«Estoy viviendo la situación con inquietud y algo de miedo»

Sara Calero tiene 29 años y espera el nacimiento de su primera hija, que se llama como ella, en cualquier momento. Ha cumplido las 39 semanas de gestación y, a los nervios típicos de estar a punto de convertirse en madre primeriza, se añaden las variables que ha introducido una situación sanitaria insólita. Vive junto a su pareja, Nicanor Murillo, en Quintana de la Serena, por lo que el hospital público que le correspondería sería el de Don Benito, pero ha decidido cambiar sus planes y llevar a cabo su parto en una clínica privada de Badajoz.

Esta pareja cuenta con un seguro médico. El seguimiento del embarazo también lo han hecho por privado en paralelo a los servicios de la sanidad pública. «Cambiamos de idea porque la reestructuración de los hospitales con los positivos se está produciendo ahora y en los privados todavía hay menos tránsito de personas, las habitaciones están menos concurridas», explica esta mujer. «Si tengo alguna urgencia iré al hospital de Don Benito, donde hay buenos profesionales, pero si no, iremos a la clínica Quirón». El pasado jueves estuvo en una visita, donde le explicaron que su marido sí que podrá acompañarla durante el alumbramiento. La preocupación va más allá del propio parto y también incluye la salud de la niña. «Lo estoy viviendo con inquietud y algo de miedo, nos hemos informado, hemos leído estudios que indican que no se transmite al feto de forma vertical, pero es algo tan nuevo que no sabemos a lo que nos enfrentamos», explica en conversación telefónica. «Nunca hemos vivido una situación como la que estamos viviendo», indicaba.

La placentina Silvia Alcón también tiene más dudas que certezas a la hora de abordar el nacimiento de Dylan, su segundo hijo, del que está embarazada de 35 semanas. «Con las citas médicas tengo algo de lío, algunas se han anulado, las menos importantes, como las charlas sobre la epidural, las clases de preparación al parto». Alcón lamenta que en una ecografía que tuvo el pasado miércoles en el centro de especialidades Luis del Toro se hubieran juntado varias futuras madres a la vez. En lugar de espaciarse las visitas, se unificaron. «La gente estaba muy nerviosa, nunca nos habíamos juntado tantas, hemos esperado demasiado tiempo», explica. «En cambio, en el centro de salud, donde tengo la matrona, todo perfecto, porque han cambiado las citas para no coincidir con nadie».

Silvia Alcón, de 38 años, entiende que la situación es compleja. «Las cosas van cambiando según se vaya dando, siempre hay dudas sobre si habrá cambiado el protocolo, si van a dejar entrar a mi marido». Le alivia el hecho de que las Urgencias hospitalarias se estén descongestionando. «No espero que haya aglomeraciones», señala esta mujer, que sale de cuentas el día 23 de abril. Acudir a las revisiones que le tocan antes de ese momento también le genera incertidumbre.

Otra mujer de Badajoz que cumplía las 40 semanas de embarazo el pasado viernes y prefería no dar su nombre para este reportaje se lamentaba de la falta de información acerca del cambio de protocolos por coronavirus y cómo puede llegar a afectar al desarrollo del parto de su segundo hijo. «Vas al ginecólogo y es como si fuera una consulta totalmente normal, deberían darte información, y si no la saben intentar tranquilizarte».

El ambiente hospitalario ha cambiado por completo y es algo también muy perceptible. «Sientes un poco de fobia cuando llegas al hospital a la revisión, porque ves que está todo vacío, todo el mundo con mascarillas, con guantes». Le alivia, en todo caso, el hecho de que según conocidos que trabajan en la tercera planta del Materno-Infanil, «todo está muy tranquilo y no hay ningún caso de coronavirus». Por la información que ha podido recabar «están restringiendo las visitas, solo dejan pasar a una persona al parto y en horario de visitas solo dejan pasar a dos».