una práctica ganadera tradicional que consiste en mover los rebaños al norte en los meses de verano y al sur en invierno para aprovechar los pastos en las mejores épocas del año. «Yo tenía pensado iniciar el viaje hacia Extremadura la semana que viene, pero no voy a poder hacerlo con el trastorno económico que eso conlleva», aporta Torres, que lamenta la excesiva burocracia que existe para hacer los desplazamientos.

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«Cada año me dan ganas de dejar de trashumar, porque cada año se inventan algo nuevo y nos paralizan; otros ganaderos ya no lo hacen porque se han cansado», se queja. «No entiendo que por un lado lo declaren BIC y por otro nos pongan cada vez más trabas para mover a los animales», critica. Aunque reconoce que Extremadura es la región que mejor trata a los trashumantes y que las subvenciones son una ayuda importante.

Vacas, ovejas, cabras y abejas

En Extremadura no solo se mueven vacas, también lo hacen cabras, ovejas e, incluso, abejas. «La trashumancia no crece, pero se mantiene estable en los últimos años; por la cañada burgalesa bajan vacas moruchas de la zona de Ciudad Rodrigo y hay rebaños de cabras que no salen de la región, se mueven entre Las Ibores y La Vera utilizando las vías pecuarias», explica Garzón, que fue una de las figuras fundamentales en la recuperación de esos movimientos del ganado en los últimos años del siglo pasado.

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Y es que pese a ser una práctica tradicional, Garzón considera que la trashumancia tiene futuro. «Va a ser una forma de adaptarse al cambio climático», expone este naturalista.

Los beneficios del movimiento de los rebaños son múltiples. Los ganaderos defienden que se consigue una carne de mayor calidad gracias a la infiltración de grasa en la carne, pero también supone un ahorro económico. «Cuando se acaba el pasto en Gredos, el pienso me cuesta 600 euros diarios», calcula Torres.

A lo largo del desplazamiento, las reses se comen el camino. «Las vías pecuarias tienen 100 metros de ancho, en algunos lugares hasta 300 metros, por lo que hay unos pastizales muy buenos», comenta Garzón.

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Se produce, igualmente, un beneficio medioambiental, ya que sacar a los animales de las dehesas extremeñas en mayo sirve para que estas se regeneren y ayuda a reforestar. «Un rebaño de mil ovejas traslada diariamente cinco millones de semillas y tres toneladas de estiércol, lo que sirve para crear suelo y eso mitiga el cambio climático», según Garzón, que añade que es una forma de luchar contra los incendios. «Yo ya decía hace 30 años que los pastores y ganaderos eran imprescindibles y que serían el futuro», concluye Garzón.

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