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¿Qué ha pasado hoy, 12 de febrero, en Extremadura?
Participantes en la caravana de mujeres celebrada este sábado en un hotel de la A-66, cerca de Mérida:: F.J.D.
El negocio del amor

El negocio del amor

La polémica caravana de mujeres comenzó con casi dos horas de retraso y con la participación de 65 féminas, 55 de ellas sudamericanas

FELIPE J. DELGADO

Sábado, 18 de abril 2015, 18:44

La caravana de mujeres llegó al Hotel Romero. Y allí estaban esperando los hombres desde hacía varias horas. Y es que, el autobús, junto a los dos coches que traían a las 65 mujeres que se desplazaron este sábado desde Madrid hasta este vasto complejo hostelero situado en medio de la nada (entre Torremejía y Calamonte, más cerca de Mérida que de Almendralejo) llegó con casi dos horas de retraso. Así, mientras, los hombres iban consumiendo en la barra del bar y se iba haciendo caja. Porque ese era el verdadero objetivo de esta iniciativa: el negocio. Y es que este encuentro movió ayer más de seis mil euros.

Tres señoras, llegadas de Villafranca, iban diciendo que ellas también se habían apuntado a esta caravana y que todo les parecía estupendo. Y que las críticas, pues muy mal. Claro, que si no hubieran sido familia del propietario del hotel su discurso hubiera sido más creíble.

Entre los hombres que esperaban a las mujeres había de todo y de todos los lugares. Desde "jóvenes" de 37 años de alguna cercana localidad a recios varones de 50 curtidos por el sol y el campo o incluso hombres más cercanos a los 60. Y hasta Monago estaba por allí. En concreto, Juan Francisco Monago, de Guareña, que se había divorciado hacía unos años y que había pagado sus 50 euros "para ver si hacía alguna amistad", afirmaba mientras se colocaba el cuello de su camisa de cuadros blancos, rojos y azules metida por dentro del pantalón. Luego también estaba Alberto L. un leonés de Valderas, localidad al sur de la capital castellanoleonesa, que se había enterado de esta caravana por internet y que decidió venirse a pasar el fin de semana a Mérida.

"Parece que se retrasan", comentó uno de los numerosos periodistas que se congregaban en la entrada del Hotel: Pues así las cogemos con más ganas, terció un noble y recio mozo que se encontraba cerca de éstos. Y es que ayer en este hotel, que hasta hace poco tiempo recibía de modo irregular el agua del ayuntamiento de Calamonte, a pesar de no estar en su término municipal, se congregaron medios regionales, nacionales e incluso una cadena de televisión alemana con una llamativa reportera teutona que llamó notablemente la atención de los mozos que aguardaban a las mujeres.

El autobús del amor

Y sobre las tres y media de la tarde llega el autobús. El primero en bajar de él es un tipo alto, delgado, todo peinado hacia atrás, la camisa desabotonada hasta casi el ombligo y el pecho cubierto de cadenas de oro de diferentes grosores, una visión reveladora. Y el discurso y la amabilidad del propietario del hotel tornó con la llegada de las mujeres. Lo que en un principio era "un bien social" y "una convivencia y no un puticlub", tal y como él afirmó sobre las dos de la tarde, cambió a "no se pueden hacer fotos"; lo que en un principio era "las mujeres son las que deciden lo que hacen" cambió a no podéis hacerles fotos porque lo digo yo".

De las 65 mujeres que llegaron, 55 eran sudamericanas: dominicanas, colombianas e incluso alguna ucraniana. Y solo diez españolas. Todas ellas habían pagado 20 euros por el autobús ni los viajes del Imserso son tan baratos, decía Manuel Gozalo, organizador de este tinglao en el que había, incluso, un puesto de rosas a 5 euros la unidad, 25 la media docena y 40 euros la docena. El negocio.

Para muchas de esas mujeres, que cuanto menos aparentemente venían libremente, esta no era su primera caravana del amor. Se las veía desenvueltas y muy maquilladas. Y a ellos, nerviosos por la espera y alborotados con la llegada. No están mal, decían mientras se encaminaban hacia el salón donde se dio la copa de bienvenida. Y luego, a comer y a la discoteca. Y así, hasta los dos de la mañana, hora para la que tenían prevista su partida. Y a la próxima semana, esta asociación irá a hacer otra convivencia a Villaseco del Pan en Zamora, donde volverá a hacer negocio, que es de lo que, en el fondo se trata. Y por cierto, ni rastro de las asociaciones de mujeres que iban a ir a manifestarse, ni del IMEX, por lo que lo tendrá complicado la consejera hacer un informe, tal y como señaló el viernes que haría (evidentemente a posteriori).

Solo la Guardia Civil hizo acto de presencia (un todoterreno con dos agentes y que pasaban casualmente) y un grupo de jóvenes que pretendían recabar datos para poner de manifiesto lo evidente, lo que señaló Mariana Reyes-Palacio, una sevillana que paró a tomarse un refresco en su camino hacia Madrid y que se encontró con todo el pastel, como ella dijo. Yo cuando he visto esto me he dicho: esto es muy raro y ellas no pegan nada con ellos, que se les ve que son de pueblo, gente normal, y ellas urbanas, muy urbanas, diría yo.

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