Antonio Gilgado y efe
Badajoz
Domingo, 27 de diciembre 2020, 12:00
Vicente Mirón, un vecino del municipio cacereño de Ceclavín y usuario de la residencia Rosalba, en Mérida, ha sido el primer extremeño en vacunarse contra el coronavirus.
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«Soy el primero del cartel». Vicente Mirón decía sentirse esta mañana como un torero. En todo momento al teléfono con su familia haciéndose fotos y posando para la prensa con la camiseta de Triana. Ha sido el primer vacunado contra el coronavirus en Extremadura.
Media hora después de vacunarse, a las once y media, salió a la puerta del centro a hablar con la prensa. Aprovechó la ocasión para pedir responsabilidad a los jóvenes. «Que no hagan tantos botellones» y se acordó de todos los compañeros que han pasado el covid por el brote reciente que sufrieron. También mandó un mensaje de ánimo al resto de mayores que viven en residencias. «Ójala que la próximas navidades sean mejores para nosotros». Vicente es viudo, nació en Ceclavín y fue maestro más de cuarenta años en la comarca de Miajadas.
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A Vicente le siguió María García. O Petra. O María Petra. Ayer jugó al despiste con su verdadero nombre. Le gusta que le llamen María, pero se llama Petra. Tiene 85 años. De Zalamea de la Serena. Y dice que la del coronavirus es la primera vacuna que se pone. «Siempre he tenido buena salud, soy muy fuerte». La última vez que tuvo fiebre fue hace 37 años. Ahora arrastra una artrosis y anemia, pero se siente con ánimo. Aprovechó que todo el mundo estaba pendiente de lo que decía para pedir a la gente que se vacune. «Ahora depende de nosotros acabar con nosotros».
Los primero vacunados han hablado con la prensa media hora la inyección. «En cualquier vacuna, hay un tiempo de observación sobre el paciente para detectar alguna posible reacción o una urticaria», ha explicado la directora de Enfermería de Atención Primaria del Área de Salud de Mérida, Paula Salamanca
Entre las características de esta vacuna, tal como ha detallado, está el control exhaustivo de la temperatura, que no se puede agitar y «exige determinadas pautas a la hora de cargarla» en el inyectable.
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«Los primeros usuarios tenían mucha esperanza en la vacuna, pues se trata de un colectivo que lo ha pasado muy mal», ha dicho Salamanca, quien ha remarcado que «ellas y ellos -en referencia a los residentes- tienen ganas de seguir luchando y viviendo«.
«Esperamos que sea el comienzo del fin... estamos viendo la luz», ha afirmado la directora de esta residencia, Beatriz Sosa. En su opinión, la gran mayoría de estas personas «tienen ganas de vacunarse para volver a la normalidad».
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La directora de Rosalba aclara que esta semana se pondrá la vacuna a 130 residentes. La mayoría de los que viven han dado su consentimiento y solo los familiares de los más dependientes han preferido esperar porque tienen patología severas. Entre la plantilla, 95 de los 110 trabajadores, también recibirán esto días la dosis de Pfizer. La directora dijo que en un futuro, cuando la vacuna sea accesible, para ellos será indispensable estar vacunados para trabajar en Rosalba.
La vacunación en la región ha empezado por las residencias de mayores El Prado y Rosalba de Mérida, dentro de un plan que continuará el lunes en centros residenciales de las ciudades de Badajoz y Cáceres para continuar con el despliegue por todas las áreas de salud.
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