¿Qué ha pasado hoy, 20 de abril, en Extremadura?
Estudiantes formándose en un instituto de FP. HOY

El que vale, vale y el que no, a FP

Antiguos tics. La verdad es que perduran restos del menosprecio a los estudios técnicos

Viernes, 2 de octubre 2020, 12:50

Nadie en su sano juicio defenderá el titular de este artículo, pero a casi todos nos suena porque hacía furor en los 70 y los 80 del siglo pasado, cuando la Formación Profesional era la hermana pobre de la enseñanza y los maestros eran los primeros que orientaban hacia esos estudios a sus alumnos menos valiosos, provocando así la situación que se vive en los pueblos, donde es muy difícil encontrar profesionales de las distintas ramas de la Formación Profesional, pero sobran los ingenieros, los economistas y los psicólogos.

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En esos años, se decía: «Quien vale, vale y quien no, a FP», condenando así la rama de estudios que más necesitaba España al desprecio y a lo marginal y entronizando unos estudios superiores que acabaron llenando de licenciados en paro las oficinas de empleo. Hoy, la FP está bien valorada, se han diversificado y especializado sus ramas, se ha dotado de tecnología moderna a los institutos y en algunos estudios es tan difícil entrar como en los grados más demandados. Nadie desprecia ya la FP, al menos, nadie lo dice, se ha demostrado que sus titulados encuentran trabajo con más facilidad y nada garantiza que los universitarios tengan una cultura superior, lean más ni asistan más a los museos, los teatros o las conferencias que los técnicos salidos de los institutos de FP.

Sin embargo, quedan algunos resabios del antiguo dicho, algunos tics que niegan esa idea común de que la FP está bien valorada por la administración educativa y ocupa el lugar que merece en la sociedad y en el mundo académico. Por ejemplo, si se convoca una oposición para cocinero, los titulados en cocina del primer ciclo de FP no se pueden presentar, pero los bachilleres sí pueden hacerlo, aunque no sepan freír un huevo, además, lógicamente, de los técnicos superiores. Curiosamente, un titulado del primer ciclo de Cocina sí puede tener contrato de cocinero en un centro privado, pero en una oposición, tienen preferencia los bachilleres.

Pero donde más lacerante resulta la situación es en la rama agraria. Imagínese que es usted agricultor o ganadero, vive en el entorno de Coria y su hijo quiere seguir sus pasos. Lo envía usted al centro o instituto de FP de la rama agraria de Moraleja y su hijo se forma allí como técnico de grado medio en agricultura y ganadería. Al acabar esos estudios, su hijo está entusiasmado, quiere seguir formándose y convertirse en un profesional del campo de primera línea cursando el grado superior de la FP agraria. Pues va a ser que no. ¿Por qué? Porque hay muy pocas plazas y le va a ser casi imposible acceder.

Su hijo y usted se desesperan, piden plaza en todos los institutos o centros con FP agraria de España, pero es rechazado en todos ellos y no es por mala nota, sino porque la mayor parte de las plazas del ciclo superior están reservadas para bachilleres. Puede ser discutible la medida, pero tendría una justificación si pensamos en que así, esos bachilleres tienen una salida como profesionales del campo. Pero no, ¡qué va!, en realidad se matriculan con ventaja sobre los de FP (ya hemos dicho que se les reserva la mayoría de las plazas) porque no tenían nota para estudiar Veterinaria y si acaban el ciclo superior agrario, entran directamente en esa carrera. Es decir, los verdaderos profesionales a pie de huerta, sembrado o tinao solo pueden hacer el primer ciclo de FP y los futuros universitarios (algunos irán al campo, pero muchos van a despachos) tienen plazas en abundancia en el ciclo superior. En resumen: ni apoyamos a los verdaderos profesionales del campo, ni apoyamos de verdad la FP, aunque digamos todo lo contrario.

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