El crimen de Plasencia se resolvió al aparecer el cadáver. HOY
Crónica negra en Extremadura

Las tres niñas asesinadas en 1991, una de ellas en Plasencia

Psicosis ·

Desaparecieron niñas en Burgos, Huelva y Plasencia que fueron encontradas muertas; y menores en Badajoz, Almendralejo y Mérida dijeron que intentaron secuestrarlas

Sergio Lorenzo

Cáceres

Sábado, 6 de enero 2024, 08:04

Hace 30 años en España los padres tenían miedo de dejar solas a sus hijas pequeñas. Se aglomeraban en las salidas de los colegios para recogerlas y no paraban de vigilarlas cuando estaban en la calle. La razón: la desaparición de tres niñas que, una ... a una, fueron apareciendo asesinadas.

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La primera desaparición tuvo lugar en Huelva el 16 de febrero de 1991. Ana María J. C., de 9 años, no volvió a casa después de ir a ver a su abuela.

La segunda desaparición, el 2 de abril de 1991, ocurrió en Plasencia al no volver a su casa la niña de 12 años Sonia.

La tercera ocurrió en la ciudad de Burgos el 8 de abril de 1991. La víctima fue una niña de 6 años, Laura.

Policías y agentes de la Guardia Civil se esforzaban en esclarecer las extrañas desapariciones, mientras en toda España aparecían más casos de intentos de secuestros. El 11 de abril, una niña de 9 años de Badajoz aseguró que había conseguido escapar de una furgoneta en la que dos secuestradores la metieron a la salida del colegio. Dos escolares de Mérida y de Almendralejo también dijeron que les habían intentado secuestrar.

Arriba, el sitio en el que fue encontrada la niña de Burgos (FOTO: BLOG DE LAS SOMBRAS). Abajo, el asesino de Ana.

Cada vez eran más numerosas las personas que aseguraban que había una banda dedicada a llevarse niños para trasplantar sus órganos a gente adinerada, o que eran víctimas de redes de prostitución de menores.

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Era tal la psicosis, que la Dirección General de la Policía hizo público un comunicado en el que señalaba que era imposible que se trasplantaran órganos de las menores, insistiendo en que los tres casos de niñas desaparecidas no estaban relacionados entre sí. El delegado del Gobierno en Extremadura, Ángel Olivares, pidió calma a los padres.

Las tres niñas fueron apareciendo. Todas muertas: asesinadas.

La primera fue la de Plasencia. Sobre las diez de la mañana del sábado, 13 de abril, un joven de 30 años que paseaba con su perro por 'El Carrascal', cerca del barrio de La Data, vio el cadáver medio enterrado de la menor.

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A las pocas horas fue detenido un primo suyo de 14 años, como autor de la muerte. Él había sido el último que la había visto con vida. El día de la desaparición fue con ella y dos hermanas pequeñas a coger gusanos para pescar ayudándose de una pequeña azada. El lugar en que estuvieron buscando gusanos era donde se había encontrado el cadáver.

El primo dio tres versiones contradictorias. En la primera dijo que él y Sonia se subieron a un árbol, que ella murió al caerse y por miedo a que le echaran la culpa la enterró en un suelo muy arenoso. Sus dos hermanas no les vieron, al estar jugando en otra parte, y cuando le preguntaron por Sonia les dijo que se había ido a ver a su abuela.

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En la segunda versión aseguró que quien la había matado era un joven con un pendiente en una oreja y que no pudo hacer nada por defenderla. La tercera versión fue la verdadera: él intentó abusar de su prima y como ella no se dejaba la golpeó varias veces con una piedra en la cabeza, hasta que la mató.

Asombró la sangre fría del muchacho, porque soportó durante 12 días la angustia de su familia, participando en la búsqueda de su prima, sin decir nada. Por lo visto, al final ya no aguantó más la situación y él mismo fue a desenterrar algo el cuerpo para que fuera descubierto.

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La madre de Sonia aseguró a HOY que no perdonaría nunca a su sobrino: «Me ha tenido engañada. Yo le decía, 'mira que me han dicho que tú fuiste el último que estuviste con ella. Dime dónde está'. Y él siempre decía que no y no. Últimamente yo ya le veía muy nervioso».

Al ser menor de edad, solo fue condenado a permanecer encerrado en un centro hasta los 16 años.

El 26 de abril de 1991 apareció muerta la segunda niña desaparecida: Ana, de Huelva, de 9 años. La niña había sido violada y la habían matado de ocho golpes en la cabeza.

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Al día siguiente de encontrar el cuerpo en el río Tinto, a cuatro kilómetros de la capital onubense, fue detenido su asesino: José F. C., alias 'El Boca', que también tuvo la sangre fría de participar en la búsqueda de la niña. 'El Boca' conocía a Ana, porque era amiga de una sobrina suya. Fue condenado a 44 años de prisión.

'El Boca' fue puesto en libertad el 3 de abril de 2012. Dijo que no se había sometido a algún tratamiento porque no le hacía falta. A los pocos meses de estar libre, en julio, violó a una mujer en un albergue para mendigos de Paseo del Rey. Fue juzgado y condenado a cumplir otros diez años de cárcel.

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La tercera niña desaparecida, Laura, de 6 años, de Burgos, fue encontrada muerta el 28 de abril de 1991, dos días después de aparecer el cadáver de la niña de Huelva asesinada por 'El Boca'.

Laura fue encontrada en un río, en un paraje en donde ahora está su retrato de niña en una cruz blanca. Su asesinato no ha sido aclarado nunca.

Según investigadores del caso, inexplicablemente no se investigó en el entorno familiar, cuando en estos casos de desaparición de menores, en un tanto por ciento muy elevado, el culpable es un familiar o alguien que vive cerca de la víctima.

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En el año 2006 la investigación se centró por fin en un tío de la niña, que acusó a su expareja, una mujer que se había encariñado con la pequeña de seis años. La mujer se había suicidado en un psiquiátrico. Luego las investigación apuntaron al propio tío que murió en el año 2015.

Después de estos tres casos de niñas desaparecidas y asesinadas, hubo más sucesos similares. El 13 de noviembre de 1992 desaparecieron las tres niñas de Alcácer, que tenían 14 y 15 años. Sus cuerpos fueron encontrados 75 días después.

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En esas fechas la Policía recibía al año unas 5.000 denuncias por desaparición de menores. El 40% de chicos de 15 a 18 años que se fugaban de sus casas para volver a los pocos días.

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