Una valla anuncia el inicio de las obras de la autovía Cáceres-Badajoz

El contrato se adjudicó el pasado mes de febrero por 78,6 millones a la unión de empresas formada por Rover Infraestructuras y Gévora Construcciones. La formalización del contrato tuvo lugar a finales de marzo.

Sin embargo, han pasado más de tres meses y los trabajos aún no han comenzado. Hasta ahora. «Lo prometido es deuda!!! Empiezan las obras de la autovía Cáceres-Badajoz», según anunció el pasado jueves el diputado socialista César Ramos.

Pero por el momento sigue sin haber maquinaria en la zona, sino tan sólo un cartel que recuerda el importe de adjudicación y las empresas encargadas de la obra.

La construcción de la nueva autovía, un proyecto del que se lleva hablando más de veinte años, es en realidad una prolongación de la A-58, que conecta Trujillo y Cáceres y que llegará a Badajoz. Una actuación que es posible después de que la carretera autonómica EX-100, que une las dos capitales de provincia extremeñas, pasara a depender del Estado bajo la denominación actual, N-523.

Esta carretera lleva varios meses de actualidad por el socavón causado por la borrasca Efraín en diciembre. Un desperfecto que aún está pendiente de reparación y que obliga a regular el tráfico con semáforos.

El primer tramo de la nueva autovía, de 13,5 kilómetros de longitud, tiene su inicio en las proximidades de la ciudad de Cáceres. Enlaza con la A-66 y discurre por los Llanos de Cáceres hasta llegar al cruce con el río Ayuela. El trazado discurre de noreste a suroeste, en paralelo a la carretera N-523 por el oeste.