Unicaja y Liberbank

Antes de las cajas, en concreto desde el siglo XVI, Extremadura había tenido los pósitos, fundamentales en la economía rural porque ayudaban a sobrellevar los años malos prestando dinero a los labradores a bajo interés. Pero a principios del siglo XIX, diversas medidas tomadas por el gobierno de Godoy acabaron con estas incipientes cajas de ahorro rurales, que tuvieron que aportar sus depósitos para financiar las guerras del momento. Vinieron después las desamortizaciones de tierras y pertenencias de cofradías, hospitales y fundaciones eclesiásticas, acabando así con numerosas instituciones de beneficencia y caridad establecidas en Extremadura.

En 1990, las dos cajas de ahorro de la provincia de Cáceres se fusionaron y nació Caja Extremadura, un modelo de banca cercana y atenta a los pequeños ahorradores y a las necesidades sociales del entorno. La crisis de 2008 obligó a las cajas a fusionarse y así nació en 2011 Liberbank, tras la unión de Caja Extremadura, Cajastur y Caja Cantabria.

En el sur, el año 2011, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ronda, Cádiz, Almería, Málaga, Antequera y Jaén se convertía en Unicaja, que absorbería, tras un largo proceso, a Caja España-Caja Duero. El final de esta historia es conocido: Liberbank y Unicaja acaban de unirse en una sola entidad financiera. En el origen de este gran banco están cajas de ahorro de León, Palencia, Valladolid, Zamora, Salamanca, Soria, Asturias, Cantabria, Cáceres y Plasencia más las seis andaluzas ya mencionadas.

En ninguna de las provincias reseñadas se solapan seriamente las sucursales de Unicaja y Liberbank excepto en una: Cáceres. Desde finales de los 80, tras absorber en 1989 a la Caja Rural de Cáceres, Caja Duero hizo un gran esfuerzo de implantación en la provincia cacereña. A la apertura de numerosas sucursales, se unió el empuje de su obra social para acabar convirtiéndose en una de las entidades bancarias fundamentales de la provincia.

Ahora viene el problema. En Asturias y Cantabria es fuerte Liberbank y en Castilla y Andalucía, lidera Unicaja. Pero en Cáceres, la presencia es más equilibrada. En la Cruz de los Caídos de Cáceres, por ejemplo, 50 metros separan las sucursales de Liberbank y Unicaja. Va a ser en la provincia cacereña donde corra más peligro el empleo.

Tengo la hipoteca en Unicaja, pero la cuenta de mi centro de trabajo está en Liberbank, así que conozco el funcionamiento cotidiano de ambas entidades. Las colas en las dos son tremendas y la desesperación de los clientes por las esperas es semejante. Y no es por culpa de los trabajadores, sino porque hay poco personal. Si quieren dar un buen servicio, no deberían cerrar ninguna sucursal. Ya sé que en 2021 ningún banco se preocuparía de la pobre señora del paraguas de 1906, pero no estaría de más que pensaran en la desesperación de los clientes y no redujeran personal ni cerraran oficinas.