La ONU exige a Israel el fin de las «ejecuciones extrajudiciales» en Cisjordania y Jerusalén

Turk, con quien la diplomacia israelí ya ha tenido rifirrafes previos, lamentó no sólo el asesinato de palestinos en medio de los feroces bombardeos, sino que denunció la «violencia de los colonos» y el «rápido deterioro» de los derechos elementales en Cisjordania y Jerusalén, donde se han producido crímenes y los soldados han efectuado campañas masivas de detenciones. El comisionado presentó un informe en el que exigió «el fin inmediato del uso de armas y medios militares en operaciones de seguridad, el fin de las detenciones arbitrarias y malos tratos de palestinos y la retirada de las restricciones de movimiento discriminatorias».

El lenguaje utilizado por Turk va más allá de una mera escalada verbal de imputaciones. Además de la legislación de cada país y el Derecho Internacional, las ejecuciones extrajudiciales contravienen la Convención de Ginebra y el Estatuto de Roma y son merecedoras de juicio por un Tribunal Penal Internacional. Policías, forenses y juristas trabajan, por ejemplo, en Ucrania para presentar a esta Corte los numerosos casos de ejecución sumaria registrados desde el comienzo de la invasión rusa. Algunos criminales ya han sido sentenciados.

En el caso israelí, Naciones Unidas afirma que ha verificado la muerte de 300 palestinos, entre ellos 79 niños, que se ajustan plenamente a los horrores de este delito entre el 7 de octubre y el pasado 27 de diciembre en Cisjordania y Jerusalén Este. De ellos, 291 perdieron la vida a manos de las fuerzas de seguridad, ocho fueron abatidos por colonos y el último murió «a manos de las fuerzas israelíes o de colonos»

Los investigadores de la ONU se han centrado en los casos donde queda fehacientemente demostrada la comisión de una ejecución sumaria o el uso de tácticas y armas militares en operaciones de seguridad sobre la población, lo que abre la puerta a identificar al culpable y ponerle a disposición de la Justicia. Turk considera este hecho aún más grave porque antes del ataque terrorista de Hamás contra los kibutz, Naciones Unidas ya había recopilado otros 200 asesinatos desde enero siguiendo los mismos patrones. El año pasado, la institución tuvo que advertirle al Gobierno de Tel Aviv también sobre este tipo de ataques en Cisjordania, aunque «la intensidad de la violencia y la represión actual  es algo no visto en años». Turk emplazó al Ejecutivo a poner «fin» a estos crímenes, acabar con las agresiones de colonos armados y proteger a la comunidad palestina.

Cuando el ministro de Defensa, Yoav Galant, dijo hace unos días que Israel combate en «siete frentes», en alusión a la paulatina transformación de la ofensiva en Gaza en un conflicto regional, sabía de lo que hablaba, aunque no lo vio en toda su extensión. La indagación de la ONU interpela internacionalmente a la Defensa israelí en su conjunto político y militar. Pero además, el Gobierno abrió este jueves una nueva fuente de conflictos con Turquía tras ordenar la retirada de su embajadora en Ankara después de que el presidente Recep Tayyip Erdogan comparase a su homónimo Benjamín Netanyahu con Adolf Hitler por la muerte de más de 21.000 palestinos en Gaza.

Sin embargo, el problema diplomático no es el que más inquieta a las Fuerzas de Defensa. Miles de personas se congregaron este jueves en la capital iraní durante el funeral del asesor y comandante de la Guardia Revolucionaria Razi Mousavi, asesinado en Siria en un bombardeo selectivo israelí. La muerte del principal enlace militar de Teherán con Hezbolá y las milicias sirias ha aumentado la furia de Irán y los grupos yihadistas del entono, como prueban los gritos de la multitud durante la ceremonia: «Muerte a Israel», «muerte a Estados Unidos».

Si el recelo hacia las autoridades iraníes va en aumento, la confrontación con Hezbolá empieza a dar visos de transformarse en un enfrentamiento interregional después de que Benny Gantz, miembro del consejo de guerra de Netanyahu, advirtiera a las autoridades de Líbano que el ejército está dispuesto a intervenir si la situación se agrava en la frontera norte. En los dos últimos días, la milicia chií ha lanzado 68 cohetes dentro de su campaña de bombardeos sistemáticos, y este jueves Israel respondió con un inusual ataque «generalizado» en Ayta ash Shab y Ramyeh, en el sur de Líbano, contra infraestructuras islamistas. El ejército no fue nada selectivo. Utilizó tanques, aviones y artillería mientras el Gobierno advirtió a Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, que «es el siguiente en la lista de objetivos de guerra».