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Ismael Clemente: Premiado Extremeños de HOY 2020

«O abrimos los ojos y empezamos ya a hacer las cosas bien, o lo pasaremos mal»

ISMAEL CLEMENTE | CONSEJERO DELEGADO DE MERLIN PORPERTIES ·

Es uno de los altos ejecutivos mejor valorados en nuestro país, pero sobre todo ha demostrado su generosidad

Pablo Calvo

Cáceres

Lunes, 19 de octubre 2020, 13:52

Ismael Clemente Orrego (Valencia del Mombuey, 1970) empieza a acaparar los focos del mundo empresarial y económico desde que impulsó la creación de Merlin Properties, la sociedad inmobiliaria que cotiza en el Ibex 35 y que se ha convertido en un éxito empresarial. Él es además su consejero delegado y en el año 2016 ya fue reconocido por ello como mejor empresario español. Sin embargo, la pandemia ha hecho que su nombre pase de las páginas salmón y las noticias financieras a las de actualidad, gracias a la adquisición de 13 robots para la realización masiva de test PCR, dos de los cuales forman parte desde la pasada primavera de la sanidad extremeña. Un gesto, unido a su trayectoria empresarial, que ha hecho merecedor a este hombre de carácter campechano, padre de seis hijos, socio del Barca y que no pierde su acento en Madrid, de un premio Extremeño de HOY. A la capital española se trasladó para estudiar Derecho y Administración y Dirección de Empresas en ICADE, tras pasar por el colegio San José de Villafranca de los Barros. El jueves dedicó el galardón a su padre, Luis, maestro de escuela como su madre, Manuela. Ambos le acompañaron en Plasencia.

-¿Ha recibido muchos premios?

-No, durante los muchos años que trabajé como director de inversiones inmobiliarias en un gran banco internacional mi labor era por definición invisible, sobre todo operaciones de capital riesgo, y sólo era conocido en el ámbito reducido de mi profesión. Como consecuencia de la cotización de Merlin y su inclusión en el Ibex, he pasado a tener más exposición pública, que acepto como parte de mi trabajo, y me he tenido que acostumbrar a esto de los premios. Los agradezco de corazón.

-¿HOY ha formado parte de su entorno familiar?

-Sí, ha sido parte de mi vida siempre. Lo leían mis padres. Lo leían mi abuelo y mi tío abuelo maternos. Mi otro abuelo no podía leerlo porque perdió la vista, pero en casa de mis tíos lo recuerdo siempre encima de la mesa. Lo teníamos en la sala de televisión en Villafranca. Estaba en todos sitios, desde la barbería de mi pueblo hasta la consulta del médico.

-¿Cómo se suele informar?

-Siempre fui muy de radio y de periódico de papel. De la radio, me encantaban los periodistas tipo Antonio Herrero, José María García o Carlos Pumares. Con ellos seguía la actualidad, el deporte o aprendía de cine. También escuchaba a Miguel Ángel García Juez, a Iñaki Gabilondo o a Luis del Olmo, igual que hoy en día escucho a Carlos Herrera, Federico Jiménez, Carlos Alsina o nuestra paisana Pepa Bueno. En los periódicos, lo que más me gustaba eran los artículos de opinión política o social, desde Burgos hasta Ussía, pasando por el inolvidable David Gistau, Raúl del Pozo o, hace más años, la Tronera de Antonio Gala o el lujo de Cela cuando escribía. Televisión no he visto nunca, salvo La Clave o Informe Semanal cuando era pequeño.

-¿Sigue la actualidad extremeña?

-No mucho. Google sabe qué es de mi interés y me obsequia cada mañana con una selección de noticias, pero como tenga que ser Google quien te seleccione lo que lees...

-¿Por su actividad profesional hace mucho seguimiento de prensa especializada, económica, internacional?

-Sí, leo artículos muy a menudo, casi todos los días, pero he de reconocer que ya no puedo hacerme yo mismo el filtro y tengo que confiar en la selección que me hace nuestra agencia de comunicación y el tráfico de correos electrónicos o whatsapp con los compañeros de trabajo o del sector, donde es habitual intercambiarnos artículos interesantes de medios nacionales e internacionales junto a memes y tonterías de todo tipo. Trato de aprender sobre cómo perciben España los inversores internacionales para poder ajustar los mensajes y es obvio que su visión está influida por lo que leen en la prensa de su país.

- ¿En web o mantiene el hábito de papel?

-Hoy en día mayoritariamente en web. El papel es un placer que ha quedado para los veranos y para los aviones.

-En el mundo de la economía, ¿cree que la información es más poder que en otros ámbitos?

