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La visita del primer ministro británico, Keir Starmer, a finales de febrero a la Casa Blanca fue percibida de manera favorable. A su regreso a ... Londres convocó una cumbre europea donde dio cuenta de sus movimientos en una atmósfera de unidad, con elogios de los diputados conservadores y consenso sobre la gestión realizada por el 'premier' de la preocupante deriva de la política de Washington desde el regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense.
El riesgo de guerra atrae la atención del público, pero el primer ministro tiene las horas contadas y su gestión de los problemas domésticos será lo que realmente decidirá la simpatía del electorado, que expresa sentimientos negativos en las encuestas sobre el Gobierno laborista y sobre su líder. Starmer ha decidido poner el foco en los problemas nacionales a través de la reforma de los subsidios sociales y de la Administración de la salud.
En 1950, cinco años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la mayor partida del presupuesto del Ejecutivo del Reino Unido -que también era entonces laborista- estaba dedicada a la Defensa. El gasto militar rondaba el 12% de la inversión pública, según los datos del Instituto de Contables Registrados (ICAEW, por sus siglas en inglés). Le seguían las áreas de Educación (4,43%), Sanidad (2,77%), los subsidios (2,73%) y las pensiones (2,05%).
Hasta el reciente anuncio de Starmer de que ejecutaría un aumento notable del presupuesto de Defensa, este área absorbía un 2,2% del gasto nacional. Sanidad se llevaba más del 10%, los pensionistas se quedaban con el 7,6%, el Welfare -que agrupa al sistema de subsidios- recibía el 6,5% y Educación, un 4,45%.
En la tarde del pasado miércoles, el 'premier' convocó a parlamentarios de su formación a Downing Street. Los responsables de la disciplina de partido le habían alertado de la posibilidad de una rebelión en los escaños contra la reducción de algunos subsidios, que no se han especificado aún. La reunión tuvo momentos tensos, según los cronistas, y escenificó el malestar de los diputados nuevos.
Pat McFadden
Ministerio del Gabinete y exsecretario político de Tony Blair
Pat McFadden, a cargo del importante Ministerio del Gabinete y con larga experiencia gubernamental ya que fue secretario político del ex primer ministro Tony Blair, sostiene que el laborista es un grupo de centro izquierda y en el debate sobre las ayudas apuesta por su reducción, con una alusión al nombre de su formación, Partido del Trabajo. «La clave está en el nombre», ha subrayado. En una reciente entrevista afirmó que hay 9 millones de británicos en edad laboral que ni estudian ni trabajan: «No podemos relajarnos cuando cientos de miles de personas se apuntan a los subsidios cada año. El Gobierno está buscando miles de millones en ahorro para equilibrar las finanzas del Estado. Particularmente cuando nos hemos comprometido a aumentar el gasto en Defensa», explicó.
A raíz de la pandemia se produjo una hola de absentismo laboral en el Reino Unido y la insistencia de McFadden y del propio Starmer -ambos con origen en familias de clase obrera- tiene una lógica de austeridad ética. Ponen el foco en las jubilaciones prematuras, la dependencia de larga duración por enfermedad... Y en los últimas años ha habido, además, un incremento muy notable de los subsidios por enfermedad mental.
4 millones
de personas dependientes se calcula que habrá en el Reino Unido al final de esta década, con el consecuente gasto para las arcas públicas en subvenciones.
El aumento reciente del coste de esos subsidios ha sido de unos 25.000 millones de euros y las proyecciones apuntan a que, al final de esta década, habrá 4 millones de personas dependientes del Estado por enfermedades que se perpetúan. Los sucesivos gobiernos han intentado sin éxito contener el incremento de subvenciones, que en muchos casos se achacan al fraude. Starmer necesita ahora ahorrar para financiar el refuerzo de la Defensa, pero también para corregir un problema social y financiero y porque la evolución de las finanzas públicas bajo la dirección de la ministra Rachel Reeves, y como consecuencia de factores externos, le exigen recortes que recuerdan a la austeridad de los gabinetes conservadores.
Starmer ha anunciado este jueves la eliminación de NHS England, el ente que gestionaba el servicio público de salud en Inglaterra. Es parte de una descentralización de poderes, aunque el ministerio heredará poderes del organismo disuelto. McFadden tendrá un importante papel en la reforma estructural del funcionariado.
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