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Tras una etapa muy oscura de semanas de confinamiento, miles de muertos y pérdidas económicas incalculables todas las manos que quieran o puedan ayudar a recuperar, al menos, una pequeña parte de lo que se ha perdido son bienvenidas.
No han dudado en hacerlo los integrantes de la Asociación Empresarial Impulso Mérida. Ellos han estado al pie del cañón desde el primer día en todo este caos. Con todo el empeño que pusieron llegaron a recaudar más de 11.000 euros en donativos durante el estado de alarma. Lo consiguieron gracias a una campaña de solidaridad que se puso en marcha el pasado mes de marzo para paliar la escasez del material necesario entre los sanitarios destinados a combatir los efectos de la pandemia de la covid-19.
La asociación, formada por pymes de la ciudad y su comarca, decidió por unanimidad poner todos sus recursos en marcha para crear esta iniciativa solidaria.
Así lo explica a HOY el presidente de la misma, Víctor León, quien dice que una vez que se han cubierto las necesidades sanitarias, durante estos meses se han centrado en las necesidades económicas. «Una vez que se levantó el confinamiento nos hemos centrado en apoyar el comercio y el tejido empresarial local». Tanta aceptación han tenido que desde que empezaron hace unos cuatro meses, ya atienden a casi un centenar de empresas asociadas.
Para intercambiar experiencias, retos y poner reivindicaciones e ideas en común, se reúnen todos los viernes por la tarde en el centro cultural Alcazaba. «Allí aportamos ideas y propuestas concretas. Porque ahora todo el mundo habla de la crisis pero nadie hace nada. Y en estos momentos hay que ser prácticos y directos», lamenta León.
«La idea que pretenden importar a todos los empresarios es hacer proyectos de colaboración entre las empresas y los asociados y afrontar proyectos de venta fusionándonos entre nosotros. Porque no estamos bajo el paraguas de nadie y eso nos complica más las cosas. La única manera de salir de esta es uniéndonos y ayudándonos entre nosotros».
León confiesa que el ambiente en las reuniones de los viernes es bastante pesimista porque la gente está muy desanimada por la situación actual. «Más de un 60% de nuestros asociados están bastante tocados económicamente. Han sido empresas que han estado cerradas durante el confinamiento, que no han podido facturar nada. Y ahora que han reabierto y, que se suponía que se iban a recuperar poco a poco, la situación no ha mejorado. Los Erte se acaban, las ayudas no llegan y, aunque están abiertos, no venden nada. Todos esperan a ver cómo transcurre agosto y septiembre y en octubre o noviembre decidirán qué hacen», explica.
Asegura que lo peor para ellos es la incertidumbre que viven por no saber qué va a pasar con la pandemia ni hasta cuándo durará. «En la crisis de 2008, al menos, sabías a qué atenerte y sabías más o menos si ibas a sobrevivir o no. Pero ahora el futuro es más incierto. Es todo diferente porque el panorama cambia de un día para otro».
Dice que con la crisis sanitaria todo el mundo se volcó. Pero que se acabó y que ahora nadie se acuerda de ellos. «Nos sentimos un poco abandonados. Por eso la idea es apoyarnos entre nosotros y hacer llegar a la población que hay que apoyar al comercio local para que no se hunda». Adelanta en este sentido que tienen pensado autofinanciarse una app para contar con el apoyo de los ciudadanos para este fin.
Comenzaron en marzo con solo siete empresas de Mérida. Pero luego se fueron asociando empresarios de otros pueblos de alrededor como Montijo, Alange, Don Benito, Almendralejo... La idea es hacer una asociación a nivel regional. Aunque de los 93 asociados, 61 de ellos son de la ciudad.
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