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J. M. M.
Martes, 30 de agosto 2022, 21:07
Al final, los 24 minutos de retraso con los que el tren llegó a Madrid parecen pocos para todo lo que sucedió. Durante el viaje, previsto en cuatro horas y media, tuvo que intervenir la Policía Nacional para identificar a un pasajero, acudió una ambulancia ... por un ataque de ansiedad sufrido por una viajera y el interventor se vio obligado a rearmar el sistema después de que se bloqueara por la apertura de una puerta, tras el intento de un viajero de salir del convoy por oler a quemado.
Estas sucesivas incidencias registradas a lo largo del trayecto entre Mérida y la capital española apuntaban a una demora mucho mayor en el tren que salió ayer con dirección a Madrid a las 13.02 horas.
El viaje transcurría con cierta normalidad, aunque con un ligero retraso, hasta pasar Torrijos (Toledo). "Todo tiene su origen en que se activó el ASFA (el sistema de seguridad) y por eso el tren frenó entre Torrijos e Illescas", explican desde Renfe.
Ese frenazo brusco provocó que los pasajeros detectaran olor a quemado y originó un nerviosismo al parecer injustificado, según Renfe. Algunos viajeros cogieron sus maletas para intentar salir del vagón cuanto antes, según han confirmado algunos testigos. Incluso uno de ellos abrió una puerta del tren, lo que activa un protocolo de emergencia.
Las aclaraciones de Renfe van en dos direcciones. "Al frenar bruscamente y rozar las zapatas contra el freno, se genera olor a ferodo (parece olor a quemado, pero no lo es)". Además, la apertura indebida de la puerta hace que el tren no pueda continuar la marcha hasta que no se rearme el sistema, algo que debe hacer el interventor. Más retraso.
La actuación del viajero en cuestión generó tensión entre el pasaje. "Empieza a enfrentarse al interventor y a armar un escándalo, lo que altera a algunos viajeros", detallan desde Renfe. Tanto es así que el interventor decidió informar y solicitar la presencia de la Policía Nacional, que se subieron al convoy en Fuenlabrada.
Los agentes acudieron para identificar el pasajero que abrió la puerta. También se solicitó la presencia de una ambulancia, a la que igualmente hubo que esperar, para que atendiera a la viajera que sufrió un ataque de ansiedad. "Cuando llegó la ambulancia, la señora renunció a la atención y continuó el viaje", indican fuentes de Renfe.
Las paradas causadas por el sistema de seguridad, por la apertura de la puerta y por la intervención de los agentes de la Policía Nacional y de la ambulancia en la estación de Fuenlabrada terminaron causando un retraso de 24 minutos a la llegada del tren a Madrid. La propia compañía comunicó a los pasajeros por la megafonía interna que el viaje acumulaba ese retraso sobre la hora prevista debido a los altercados que se habían producido con el pasaje.
Una vez en destino, el pasajero que abrió la puerta quiso poner una reclamación y el interventor le acompañó a hacerlo.
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