Este miércoles, día 29, se cumplen tres meses desde que José Antonio Martínez López falta de su casa. 45 años, catalán, celador y auxiliar de Enfermería en el hospital de Mollet del Vallès (Barcelona), algo le ocurrió el 29 de diciembre mientras hacía la ... ruta de la plataforma El Travieso (Candelario, Salamanca) al pico Calvitero (Cáceres, a 2.397 metros de altitud). Le han buscado en tierra y desde el aire especialistas de la Guardia Civil y de la Fundación QSD Global, personal del 112 Castilla y León y decenas de voluntarios. Y nada. No hay rastro. 90 días después, nadie sabe nada de él.
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«Me bajé al pueblo en Navidad con él y me he vuelto a nuestra casa sin él», resume resignada Merche Gasco, la pareja del montañero desaparecido. Ella es de Ceclavín (Cáceres, 1.779 vecinos), pueblo en el que la pareja es conocida porque suele pasar en él vacaciones y puentes festivos. De allí salió temprano en su coche Martínez el día que desapareció. Al empezar a caminar, le envió a Merche un audio de WhatsApp diciéndole que iniciaba la ruta. Ella le escribió luego, pero él no contestó, aunque se sabe que el mensaje le llegó. Le volvió a escribir más tarde, y tampoco respondió. Ese segundo envío ya no lo recibió. A las siete y media de la tarde de ese día nefasto, la extremeña llamó al 112.
El GREIM (Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Benemérita) ha llegado a juntar en torno a la sierra de Béjar y Candelario a más de veinte agentes llegados desde distintos puntos de España. Equipos que han pasado horas rastreando sobre lo ya rastreado. El mismo día en que saltó la alarma, dos especialistas de este grupo de la Guardia Civil pasaron la noche en la montaña.
También lo buscó después la Fundación QSD Global, conocida porque uno de sus impulsores es el periodista Paco Lobatón, famoso sobre todo por 'Quién sabe dónde', su programa televisivo de búsqueda de desaparecidos.
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Este colectivo cuenta con una Unidad de Búsqueda, que el pasado 11 de febrero ya realizó una batida por la zona donde se cree que puede estar el excursionista. Antes y después, el personal del GREIM ha seguido recorriendo distintas áreas de la sierra en sus dos vertientes, la salmantina y la cacereña. Y seguirán haciéndolo, según explica Merche Gasco que le han asegurado tanto responsables de este cuerpo de la Guardia Civil como la subdelegada del Gobierno en Salamanca. Y también lo intentará de nuevo la Fundación QSD Global, que de hecho, está buscando montañeros que echen una mano.
No vale con ser senderista o aficionado a las caminatas por la montaña. Son necesarias preparación y experiencia para tomar parte en las batidas que se organizarán, y para las que todavía no hay fecha. QSD deja claro que siempre actúa bajo supervisión de la Guardia Civil.
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Quien quiera participar en los nuevos rastreos debe escribir a sinindicios@gmail.com, indicando datos personales (nombre y apellidos, DNI, teléfono, correo electrónico), si está o no federado como deportista de montaña y especificando si su perfil se corresponde con alguno de los dos que se solicitan.
El primero, denominado de tipo A, incluye a personas «con conocimientos en escalada, que dispongan de equipos de cuerda o material para realizar un rápel con elementos de fortuna para la cabecera, descender por la cuerda para supervisar posibles grietas de difícil acceso y ascender por la misma, mediante técnicas de progresión por cuerda fija».
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El voluntario tipo B agrupa a «personas con suficiente experiencia en montaña, con capacidad para cubrir una determinada área de terreno de dificultad media-alta, con diferentes desniveles, irregularidades y espesa cobertura de vegetación, que además dispongan de equipo personal de montaña».
La estrategia ahora no pasa por convocar una única batida para un día concreto, sino varias con una cierta continuidad, explica Merche Gasco, que muestra su agradecimiento «a todos los voluntarios; a quienes nos han acompañado en la lucha para que sigan buscándole; a quienes han compartido en redes sociales nuestras peticiones; a los que han asistido a las concentraciones en Extremadura y Cataluña; a los dueños de la casa rural María Luisa de Candelario; a la prensa que se ha hecho eco de las noticias relacionadas con la desaparición de Jose; al GREIM; a la Fundación QSD; a Ucas de Arrate; a Laura Vilarà, Joan Borràs y Francesc Colomer; a Inmaculada Lucas Monroy y Arturo González Macías, alcaldesa y teniente de alcalde de mi pueblo respectivamente, a mis compañeros del Hospital de Mollet –donde también trabaja ella como enfermera– y a la dirección del mismo, y también a la dirección de la Escuela Pía de Caldes de Montbui».
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De una u otra forma, todos han ayudado durante estos tres meses, que la pareja del montañero define como «muy duros». «Volver a casa sin él ha sido de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida», se sincera Merche Gasco. «Esa sensación de haberlo dejado abandonado es muy difícil de gestionar –sigue–. Y una vez de vuelta, te encuentras cara a cara con la ausencia. Mi día a día, más que en vivir, consiste en sobrevivir. Quiero que lo encuentren para intentar cerrar la herida, pero por otro lado no quiero que eso pase porque acabaría con la esperanza irracional que conservo de volver a verlo».
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