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CELESTINO J. VINAGRE
CARMONITA.
Sábado, 23 de diciembre 2017
Hasta poco antes de las doce y media de la tarde, el día pasaba ayer como siempre en Carmonita. Apenas se veía un alma en sus serpenteantes y estrechas calles. Y eso que algunos ya sabían que había tocado un buen pellizco de la Lotería de Navidad en este pueblo pequeño (550 habitantes, a 34 kilómetros de la capital regional) entre los límites de las dos provincias extremeñas y rodeado por las estribaciones de la Sierra de San Pedro. Pero nada. Ayer, como casi siempre por estas fechas, la fiesta estaba el colegio, con panderetas, dulces y representación de un belén. La novedad este año es que después hubo otra celebración, inédita entre los carmoniteños. Bien lo merecía.
El número 18065, uno de los quintos premios del sorteo extraordinario de Navidad, obsequió a Carmonita con 1,6 millones de euros. Nunca había tocado en el pueblo un premio importante, así que casi todas las familias compraran al menos un décimo del número traído desde Mérida (administración 'La Ranita de la Suerte' que regenta Pedro Hernández) supo a gloria. 6.000 euros por décimo jugado (4.800 tras el pellizco de Hacienda).
«Soy el rey Gaspar y me alegro por el pueblo porque no estamos acostumbrados a esto», decía, con cierta sorna, David Gaspar Corchero, el alcalde, que también resultó premiado. En realidad, el rey mago ayer era Fran, administrativo del Ayuntamiento. La persona más abrazada.
«A mí no me gusta el jaleo. Aquí nunca lo hay pero esto es para celebrarlo. Ahora está la gente en el colegio pero en un momento vendrán todos para la plaza», comentaba a HOY poco después de mediodía el hombre que se trajo para el municipio 280 décimos del 18065. Desde hace cinco años, es el que lleva la lotería de 'La Ranita de la Suerte' a Carmonita. La compra en Mérida y la pone a la venta para sus vecinos. En la localidad no existe ningún establecimiento para jugar a la suerte.
«Me parece que el número del año pasado era el mismo y hace dos años la terminación también fue 065. Traigo la lotería de Mérida y quien quiere comprarla, la compra. Todas las familias suelen quedarse al menos un décimo y así que casi todas estarán muy contentas. Lástima que no se pudo comprar más porque el número se agotó», recalcó.
Lo decía mientras, efectivamente, la reducida plaza de España se empezaba a llenar de personal, atraído por los gritos de júbilos de algunos lugareños y las unidades móviles de televisión.
«¿Cuánto hemos ganado en la lotería, mamá?», inquiría con prisas una adolescente. «¡Por 6.000 euros hemos montado esto! ¡Si llega a ser el Gordo no sé que hubiéramos hecho!», concluyó tras obtener respuesta. Por esto se refería a descorches de botellas de cava, reparto de perrunillas, roscas y bizcochos, cánticos de ¡Carmonita, Carmonita! y recital de besos y abrazos.
«A mí no me ha tocado nunca nada. Ni aquí tampoco pasa nada. Así que comprenderá usted que si llevas 6.000 euros para casa es para tirar cohetes.... Bueno, son menos, por el ansia ese de Montoro», reseñaba María, una de las primeras en acudir a la plaza. Rondando los sesenta años, al principio no quería ni foto ni celebrar nada en una ataque extremo de timidez. Pero pasó por allí una prima y se acabó el retraimiento. «¡Qué bien!. Tu también con otros 6.000 euritos, ¿no?» le preguntó. «Sí, ¡vamos a celebrarlo!», replicó. «¡Venga, María!», le animaba otra vecina. «¡Que aquí nunca pasa nada y esto es muy bueno. Vete a saber cuándo saldremos otra vez en la tele y en el periódico!», concluía.
«Mire, este es un pueblo muy tranquilo. Nunca imaginé que pudiera pasar algo como esto», añadía otra mujer mientras le ofrecía una copa de espumoso a María. «Ya no hay más cava en el pueblo. Se ha agotado. Es lógico, ¿no?», concluía Fran.
El empleado municipal no solo trajo lotería para el pueblo. La dejó también en uno de los grandes atractivos del municipio: el hotel balneario Fuentes del Trampal, situado a dos kilómetros de Carmonita. «Por el balneario pasa mucha gente en verano. Calculo que habré dejado allí más menos la mitad de los décimos que se vendieron exclusivamente en el pueblo», agregó feliz.
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