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Martes, 12 de julio 2016, 19:10
La muerte de Víctor Barrio en la plaza de toros de Teruel el pasado 9 de julio ha desatado el enésimo enfrentamiento dialéctico entre los taurinos y los antitaurinos. Ha llegado hasta tal punto que la Fundación Toro de Lidia y la propia Policía han iniciado los trámites para que la mofa por la muerte del torero no quede impune. Además han trascendido otras informaciones como aquella que hace referencia a la tradición. Ésta recoge que tras la muerte de un matador el responsable del astado debe sacrificar a la madre del animal y a toda su familia, o reata como se le conoce en el argot taurino.
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En este caso en particular, Lorenza, la madre del toro Lorenzo que puso fin a la vida de Víctor Barrio, fue sacrificada por los responsables de la ganadería días atrás, pero no por el incidente, sino por problemas relacionados con la edad del animal.
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