-Mucho menos de lo que la gente cree, al menos en mi sector, donde el secreto no es tan importante porque no hacemos guías de misiles ni fórmulas de medicamentos. Hay gente que vive obsesionada con recibir información a todas horas, si puede ser algo antes que otros. Pero la sobreabundancia de información es tan nociva como la carencia absoluta y lo importante es saber digerir, razonar y, a veces, leer entre líneas la información que recibes. Si gestionas tu negocio a golpe de noticias o para impresionar a la gente a través de los medios, muy mal asunto. Además, la información buena es la que aún no está en los medios. Si te has enterado de una operación por la prensa o la radio es que vas muy tarde y, si esto te ocurre a menudo, malo. Las cosas relevantes has de hacerlas, preferiblemente, sin que lo sepa nadie más que los interesados.

-¿La crisis sanitaria le ha hecho modificar de algún modo sus hábitos informativos?

-Sí, de algún modo sí, porque ahora empiezo el día muchas veces viendo cómo va la curva de contagios, ingresos en UCI o fallecimientos, lo cual era impensable antes. Bien es cierto que cuando había guerra en Irak también empezabas el día leyendo sobre la evolución de la ofensiva de Basora, por ejemplo. Cada momento histórico tiene una información específica.

-¿Cómo juzga la información que se está ofreciendo de la pandemia y cómo le gustaría que fuera: la considera rigurosa, excesiva, pedagógica, necesaria, negativa para el estado de ánimo...?

-A mi me gustaría que fuese cero divulgativa y exclusivamente estadística o numérica, pero comprendo que eso sería un desastre comercial para los medios. Acepto la información tal y como se está dando. No tengo una opinión negativa sobre ella. Lo único que no me ha gustado es la corriente de infantilización del público generada, sobre todo, por las televisiones, con los aplausos, las canciones y el fantástico experimento de hipnosis social al que hemos asistido, sin ataúdes, ni ucis, ni familiares llorando. Tenemos que admitir que, en otras circunstancias políticas, nos hubieran salido los muertos por las orejas. Hemos tenido suerte, porque esta connivencia, remunerada, de la televisión con el poder político nos ha ahorrado incendios y violencia en las calles, pero es sano reconocer que esta situación es profundamente injusta y que las adhesiones serviles al poder a largo plazo no son buenas para la democracia.

-En una entrevista publicada en HOY este verano ya contó cómo fue el proceso de pensar que podían ayudar en esta pandemia con la compra de robots para la realización de test. ¿Siente que ha contribuido de modo relevante en esta batalla inesperada?; ¿es la primera vez que realiza una iniciativa similar?

-Es la primera vez que alguna acción personal ha tenido esta trascendencia, desde luego. Hasta ahora, donde siempre me ha gustado ayudar en tareas relacionadas con la educación, con la equidad educativa, con la inclusión. Ayudando a encontrar un norte a chavales desahuciados por la escuela mediante profesorado especial para que puedan acceder a un empleo y tener una vida digna o, en el lado contrario del espectro, ayudar al desarrollo de alumnos de altas capacidades, que en España sufren por la extraordinaria vulgarización del sistema educativo. Pero estas cosas no tienen tanta relevancia pública y además se canalizan vía asociaciones o fundaciones en las que somos muchos los que empujamos a la vez.

-¿La colaboración público-privada es un buen camino para las sociedad del siglo XXI?, ¿habría que profundizar, es suficiente?

-Soy un firme defensor de la colaboración público-privada. En la pasada crisis se alcanzó un nivel altísimo de endeudamiento público y privado no financiero, es decir, de las familias y de las empresas, que en 2009 alcanzó un 260% del PIB, pero en aquel momento las empresas tenían un 120%, las familias un 85% y el Estado un 55%. En 2019 hemos mejorado estas cifras hasta un endeudamiento total del 230% (en el límite que indica el FMI para que la carga de deuda no impida el desarrollo), pero las empresas tienen un 70%, las familias un 60% y el Estado ha subido hasta el 100% y desgraciadamente subirá aún más a consecuencia de la crisis generada por la pandemia. En esas circunstancias, lo razonable es que el sector público se apoye en la mayor sanidad de balance de familias y empresas para reconstruir el país, no que intente seguir generando déficit y emitiendo deuda hasta que los mercados digan basta y entremos en una situación de insuficiencia de fondos del sector público que nos lleve al desastre de un rescate condicionado. Yo defiendo que los recursos escasos habrían de dedicarse a inversión productiva que pueda generar riqueza y empleo, que mejore la capacidad de las clases activas de seguir enviando recursos a las clases pasivas.

-Sobre la crisis sanitaria aún no sabemos su dimensión, pero en cuanto a sus efectos en el escenario económico, ¿ya se conocen?, ¿cómo será la recuperación?

-Durante meses pensaba que una crisis causada por factores exógenos como la covid, que suponía la paralización temporal de la actividad productiva y la interrupción del flujo turístico que tan importante es en España, sería profunda pero corta. No había destrucción de infraestructuras o de la pirámide demográfica, como en una guerra. Sin embargo, la pobre gestión que entre todos hemos hecho de la situación (los particulares también, por no haber sabido interrumpir nuestra vida social mientras durase la amenaza) nos ha llevado a una situación peor de la esperada y diferencial respecto de otros países como Alemania o los países nórdicos. Esto no es bueno y en la asimetría de velocidad de recuperación pueden generarse oportunidades para quienes han gestionado bien que diezmen aún más el tejido productivo español y la existencia de centros de decisión estratégica de empresas en España.

