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Las tensiones entre el urbanismo y las normas ecologistas vuelven a aflorar en la región, esta vez en Garlitos, un pequeño pueblo de la Siberia ... extremeña donde una zona de especial protección para las aves (ZEPA) impide que los mayores puedan tener una residencia de ancianos. Lo denuncia su alcalde, José Álvaro Rodríguez, que describe la zona a proteger que impide la reforma del actual centro de día como «un secarral donde no hay una sola encina y mucho menos pájaros».
A las afueras del pueblo, el municipio de Garlitos (Badajoz, 599 habitantes) dispone de una parcela con un velatorio, una piscina, un gimnasio, un colegio rural agrupado y cinco viviendas de protección oficial. Allí, el centro de día abrió en el año 2010 y funciona de once de la mañana a ocho de la tarde. Tiene 25 usuarios que deben ser trasladados o recogidos al principio y al final del día.
La demanda de los familiares era habilitar una residencia de ancianos que pudieran dormir allí porque muchos no pueden valerse por sí mismos. Y así se hizo. Con una subvención de 217.000 euros el Sepad financió la obra y a día de hoy Garlitos dispone, según explica su alcalde, de una residencia con ocho habitaciones (16 camas en total), amueblada y con aire acondicionado que no se usa. «Solo falta ponerle las sábanas a los colchones», afirma.
Sin embargo, faltaba hacer una reforma que consistía en cambiar la salida de incendios, unir la enfermería por la parte trasera para ganar espacio y ensanchar algunas puertas. Pero estos cambios nunca pudieron hacerse desde que en 2019 la Junta de Extremadura, a través de su departamento de Urbanismo, le indicó que una ZEPA, figura medioambiental perteneciente a la Red Natura 2000 para proteger a las aves, impedía cualquier tipo de obra. Desde entonces esta dotación ya terminada no puede aprovecharse.
«Es todo muy extraño y no es razonable porque la residencia, que nunca se estrenó, está en una zona urbanizada donde hay más servicios, hasta un colegio, pero por un secarral que Urbanismo dice que es zona ZEPA nuestros mayores se tienen que ir del pueblo, lo que faltaba después de que se estén marchando los jóvenes», se queja el regidor.
Según cuenta José Álvaro Rodríguez, los ancianos de Garlitos están siendo llevados a pueblos Villanueva de la Serena, Castuera, Esparragosa de Lares o Cabeza del Buey. «A mí me da pena cada vez que se marcha uno porque aquí tienen a sus familiares y los veían a menudo hasta que se han tenido que ir».
Juan Carlos Rodríguez Aliseda es el hijo de Segunda, de 99 años, que vive en la residencia de ancianos de Cabeza del Buey. «Está a 37 kilómetros y yo voy semanalmente a verla, pero si ella estuviera en el pueblo sería todo más sencillo, entre otras razones porque aquí en Garlitos está su arraigo . Solo en Cabeza del Buey hay cinco personas más de Garlitos y antes había más pero se han ido muriendo y es una pena que no hayan podido hacerlo en el pueblo. Otros se han tenido que ir a otros pueblos incluso de Ciudad Real. Comentamos a menudo que es muy triste que por culpa de unas aves no se pueda legalizar una residencia que encima ya está hecha. Y luego ves la zona protegida y te preguntas qué interés tiene...».
No es la primera vez que una ZEPA pone en jaque un proyecto urbanístico. El caso reciente más conocido es el complejo turístico de Valdecañas, que tras un largo proceso judicial debe ser demolido. Pero hay casos similares al de Garlitos que afectan a la vida diaria de pequeños municipios. Serrejón (Cáceres, 400 habitantes) no puede crecer por culpa de una ZEPA, criticó a principios de este año su alcaldesa, Melisa Campos.
Según explicó, uno de sus proyectos más importantes es también la construcción de una residencia de mayores. Pero no es posible porque todo el municipio forma parte de una zona protegida y no hay suelo disponible. Este pueblo cercano a Monfragüe no tiene plan de urbanismo y no se puede ocupar suelo rústico porque todo el término es zona de de especial protección para las aves (ZEPA) y en el casco urbano no hay suelo disponible para un proyecto de estas características, ya que construir una residencia con capacidad para 45 o 50 plazas requiere al menos 10.000 metros cuadrados.
El Consistorio propuso un solar que considera idóneo a las afueras del municipio, pero no recibió los permisos necesarios y los vecinos más mayores también han de marcharse a poblaciones cercanas.
Sobre el caso de Garlitos, este diario ha pedido una valoración a la Junta de Extremadura, pero no ha obtenido respuesta.
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