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Un viaje de fantasía para morir a balinazos en Extremadura

Un viaje de fantasía para morir a balinazos en Extremadura

Ibis eremita ·

Indignación entre ecologistas y cazadores por las seis muertes de un ave en peligro de extinción, que llega a la región desde Alemania siguiendo a dos madres adoptivas en paramotor

Sábado, 5 de abril 2025, 21:08

Al ibis eremita (Geronticus eremita) se le conoce como el cuervo calvo. Es negro y del tamaño de una gaviota, pero es su pico largo y curvo de color naranja lo que lo hace reconocible a cientos de metros. Por eso resultan incomprensibles los ataques que ha recibido esta especie en Extremadura, donde entre dos personas mataron a cinco en 2019 cuyo juicio está pendiente de sentencia y a un sexto a finales del año pasado cuya denuncia se ha conocido esta semana. Basta revisar el contexto de estas aves para entender por qué se pide cárcel para quienes los han abatido, bien a balinazos en el primer caso o con una escopeta de perdigones en este último.

El ibis eremita es un ave en serio peligro de extinción. Su situación es tan crítica que para que no pierdan su instinto migratorio y la endogamia los debilite, a estos pájaros los acompañan cuatro personas en dos paramotores desde Centroeuropa para guiarlos por el aire hacia el sur de España. Un bando de más de treinta individuos siguen a Helena y Bárbara, dos madres adoptivas cuyas caras fueron las primeras que vieron los polluelos al romper el huevo en Austria. «Hay películas sobre esto, no es fantasía, es un comportamiento adquirido al nacer durante una breve ventana de tiempo que describió el nobel Konrad Lorenz (Viena, 1948) como 'Imprinting' (impronta)», ilustra el catedrático de Zoología de la Universidad de Extremadura, Alfonso Marzal.

Esa migración forzada siguiendo a sus dos 'madres' humanas requiere una logística por tierra y culmina a los 50 días cuando los ibis eremita se posan en un centro de repoblación que hay entre Vejer y Barbate (Cádiz), donde se mezclan con otros compañeros de especie. Sus anfitriones son 250 ejemplares sedentarios pertenecientes a tres colonias donde se han ido criando desde 2004. Es tal la implicación para evitar su declive poblacional que los voluntarios van de negro y con un pico naranja en la cabeza para revisarlos de cerca.

Colina de ibis eremita sedentarios en la provincia de Cádiz entre Vejer y Barbate. Proyecto Eremita

Cuando maduran, los hay que sobrevuelan Extremadura, un lugar que para Miguel Ángel Quevedo, veterinario del Zoobotánico de Jerez de la Frontera que impulsa la recuperación de esta especie, «sería el lugar ideal para los ibis eremita por las condiciones que se dan. No es descartable que algún día colonicen Extremadura», dice.

Pero la alerta saltó cuando en 2019 desde su terraza en Montemolín una persona se lió a balinazos y mató cinco ibis eremita, hechos juzgados en diciembre en Badajoz. La Fiscalía pide tres años de cárcel y falta conocer la sentencia. Hace poco, el pasado 3 de noviembre, apareció muerto otro ejemplar en un coto de caza de Fregenal de la Sierra. Para Ecologistas en Acción, «Extremadura se ha convertido en un agujero negro para una de las especies más amenazadas del mundo», lamenta Carlos Garrón, agente del medio natural perteneciente a esta organización que ha solicitado la suspensión del coto.

«Extremadura sería el lugar ideal para el ibis eremita por las condiciones que se dan»

Miguel Ángel Quevedo

Veterinario y técnico de Proyecto Eremita

Aunque programas europeos como Life lo han salvado de la extinción, preocupan las cifras del ibis eremita, ave legendaria que aparece en jeroglíficos del antiguo Egipto y guiaba a los musulmanes a La Meca cuando sus hábitos migratorios no habían sido alterados.

El veterinario Miguel Ángel Quevedo, que analiza esta especie hace 30 años e impulsa el Proyecto Eremita', calcula que hay unos mil en el mundo. «A finales de los noventa quedaban 250 ejemplares en Marruecos, el único lugar donde viven de manera autosuficiente. Se dio la voz de alarma y las principales organizaciones internacionales diseñaron un programa de conservación. Actualmente hay unos 750 individuos en este país y otros 250 en España gracias al programa entre el Zoobotánico de Jerez y la Junta de Andalucía. Los que se sueltan proceden de la cría en cautividad, por lo que son sedentarios. Paralelamente existe otro proyecto europeo desde Austria y Alemania para establecer poblaciones migradoras, ya que la ausencia de térmicas por el cambio climático les impedía sortear los Alpes para pasar el invierno en el sur de Italia. Nos llamaron para establecer otra ruta europea y llevamos dos años conectando las poblaciones migratorias de Centroeuropa con la sedentaria de Barbate. Solo hay que enseñarles a venir con el paramotor, la vuelta la hacen solos», describe Quevedo.

«El autor es un descerebrado»

Todos estos ejemplares, los sedentarios y los migratorios, están geolocalizados, pero su instinto les hace moverse en un radio de más de 300 kilómetros. En una de esos vuelos de exploración llegaron a Extremadura y cinco ibis eremita se posaron en un tejado Montemolín, donde una persona los mató con una escopeta de balines, tal y como certificó la necropsia realizada en el Centro para la Recuperación de la Fauna Salvaje Amus. En este mismo centro de Villafranca de los Barros encontraron ocho perdigones de plomo en otra ave llamada Hel hallada en 2024 en un coto de Fregenal de la Sierra.

El ibis eremita es un ave legendaria que ya solo vive de manera autosuficiente en Marruecos. Proyecto Eremita

Desde la Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza), su presidente, José María Gallardo, indicó a este diario que lo ocurrido no tiene nada que ver con la caza. «En el primer caso (en Montemolín) porque las escopetas de balines están prohibidas para cazar, así que no es justo mezclar la caza con estos hechos cuando el autor es solo un descerebrado».

Según Gallardo, es buena noticia que esta especie se vea cada vez más por Extremadura y lo achaca a las láminas de agua. También asegura que los cazadores están cada vez más concienciados, por eso el caso de Fregenal de la Sierra sí le preocupa. «Nos presentaremos como acusación particular cuando llegue la causa al juzgado, como en casos de maltrato de perros o con el lince abatido en Don Benito. Lo que no veo bien es pedir cerrar un coto con 200 socios en el que la Sociedad de Cazadores ha sido la primera en trabajar con la Guardia Civil para encontrar a los posibles responsables de esa muerte, por esto además de acusar al delincuente la federación defenderá a la sociedad local de cazadores».

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