Por lo pronto, la temporada turística 2020 ha sido un desastre y muchos touroperadores ya afirman que no contratarán España tampoco en 2021. Imaginemos el daño que eso causará en una industria turística como la española, líder en el mundo. Imaginemos que muchos hoteles y centros de ocio se adquieran en estos años a precios de derribo por operadores extranjeros que de esa forma cierran el círculo y ganan dinero en origen y en destino, repatriando los márgenes a sus países. Imaginemos que los apoyos en Europa o en organismos multilaterales hay que pagarlos permitiendo tomas de control de empresas españolas de interés para grandes corporaciones extranjeras. No sé, pero o abrimos los ojos y empezamos a hacer las cosas muy bien desde ahora mismo o lo pasaremos mal.

-Qué cambios afrontará el sector inmobiliario en la era poscovid (teletrabajo, menos oficinas, viviendas con otras prioridades) o piensa que poco a poco habrá un reajuste natural?

-La crisis actuará fundamentalmente de acelerador de tendencias que ya existían antes y estaban más o menos larvadas. La primera es la compra desde casa, que generará un viento en contra natural a los centros comerciales durante años hasta que el mercado se estabilice. De forma contraria, generará un gran viento de cola en favor de la logística, que es crucial para la distribución del comercio electrónico. La segunda es el trabajo desde casa, que ya veremos qué vuelo tiene y que, en su vertiente más radical de teletrabajo permanente es obviamente reductora de la necesidad de espacio en oficinas. Pero esa posible reducción, que creemos poco significativa, tal vez será compensada por la necesidad de distancia social entre trabajadores y, en general, una cada vez mayor valoración de la dignidad de las condiciones del puesto de trabajo.

En materia de vivienda no soy muy experto, pero lo que vemos en el corto plazo es que la calidad de la vivienda, particularmente en cuanto a superficie y zonas de terraza o jardín, ha vuelto a ganar protagonismo frente a la japonización en metros cuadrados que se veía en los últimos años a cambio de una ubicación céntrica. Los centros de las ciudades, en vivienda y también en oficinas, siguen siendo atractivos, pero mucha gente empieza a valorar la necesidad de usar el transporte público para entrar en ellos, que tardará un tiempo en verse de nuevo como algo normal. Ahora hay quien valora menos el cambio climático y más su salud, pero creo que esta angustia remitirá con el tiempo.

Ismael Clemente durante la entrega de premios. PALMA /SOLÉ

«La gente se sorprende si digo que alguien disfruta 'más que un guarro en un charco'»

-A Extremadura voy bastante a menudo, pero sólo los fines de semana. En Madrid, no presumo frente a nadie de ser extremeño porque no soy muy amigo de los localismos, pero todo el mundo sabe que lo soy, entre otras cosas porque jamás he hecho el esfuerzo de perder mi acento. Tampoco mi vocabulario, y la gente se sorprende cuando digo en algún foro elegante que alguien disfruta más 'que un guarro en un charco' o suelto una 'mijina'. Traigo a Extremadura a todos los que puedo, extranjeros incluidos, y suelen quedar encantados, precisamente por la naturaleza y la belleza monumental de muchas ciudades. Por supuesto, siendo de donde soy, en casa no falta nunca jamón ibérico y buena chacina de Florencio, de mi pueblo, la mejor del mundo, que causa furor. Ahora estoy con los quesos de La Siberia y La Serena y voy a empezar a dar a probar este año algunos vinos extremeños, los que pienso que gustarán más a quienes están acostumbrados a los Riojas y Riberas, que creo son los de El Raposo y Matanegra de Orán o Los Balancines y, por supuesto, los que hace Habla en Trujillo.

-Mantengo contacto fluido y frecuente con muchos extremeños y de vez en cuando nos juntamos a filosofar y reírnos. Como somos muy pocos, la camaradería es notable y nos intentamos ayudar en lo que podemos. A lo tonto, surgen iniciativas como el grupo LIFE que creó Julián Casas y a través del cual acabamos entrando, por ejemplo, con el programa de RSC de Merlin en la campaña de repoblación con drones en zonas quemadas de Extremadura que apadrina Jaime Jaraíz, de LG Electronics, y que se extenderá a otras provincias españolas.

-En general, me encanta España. Me gusta viajar sin rumbo en coche por secundarias y conocer pueblos perdidos, probando rutas alternativas entre ciudades. Fuera de Extremadura, mis provincias favoritas son Soria, que me ofrece paisajes increíbles y una bajísima densidad de población; Toledo, porque su campo y su gente son primos hermanos de los nuestros; y las Baleares por la luz maravillosa que transmiten y por la posibilidad de disfrutar del mar, que me apasiona en todas su vertientes, navegar, contemplarlo, sumergirme... También me gustan mucho Huelva y Cádiz.

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