La voz de los jóvenes cooperativistas

Posteriormente cursó un máster en ganadería ecológica y otro en agricultura ecológica de forma 'online' mientras se preparaba para ejercer. Hizo el proyecto de incorporación para trabajar en el campo durante la pandemia al mismo tiempo que ayudaba a su padre en el negocio.

Su amor por los animales se refleja también en su casa, donde vive con gatos, perros, gallinas y caballos, que también monta.

María se define como curiosa y considera que el aprendizaje es el motor de su vida. Por eso disfruta tanto en el campo. «Todos los días aprendo algo nuevo», cuenta. Además de esto le encanta viajar, es otra de sus pasiones e intenta escaparse todos los años un par de semanas a Asia. Ha visitado ya Tailandia, Bali y Vietnam y este septiembre volverá a pisar este continente. Ahora viaja menos que en su época de estudiante ya que necesita que le cubran y que no coincida con épocas importantes como el esquilado y saneamiento.

Es fan del cine de autor, el «cine peculiar» como lo describe ella. Le gustan el terror y directores como Lars von Trier, Michael Haneke y Gaspar Noé. Otra de sus aficiones es la lectura, aunque explica que suelen ser artículos relacionados con su trabajo. Pero, cuando no es el caso, disfruta leyendo libros asiáticos y de terror.

Respecto a su profesión, María explica: «Tus padres prefieren que te dediques a otra cosa con los tiempos tan difíciles que corren». Esto se relaciona con el problema principal al que se enfrentan las cooperativas actualmente, el relevo generacional.

A pesar de esto persiguió sus sueños. Los jóvenes trabajadores que conoce en el sector ya tienen estudios universitarios al igual que ella.

El periodismo llegó a su vida más tarde, como recurso para intentar cambiar la forma de ver la industria ganadera y agrícola. Además, el sueldo por esta actividad lo invierte en su negocio ganadero. No le gusta la monotonía, así que todos sus días son diferentes, sin horarios fijos y no sabe lo que le espera.

La cooperativa Copreca, donde es vicepresidenta, le ha permitido conocer a más mujeres que trabajan en el campo. «Tenemos más voz y reconocimiento ahora pero siempre ha habido mujeres trabajando de esto», explica.

En su corta trayectoria ya se ha sentido juzgada por ser una mujer ganadera y agricultora. «Hay gente muy cerrada de mente. Puedo ser la tía más dura en el campo y luego quedar con mis amigos e ir en tacones pero hay gente que no lo entiende». A pesar de esto, la reacción más habitual al comentar su trabajo dice que suele ser la sorpresa.

La mayoría de sus amigos entienden del mundo ganadero y agrícola ya que tienen familiares que se dedican a ello, por lo que explica que siempre se ha sentido comprendida y apoyada por ellos e incluso adaptan algunos planes a su estilo de vida, quedando por ejemplo a tomar algo en su terraza.

Fernández se ha involucrado en convivencias y jornadas de jóvenes agricultores. De esta forma ha creado su espacio en el sector y ha conseguido su puesto de presidenta del comité de jóvenes cooperativistas extremeños en mayo de este año.