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En la Extremadura de hace quince o veinte años, un negocio así habría sido visto como una idea peregrina destinada a fracasar. Un hotel con piscina trasbordante y hammam y tienda gourmet en mitad del campo; un sitio donde no se puede dormir por menos ... de 150 euros la noche; que en su restaurante ofrece carne de 'reywagyu' (mezcla de retinto y wagyu) y bogavante con huevos fritos y vinos caros; donde el coche se aparca frente a unos cercados con vacas; y al que se llega tras penar durante cuatro kilómetros por un sendero pedregoso entre olivares y ovejas y naves con ganado. El Hábitat Cigüeña Negra abrió en agosto del año pasado, tiene doce habitaciones y el pasado miércoles por la mañana ya solo le quedaban tres libres para la primera parte de este puente festivo de la Inmaculada y la Constitución, que será un respiro para los trabajadores, una bendición para los hosteleros y una nueva oportunidad para constatar un fenómeno que ayuda a definir la Extremadura de hoy: el auge del turismo de lujo.
Hay un dato ilustrativo sobre esta deriva feliz: hace un año, en la región había cuatro establecimientos de cinco estrellas (NH Gran Casino en Badajoz, Atrio Relais&Chateaux en Cáceres, Hospes Palacio de Arenales en Malpartida de Cáceres e Ilunion Palace en Mérida), y hoy hay siete, tras las aperturas de Desconecta2 en diciembre pasado, La Dehesa de don Pedro en julio (los dos en Monesterio) y esta misma semana de Casa Paredes, el hotel cacereño con mayordomo de los dueños de Atrio (a partir de 800 euros la noche).
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Entre los años 2021 y 2022 han subido la persiana en la comunidad nueve hoteles de cuatro estrellas y tres de cinco, según el registro de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes (ver listado en ficha adjunta). Y en las próximas semanas comenzarán las obras del hotel también de cinco estrellas que la cadena Hilton abrirá en el Palacio de Godoy, en la ciudad monumental de Cáceres. No acaba aquí el listado de proyectos en curso, porque si todo va bien, la próxima primavera empezarán las obras para otros dos nuevos hoteles de lujo: el del castillo de Azagala (Alburquerque) y el de la finca Valero (Monfragüe), iniciativas de Víctor Madera, el dueño de Quirónsalud y una de las mayores fortunas de España. Además, el empresario asturiano ha redoblado su apuesta por el turismo exclusivo en Extremadura y está negociando la compra de otras dos ubicaciones en las que levantar «alojamientos singulares y respetuosos con el medioambiente», adelantan desde el entorno de Madera.
Hay más: en el último año han abierto los dos únicos establecimientos a los que la Junta ha concedido la etiqueta de 'alojamiento singular'. Son El regajo (El Torno, Valle del Jerte) y el 'glamping' (camping con glamour) El jardín de las delizias (en Casas del Castañar, también en el Valle del Jerte). El pasado viernes, en 'El regajo' solo quedan plazas para las noches del lunes 5 y el domingo 11, a 240 y 190 euros la noche, respectivamente, en el chozo panorámico con jacuzzi y vistas al valle de los cerezos.
Una última pista sobre lo que está pasando con el turismo de lujo en la región: la Diputación de Cáceres ha concedido esta semana uno de sus premios al emprendimiento rural a 'Sakura home', que el próximo año prevé abrir en Piornal (otra vez, Valle del Jerte) cuatro alojamientos «basados en la alta calidad y exclusividad, concebidos siguiendo la filosofía 'feng shui'», explica la Diputación.
Estos y otros movimientos empresariales dan forma a lo que Francisco Martín, director general de Turismo, define como «una revolución silenciosa» y «un nuevo El Dorado de inversiones turísticas».
«Nos ha sorprendido la respuesta del público, no esperábamos que nos fuera a ir tan bien, estamos muy contentos», admite Marga Roselló, de la familia de carniceros de Ibiza dueña del Hábitat Cigüeña Negra, que está en Valverde del Fresno (en la Sierra de Gata, junto a La Raya hispano-lusa). «Mi padre fue el primero en llegar a Extremadura –sitúa–. Le encantó la finca, la compró para desarrollar un proyecto agroganadero, y tras 15 años se ha convertido en hotel».
