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El edificio Lasma destaca en Fernández López pegado a la residencia oficial de la Junta de Extremadura en Mérida. Lo forman sesenta pisos ... en seis plantas.
Desde el 22 de febrero le sale agua por el subsuelo sin parar. Los residentes desconocen el origen. Los fosos de los ascensores han quedado inutilizados y los mayores de las plantas altas no pueden salir. A esto se añade la preocupación por los cimientos. Temen que tanta agua acumulada en la base dañe la estructura.
Fermín Guisado explica que hace muchos años también se les llenaban los fosos. Incluso en verano. No dieron con el problema, pero paró y no investigaron más.
El problema es que ahora persiste. Es constante por los ascensores y las grietas de dilatación que se han abierto en el suelo del garaje. Han analizado las muestras. Es limpia. No ha sido tratada. Sin pesticida, ni excremento ni rastro tampoco de otro tipo de agua. No viene del saneamiento municipal ni del río. Aqualia ya les ha dicho que no pueden hacer nada porque no le corresponde. «Pusimos una incidencia. Vinieron y la analizaron. Y el resultado es que no es agua de la red. Es como si fuera de manantial o de un antiguo acuífero». Hicieron un segundo estudio y confirmó el primero.
La filtración no se ha detenido y los vecinos siguen buscando una explicación. Han contratado a una empresa especializada para buscar el origen. Parten de una hipótesis: que estén sobre un antiguo acuífero desconocido que está aliviando. No descartan que coincida además con una conducción romana rota. Con el calendario en la mano, Fermín recuerda el terremoto de Lisboa de hace un mes. Se notó en el edificio la réplica. Y a los pocos días se vieron las primeras manchas de agua en el garaje. No le dieron importancia, pero cómo ha ido a más, ahora creen que el seísmo, la réplica que sintieron y la inundación sea una reacción en cadena. «Los técnicos de Aqualia nos han dicho que por el tipo de agua, es muy probable que venga de algún acuífero que se rompe cuando hay un movimiento de tierras».
Y esta teoría se reafirma aún más al conocer que otro bloque de la zona, en la esquina de la plaza Luis Chamizo, le ocurre lo mismo. También se inunda el bajo desde la misma fecha y con el mismo tipo de agua. Al Lasma y a la esquina de la plaza Luis Chamizo les separa dos manzanas y mucho desnivel porque uno está a la altura del río y otro casi a la del Calvario, pero ambos puntos trazan una línea recta. Por eso creen que las dos inundaciones es en realidad una con dos salidas distintas.
Aunque de momento son solo conjeturas y conclusiones sin confirmar. Por eso quieren dar con el origen de la fuga: para actuar y reclamar a quién corresponda. «El problema es que cómo no es agua de nadie, nadie nos ayuda a resolverlo». Confederación Hidrográfica del Guadiana también les ha informado que se desentienden. Ahora se plantean acudir al Consorcio, por si los estudios arqueológicos de la manzana confirma alguna conducción romana que se haya llenado y se esté vaciando.
Hasta encontrar respuestas toca paliar daños. Han puesto tres bombas y están haciendo unos achiques nuevos para los ascensores. Llevan dos semanas parados porque el sistema mecánico entra en contacto con la inundación. «Lo vacías por completo y a los veinte minutos se han vuelto a llenar. No es operativo usar los fosos que tenemos», explica Fermín. Los nuevos, las bombas y la empresa contratada para achicar durante horas cada día lo pagan los residentes. No saben cuánto tiempo van a necesitar este despliegue. De ahí la urgencia para encontrar el origen de las filtraciones constantes.
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