![Señales quemadas en la carretera CC-158.](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202207/19/media/cortadas/andysole_hurdes_16-Rn3fDmIsYHNf84RV9emxikK-624x385@Hoy.jpg)
![Señales quemadas en la carretera CC-158.](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202207/19/media/cortadas/andysole_hurdes_16-Rn3fDmIsYHNf84RV9emxikK-624x385@Hoy.jpg)
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La primera de las 3.239 hectáreas fundidas a negro por el incendio de Las Hurdes está en lo que aquí llaman la Portilla del Cid, o «el Cid», a secas. Ahí empezó todo. En lo alto de ese cerro está el árbol en ... el que impactó el rayo que convirtió una tormenta seca en una de fuego que obligó a desalojar siete poblaciones y ha mantenido a Extremadura en ascuas durante la última semana. Desde ese risco, las llamas se extendieron de teso en teso y no pararon hasta llevarse por delante otras 3.233 hectáreas en la parte más alta de la comarca cacereña, la que linda con Salamanca.
Por ahí pasó hace un siglo y un mes el rey Alfonso XIII, que atravesó a caballo el puerto de las Carrascas. Este martes, a las dos y pico de la tarde, en el fabuloso mirador que corona esa sierra, comen sin perder de vista el monte los miembros de un retén del Infoex, el de Caminomorisco.
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Estamos junto al kilómetro cero del peor incendio que ha sufrido la comunidad autónoma en lo que llevamos de verano. Su perímetro supera los sesenta kilómetros, y en su interior hay muchas pistas forestales y solo una carretera asfaltada. Es la antigua CC-158 (así se llama en las señales, aunque en el catálogo viario de la Diputación de Cáceres aparece dividida en dos tramos, denominados CC-143 y CC-145). La vía nace en Las Mestas y muerte en el límite provincial. En la mayor parte de su trazado tiene la anchura justa, y a ratos algo menos que eso, por eso no siempre hay marcas viales de separación de carriles. Tomada desde Las Mestas, es una subida continua con varios giros de 180 grados.
En el kilómetro uno no hay nada que llame la atención, más allá del paisaje bonito y las curvas. En el kilómetro dos empiezan a verse árboles quemados. Al alcanzar el tres, el negro ya abraza la carretera. El hito del kilómetro cuatro no se puede leer. Está quemado. Se sabe que es el cuatro porque antes se ha visto el tres y luego aparecerá el cinco.
Un poco más adelante, el retrovisor devuelve otra foto que ilustra sobre la tragedia. Es un cartel que identifica a esta vía como una carretera paisajística. Pero este lo sabe quien ya ha visto otros paneles como este en otros sitios de la región e identifica la ilustración que contienen. Es un dibujo con una carretera abriéndose paso entre unas montañas verdes y un río y un cielo perfectamente azules. Aquí, en la zona cero del incendio de Las Hurdes, esa señal conserva esos colores felices, pero las letras blancas se han derretido.
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José M. Martín
Todo alrededor de esta señal es un paisaje, sí, pero negro. Árboles negros, troncos negros, arcén negro, trozos de asfalto negro, quitamiedos negros.
Antes y después de esta carretera hay una cantidad enorme de paisaje intacto, y mucho por visitar y descubrir. Porque se han quemado 3.239 hectáreas, pero Las Hurdes tiene 46.200. Lo que ha ardido en la última semana es un siete por ciento de su superficie. Otras miles se echaron a perder en incendios anteriores, es cierto, pero la comarca sigue teniendo mucho por ofrecer al turista. De hecho, en el viaje desde Plasencia (a hora y media en coche de Ladrillar viajando a velocidad legal), el rastro del fuego reciente solo asoma al llegar a Las Mestas.
Todo esto es tan cierto como que el viaje por la CC-158 es un poema. Un poema triste. Una realidad no excluye la otra, por dura que resulte.
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