El violador eres tú

Por lo poco que escuché en un telediario –más que suficiente, conste–, desde que tenemos gobierno, según un señor que aspira, ojo, a ser el presidente de España, «las violaciones no han dejado de aumentar de una forma dramática» y hay un montón de «extranjeros con antecedentes» que campan a sus anchas por nuestras calles, con el apoyo logístico de las oenegés. Y estas declaraciones me han llevado a recuperar para la memoria un párrafo que escribió Javier Cercas, hace no pocos meses, y que viene al caso: «El que aspira al poder intuye, por necio e ignorante que sea, que para dominar el presente y el futuro necesita dominar el pasado, implantando un relato que justifique o legitime su aspiración; lo de menos es la veracidad de ese pasado: lo esencial es su capacidad para justificar y legitimar». O sea, falsear los hechos, hasta los más inmediatos –somos, en general, unos desmemoriados cuando nos creemos seguros o pensamos que nos cae lejos–, aunque luego la prueba del algodón, la realidad misma, descubra los embustes. Da igual que haya una hemeroteca con ingentes documentos e imágenes que fulminen, como quien aplasta un mosquito, las mentiras vertidas –ni siquiera se aporta un dato objetivo, a saber: una estadística, un recorte de prensa, el testimonio de un experto–, pues se ofrece como verdad lo que es, a todas luces, una trola. Y lo preocupante es que hay mucha gente que ha comprado con los ojos cerrados el 'paquete premium' de una ponzoñosa realidad alternativa en la que, al parecer, vivimos. Así que hasta ahora, entiendo, habíamos vivido en la inopia. Los violadores no le tienen respeto a este gobierno, nos dice este señor. Como si el 'ansia' por violar se acentuara dependiendo del color político. Y para colmo de males, a los extranjeros –excluyendo, se deduce, a los que tienen parné: futbolistas, empresarios, mafiosos varios y otros privilegiados que no son blancos ni caucásicos precisamente– los ministerios de Sanidad, de Educación o de Igualdad, por citar solo algunos, los están favoreciendo con pisos gratuitos y subvenciones que se les están hurtando a los españoles de bien que, como ya ha manifestado en repetidas ocasiones este señor, son los que se levantan temprano para poner las calles –es un decir, se entiende– que pisarán luego los que no madrugan, que los hay. Además, en un tuit afirma que está en peligro la «unidad nacional», que, al parecer, es lo más importante para este 'homo patrioticus'. Que haya gente dispuesta a creerse, a pies juntillas, todas estas barbaridades –que se caen por su propio peso–, indica que se están señalando a sí mismos como los buenos de la película. Para ellos, no hay patriota que mienta, extorsione, tergiverse, robe, viole, insulte o esté enajenado. Así que si tu mayor preocupación al despertar es «la unidad de España», enhorabuena: estás incapacitado para hacer el mal, aunque no seas inmune al coronavirus. Por ahora.