Voluntarios limpiandola caja de una acequia en Aldeanueva de la Vera. Hoy

La Vera rescata sus acequias de toda la vida

Dos comunidades de regantes recuperan los viejos canales que el éxodo rural echó a perder y que forman una red hídrica estratégica para una comarca sin embalses

Domingo, 9 de junio 2024, 07:44

Zanja o canal por donde se conducen las aguas para regar y para otros fines. Eso es una acequia según la Real Academia, y en La Vera han puesto el foco en ellas. Lo hizo primero la Comunidad de regantes histórica y tradicional Ocho caños ... de Aldeanueva, la pionera en Extremadura en desarrollar un plan para recuperar esas conducciones de hace siglos que el abandono del medio rural echó a perder. Y visto el éxito de lo que ellos estaban haciendo, se sumó al desafío otra comunidad de la zona que también tiene el título de histórica (anterior a 1820) y tradicional, la San José de Talaveruela. Y así son ya dos los colectivos de este tipo que se han lanzado a la tarea de recuperar las pesqueras, como les gusta llamar a estos canales que tejen una red hídrica estratégica para una comarca salpicada de balsas pero carente de embalses. El almacén de agua de La Vera está en su sierra, y se han puesto manos a la obra para resucitarlo.

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«En el año 1969, nuestra Comunidad de regantes gestionaba más de 160 acequias, y ahora quedan en uso no más de una treintena», sitúa José Antonio Jiménez, secretario de Ocho caños y presidente de la Asociación de comunidades históricas y tradicionales de regantes de Extremadura, que agrupa a las de Aldeanueva, Talaveruela, Losar, Viandar –todas ellas en La Vera– y Aldeanueva del Camino.

«En el año 1969, nuestra comunidad de regantes gestionaba 160 acequias, y ahora no quedan en uso más de una treintena»

José Antonio Jiménez

Comunidad de regantes Ocho caños (Aldeanueva de la Vera)

El éxodo rural y el consiguiente abandono del campo es la causa principal de que estos canales dejaran de usarse y por tanto se abandonaran. «Acequias y espacios de riego no se entienden unas sin los otros y viceversa», explica Jiménez, que aclara también que en todo momento se habla de «acequias de tierra, sin hormigón ni plásticos».

Tierra, piedras, hierbas... Esas son las que están recuperando en La Vera. Las de toda la vida. Las que solo si están cuidadas tienen múltiples beneficios para el paisaje. «Las pesqueras potencian los recursos hídricos subterráneos, está demostrado que incrementan el caudal de manantiales y fuentes», apunta Jiménez. «Hacen que el suelo permanezca húmedo más tiempo, contribuyen a llenar acuíferos», amplía Raquel Tomé, secretaria de la Comunidad de regantes histórica y tradicional San José de Talaveruela de La Vera.

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«Hemos implicado a las familias. Cuando los abuelos ven a los nietos con el zacho en la acequia se emocionan»

Raquel Tomé

Comunidad de regantes San José (Talaveruela de la Vera)

Ella lo resume con un concepto sugerente: se trata de entretener al agua. O sea, hacer que permanezca en la sierra, que corra por aquí y por allá, a través de los distintos ramales, erigiéndose como «una infraestructura verde, una línea de vida en el monte», ilustra el secretario de Ocho Caños, que desde el inicio de este proyecto se ocupó de darle también un respaldo académico.

Su comunidad contactó con las universidades de Granada y Extremadura, y más tarde entró en escena el Instituto Geográfico y Minero de España, adscrito al CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas). También forman parte de CYTED (Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo) y de su Red Siembra y cosecha de agua en espacios naturales de Iberoamérica.

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Jornada de trabajo para recuperar uno de estos canales de agua históricos. Hoy

El pasado invierno se instalaron sensores en distintas pesqueras de la cuenca de la garganta de San Gregorio de Aldeanueva de La Vera, y otro en la propia garganta. Estos dispositivos miden el caudal diario, lo que permitirá cuantificar el beneficio que las acequias suponen para manantiales y fuentes. Otra ventaja de disponer de estos canales tradicionales es que aumenta la disponibilidad de agua en verano.

Ocho caños ha recuperado ya una decena de acequias, y San José ya lleva tres. Lo consiguen con acciones concretas en las que participan voluntarios y que involucran a la sociedad local. «Tenemos un grupo de unos cincuenta voluntarios, nos comunicamos por WhatsApp y hemos celebrado ya tres campos de trabajo», explica José Antonio Jiménez.

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Ayudan a prevenir incendios

Esas jornadas en el campo empiezan pronto, en un punto de encuentro acordado. Se sube en coche hasta donde los caminos dejan, y a partir de ahí toca caminar hasta la pesquera. Con pico o zacho y pala, y tras recibir unas nociones sobre qué es lo que hay que hacer, los participantes van limpiando la caja de la acequia, retirando piedras, tierra, ramas, maleza o los sedimentos que impiden que el líquido corra. «También –completa Jiménez– preparamos el cogedero, el punto donde acequia y garganta se encuentran, y hacemos ahí una pequeña presa natural que luego el agua deshará».

«Las acequias de tierra son también una herramienta para mitigar el cambio climático, y para luchar contra los incendios forestales, porque cuando están funcionando, todo su ámbito de influencia recibe más humedad y se crea un cinturón verde que sirve de freno al fuego», amplía José Antonio Jiménez. «Además –abunda–, aportan más vigor a las especies leñosas y hacen que haya más praderas».

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Las dos comunidades de regantes están implicando a la población local en sus iniciativas. Hoy

Es un cúmulo de beneficios que ayuda a entender por qué la Asociación de comunidades de regantes históricas y tradicionales de Extremadura ha pedido a la Consejería de Cultura de la Junta que apoye la petición ya cursada de que estos canales sean declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad.

En La Vera no solo las están recuperando, sino que han empezado a inventariarlas y cartografiarlas, y se va a formar a voluntarios en el manejo de herramientas SIG (Sistemas de Información Geográfica), con la ayuda de la Universidad de Granada. «La idea –concluye Jiménez– es poner en valor en regadío tradicional y que en un futuro sea la administración quien se encargue de la red de acequias».

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«Apostar por el futuro»

«Debemos recuperarlas y cuidarlas si queremos apostar por un futuro aquí, en nuestra tierra», reflexiona Raquel Tomé, que es una de las culpables de que la Comunidad de regantes San José de Talaveruela de La Vera esté viva. «Fue constituida en los años 60, tenía 49 tomas, pero llevaba treinta años inactiva», recuerda. «En el año 2020 –reconstruye la secretaria–, un grupo de personas que habíamos regresado al pueblo tras vivir en otros sitios, dimos el paso de ponerla en marcha nuevamente. Y al año siguiente, tras unas jornadas en la Universidad de Granada conocí lo que estaba haciendo la Comunidad ocho caños y me enamoré de esa iniciativa».

Decidieron replicarla y han desarrollado ya varias actividades para rescatar acequias. La última fue el pasado día 2, e incluyó la constitución de la Escuela de sembradores de agua, una iniciativa que busca implicar a las familias y en la que participaron muchos de los niños que van al colegio del pueblo. Esa mañana dejó una escena que también ayuda a resumir y comprender lo que están haciendo en La Vera con sus pesqueras de toda la vida. Cuenta Raquel Tomé que «cuando los abuelos ven a sus nietos en la acequia de tierra con el zacho en la mano se emocionan».

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