Mercedes Arriaga | Catedrática de Filología Italiana

«La arqueología ha ayudado a reconstruir la historia del matriarcado»

El Festival de Teatro Clásico reúne en el Centro Cultural Alcazaba a actrices, productoras, escritoras o investigadoras

Antonio Gilgado

Mérida

Viernes, 12 de julio 2024, 23:24

El Festival de Teatro Clásico reunió ayer y también hoy en el Centro Cultural Alcazaba a mujeres profesionales de las artes escénicas. Directoras, escritoras, actrices, productoras o investigadoras en las que se habla del papel de la mujer en la representación escénica y en la ... cultura grecolatina. Entres las ponentes, la catedrática Mercedes Arriaga, que habló de la herencia cultural que arrastramos desde lo griegos y cómo situó a la mujer la cosmovisión de la que tanto se habla en Mérida. Una ciudad llena de medeas, medusas, ceres, proserpinas o antígonas.

Publicidad

–Habla usted de la transformación de la cosmovisión matriarcal que viene absorbida por la cultura griega.

–Tenemos personajes femeninos en la tragedia griega que son monstruosos, como la esfinge de Edipo Rey, por ejemplo. O Medea y Cliptemnestra, que se presentan como dos mujeres asesinas por venganza. Por motivos banales. La cultura griega, obviamente, configura personajes de advertencias hacia las mujeres. La buena mujer es la que está en casa, silenciosa y resignada. Extendió la idea de que los personajes femeninos traen la destrucción y la muerte.

–¿Y es una herencia inconsciente la que tenemos hoy?

–Nuestra educación parte de la cultura griega. Es como el elemento fundacional de nuestra cultura actual. Los griegos hacen la filosofía, el ordenamiento jurídico... Pero nuestra civilización no nace con ellos. Nace mucho antes. El relato histórico que llevamos al público y las escuelas no tiene en cuenta que la humanidad ya era civilizada antes de los griegos. Y que la humanidad, antes de las tres grandes religiones, existía una religión. Los humanos creían en algo antes de crear estos dioses. ¿En qué creían? En gran parte del planeta los humanos creían en divinidades femeninas.

–Nos situamos, por tanto, en la civilización neolítica.

–La civilización neolítica es una civilización en la que el hombre intenta vivir de la naturaleza. Ve como diosa a quien le da de comer. A la naturaleza. Tiene su lógica. La fertilidad de la tierra que da frutos sola se traslada a las mujeres, que son las tienen otros humanos. La mujer se ve como parte de la fertilidad de la tierra.

Publicidad

–Y luego llegan los griegos y dicen que la mujer no participa en la procreación.

–Aristóteles dice que el semen aporta todo al ser humano y que las mujeres no aportan nada. Quitan a las mujeres el poder de la creación. Se lo dan al hombre y en la cosmovisión griega el hombre es importante. Esa idea tiene recorrido desde los griegos hasta hoy. Cuando una pareja no tiene hijos, la estéril es la mujer. Tenemos a la Yerma de Lorca. Desde los griegos hasta ahora el hombre siempre fue fértil.

–Y esto nos lleva a negar el matriarcado en parte de la cultura occidental.

–El problema de la cultura matriarcal del neolítico es que no hay textos. No podemos leer. Es una cultura más frágil. La arqueología ha ayudado a reconstruir la historia del matriarcado. Los vestigios arqueológicos en Europa y en América han demostrado los lugares de culto sobre la divinidad a la tierra fértil y sagrada. Tienen distintos nombres, pero es la misma idea matriarcal como divinidad, que se reproduce durante siglos. Y eso lo sabemos por la arqueología.

Publicidad

–¿Qué elementos matriarcales perdura perduran hoy?

–La religión a las diosas permanecen veinte siglos antes de los griegos. Es muy difícil de erradicar y el cristianismo trata de luchar contra estas manifestaciones previas. El culto a las diosas matriarcales es tan fuerte que para mantenerlo y adaptarlo crea la figura de la virgen María. Esa figura se crea en el siglo once. Es una transformación. Como ocurre con la Giralda de Sevilla. Era un minarete árabe y cuando llegan los cristianos construyen las campanas encima y se lo quedan como catedral. Algo parecido. No puedo quitar este culto, pero lo transformo. Solo en Sevilla hay más de cien vírgenes. Eso nos demuestra que el culto a la maternidad no se puede eliminar.

–Destaca usted el Renacimiento italiano como un elemento de esplendor cultural precisamente porque es un momento de igualdad entre hombres y mujeres.

–Mi línea investigación es el renacimiento italiano. Es un periodo en el que hombres y mujeres colaboran con la cultura. Las grandes mecenas son mujeres nobles, burguesas, comerciantes o reinas. Son las que hacen el Renacimiento. Es un momento increíble en la que se muestra como una cultura de colaboración puede hacer surgir una cultura mejor. Si vivimos en la cultura de enfrentamiento no vamos a ningún sitio. Pero las tres grandes religiones se apoyan en el enfrentamiento. La cultura matriarcal es una cultura pacífica, de armonía. Por eso es muy interesante. Pero también es una cultura en la que las mujeres tienen poder de decisión y ellas pueden ser diosas. Las tres grandes religiones otorgan el poder divino a dios y a la casta sacerdotal. Hay una resistencia enorme en las tres grandes religiones. Por eso no se enseña en la escuela el matriarcado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad