¿Qué ha pasado hoy, 12 de febrero, en Extremadura?
Tres alumnos trabajadores de la escuela profesional Barraeca en el patio contiguo al de Medusa. J. M. Romero
Mérida

Barraeca excava otro peristilo de la casa romana de la Huerta de Otero

Junto a la estancia del mosaico de Medusa trabajan ahora en otro patio contiguo con una iconografía distinta en su pavimento

Antonio Gilgado

Mérida

Viernes, 17 de mayo 2024

Restos de muralla romana, un tramo de calzada, una domus con mosaicos excepcionalmente conservados y unas termas con salas para el baño. Los alumnos trabajadores de la escuela profesional Barraeca siguen ampliando las excavaciones en la domus pegada a la Alcazaba, en la Huerta de ... Otero.

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José Vargas Calderón es el arqueólogo monitor de la Escuela Profesional Barraeca y dirige al grupo de quince alumnos que se forman para trabajar como operarios en las excavaciones. Primero fue Medea y luego los tres de Barraeca. Cuatro años ya de excavaciones en la Huerta de Otero. No se tocaba el solar desde el 87. Se convirtió en un basurero. Se llenó de desechos. Por eso el primer año se centraron en limpiar y despejar. Luego excavar cotas nuevas. Primero en el frontal islámico. Sacaron más de sesenta tumbas de época islámica adscritas a época almohade. Todos tenían la misma posición, explica el profesor. De cúbito lateral derecho. Con el cráneo mirando a la Meca y en fosas simples porque el islam prohíbe mortero y material constructivo. «El muerto tiene que irse a la tumba en contacto con la tierra que le ha visto nacer. Son fosas simples porque la misma tierra que se usa para cavar se usa para enterrar».

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Con Medea también pudieron trabajar en el extramuro. «Sacamos cuarenta metros de muralla lineal por tres de anchura». Llegaron a los seis de altura. En época romana tenía hasta diez. Explica Morcillo que es el punto más alto de muralla de la ciudad. Luego se centraron en el mosaico de la diosa Medusa. Se sabía que estaba allí por las excavaciones que hizo Sáenz de Buruaga en 1976. Vio el emblema y la documentó. Y con el programa de formación de Barraeca, Barraeca II y Barraeca III han ampliado el área de excavación. Han sacado la habitación por completo. Hoy ya se divisa el mosaico y los motivos que lo rodean. «Estamos hablando de una casa con varios peristilos. La Medusa está ubicada a un espacio abierto. Pero luego hay otro peristilo con una iconografía distinta en su mosaico». Cree el profesor de las excavaciones que cuando se pueda abrir al público, la Huerta de Otero tendrá tanta relevancia como la Casa del Mitreo o la del Anfiteatro. Faltan todavía por excavar las termas y estancias principales como la cocina y el salón. Las termas están en el frente opuesto a la muralla. Llama la atención a los arqueólogos que a pesar de tratarse de recintos privados de la casa ocupan o invaden espacios públicos. «Es un proceso constructivo que se ha documentado en muchas zonas de Mérida». En el siglo cuarto, a los dueños de las casas principales de la ciudad se les permitió ampliar sus dominios. En el caso de la Huerta de Otero, la calzada tenía seis metros de anchura y quedó reducida a dos. Lo suficiente para que pasara un carruaje. «Y encima de esa calzada se construyó el propietario sus propias termas», explica el profesor.

Ya se han excavado algunos elementos de estos baños privados como el apoditerio (que sería como los vestuarios que conocemos hoy) y el caldarium (el cuarto con baño caliente). Pero queda todavía por desenterrar el tepidarium (piscina de agua templada). Barraeca forma parte del programa de escuelas profesionales de la Junta de Extremadura y ayer visitó el trabajo que hacen los operarios de arqueología María José Nevado del Campo, directora general de Formación para el Empleo de la Junta. «Con estos programas mixtos buscamos distintos objetivos y la cualificación es el más importante». Recuerda la directora general que normalmente hay un 40% de alumnos que se forman que hacen luego prácticas en empresas. Valora además la directora general la peculiaridad de la línea de formación en arqueología porque ayuda a conservar yacimientos como la Huerta de Otero. Se consigue también el objetivo que piden desde la Junta a los ayuntamientos cuando diseñan sus escuelas profesionales. Que los alumnos aprendan trabajando y que capacite para tener luego un trabajo estable y duradero. Los alumnos trabajadores, cuando terminan, tienen un certificado profesional. Y eso es lo que más valora la directora general de la Junta.

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