«En el tiempo que llevamos abiertos, nos hemos dado cuenta de que en la zona hay un nivel turístico que desconocíamos», constata Marga Roselló, que detalla que la mayoría de sus clientes proceden de Madrid. En un segundo escalón aparecen «los del norte de España, los de Ibiza por ser nuestro lugar de origen y los de Portugal por la cercanía», amplía la empresaria de la familia propietaria del Hábitat Cigüeña Negra, en cuya recepción ofrecen un mapa y las instrucciones para hacer una ruta senderista de dos horas por la finca, que tiene 220 hectáreas.
«La dehesa es un paraíso por descubrir», dice Roselló, que explica que en los 16 meses que llevan abiertos también han comprobado «que el restaurante es un gran factor de atracción de viajeros, porque cada vez hay más turistas gastronómicos».
pedro valenzuela godoy
Dueño del Hotel boutique La dehesa de don Pedro
Buena comida y mucho paisaje son dos de los grandes reclamos de Extremadura para el turismo, junto a la tranquilidad propia de un territorio sin grandes urbes y al patrimonio (ciudad monumental de Cáceres, legado romano de Mérida, catedrales de Plasencia, Alcazaba de Badajoz, Trujillo, Guadalupe).
El paisaje, el patrimonio y la tranquilidad llevan siglos aquí. La gastronomía también, pero en ella está la región haciendo progresos. Hace dos años, había un único restaurante con dos estrellas Michelín (Atrio), mientras que ahora hay uno de tres (Atrio) y otro con una (Versátil, en Zarza de Granadilla). Además de siete catalogados como Bib Gourmand, el distintivo que la Guía Michelín concede a aquellos establecimientos que sirven una cocina de calidad a precios contenidos.
El restaurante, de hecho, es un reclamo clave en este tipo de propuestas para bolsillos holgados. Lo tiene también el Hotel Boutique La dehesa de don Pedro, el último cinco estrellas que ha abierto en la comunidad. «El inspector que nos visitó nos dijo que no había estado en ningún establecimiento rural de la comunidad autónoma al que hubiera otorgado una puntuación tan alta», cuenta Cristina Valenzuela Alberola, hija de Pedro Valenzuela Godoy, el artífice de este nuevo alojamiento ubicado en Monesterio.
Donde siempre hubo graneros y establos, ahora hay 16 habitaciones de decoración escogida (a partir de 187 euros la noche), en un recinto con piscina, sauna, jacuzzi, salas de reuniones, cafetería, restaurante, bar y espacio para eventos. Este fin de semana se hospedará en él un grupo de directivos de una empresa y sus parejas. Harán algunas de las actividades que ofrece el hotel, como la observación de estrellas o las rutas en 'buggie' por las decenas de caminos que hay en la finca, de 550 hectáreas.
«Yo estoy enamorado de este sitio, solo puedo hablar preciosidades de él, esta dehesa de encinas es una maravilla», se sincera Pedro Valenzuela Godoy, que está vinculado a esa tierra que tanto le gusta desde chico, porque su madre nació en Fuente de Cantos.
La empresa familiar es propietaria de dos restaurantes en Sevilla: Zelai en la capital y Anónimo en Mairena del Aljarafe. «Ahora –explica el empresario que da nombre al lujoso alojamiento–, parte de nuestro trabajo está centrado en dar a conocer el sitio, pero yo estoy convencido de que el hotel va a ser un éxito».
Ya lo está siendo, asegura su hija. «Abrimos en julio –cuenta entre padre e hija–, con la idea de ir haciendo un rodaje tranquilo con miras al otoño, que sería una época con más movimiento, pero nos encontramos con que en verano el hotel ya se nos llenó». «Fue subirlo a las principales plataformas de reservas hoteleras y empezar a recibir clientes», recuerda la empresaria. Su padre detalla que el hotel se autoabastece de energía gracias a una planta fotovoltaica de 107 kilovatios, y que todas las habitaciones son diferentes entre sí y tienen suelo radiante.
Es otro de los caprichos que ofrece este cortijo del siglo XIX, que amenazaba con caerse y que tres millones de euros después luce exclusivo y con un patio de revista. Quizás este puente se llene de viajeros, cada uno de un sitio. Es fácil imaginarles ahí, sentados al sol, puede que alguno con un libro en una mano y un vaso en la otra. Y esa fotografía servirá para ilustrar lo que está ocurriendo en el norte y también en el sur de la región. En el reverso de esa foto podría es
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