Había dudas sobre si este año la pandemia permitiría ver las escenas clásicas del descorche de champán en la puerta de las administraciones de lotería. Óscar Plaza y Paloma Mohedas tenían una botella reservada que no sabían si podrían abrir, pero al final lo hicieron para celebrar que el Gordo tocó en su establecimiento, el estanco de la calle Camino Llano 56 de Cáceres, donde se despachó, a través de terminal, un décimo del número afortunado: el 72897. Al final pudo correr el champán y hubo brindis, discreto, pero brindis.
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Para Paloma ese único décimo premiado con 400.000 euros, sabe a verdadera victoria. «En un año muy complicado necesitábamos una alegría». A lo largo de toda la jornada el ganador de este premio no hizo acto de presencia. El estanco está ubicado junto al puente de San Francisco y es zona de paso hacia el Conservatorio, el hospital San Pedro de Alcántara o los Juzgados. Mohedas indicaba este martes que si no acudía por propia voluntad hasta el estanco sería difícil saber quién era el portador del número agraciado, pero que para ella sería una alegría añadida que fuera un comprador habitual. Ella vende lotería vende a muchos amigos y familiares, ninguno de los cuales resultó agraciado.
Se produjo cierto revuelo ante el estanco al pensar un cliente que el número premiado era el de las participaciones que había puesto a la venta el estanco. Tras unos minutos entendió que sus papeletas no estaban premiadas, sino que era un décimo aparte. No fue el único que acudió al establecimiento pensando que podía llevar la suerte encima. El ambiente era animado: los coches que pasaban pitaban y sus conductores levantaban el pulgar.
El año ha sido duro para esta lotera: en agosto del pasado verano perdía a su único hijo, de 19 años, en un accidente de tráfico en la provincia de Alicante. A nivel económico la pandemia ha afectado a la actividad del establecimiento que, aunque permaneció abierto, sufrió la supresión de los sorteos durante tres meses. «No hemos tenido que cerrar, pero lo hemos notado, así que estoy muy contenta de que el premio se haya dado aquí».
Paloma Mohedas gestiona este estanco abierto en el año 56 desde hace dos décadas. A lo largo de este tiempo han dado varios premios, el más abultado de 1.300.000 euros en la Lotería Primitiva en el año 2011. Más recientemente, en 2018, también se selló en ese estanco un boleto de Bonoloto premiado con más de 100.000 euros.
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Los delegados provinciales de Loterías y Apuestas del Estado hicieron acto de presencia para entregar el diploma acreditativo que reconoce al establecimiento, y que suele servir de reclamo para futuros sorteos. Cáceres no es ciudad en donde la suerte sea pródiga en este sorteo extraordinario, pero este martes, al menos ha dejado un pellizco nada desdeñable, de esos que pueden arreglar un poco la vida.
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