Metro y medio de fango dificulta el rescate del militar en Proserpina

En un chiringuito ahora cerrado, la familia de Pedro Guillermo Macías Rey mantiene un desasosiego que se incrementa hora a hora. Enfrente, en la presa de Proserpina, el trasiego de buzos (guardias civiles, bomberos y Cruz Roja) no consigue desde el sábado a las 17.15 horas, cuando desapareció, que su cuerpo sea recuperado. El chiringuito se está convirtiendo en un espacio de duelo para una familia que no se explica qué pudo suceder para que Pedro se hundiera mientras, desde el agua, les estaba haciendo fotos con un móvil. Tampoco asume que, al cierre de la edición de HOY, hayan pasado más de 54 horas sin que se le haya podido recuperar del fondo del embalse emeritense.

Minutos después de las ocho de la mañana comenzó, de nuevo, el dispositivo de búsqueda del militar cacereño, de 39 años de edad, en La Charca, que es como se conoce en la capital de Extremadura a este embalse a seis kilómetros del casco urbano de Mérida, zona de esparcimiento, segundas residencias y baños, suspendido ahora. Los buzos, con el parón para la comida, continuaron con su labor hasta las últimas horas con buena luz del día, cerca de las nueve de la tarde.

El dispositivo de búsqueda se centra a unos 150 metros del puesto de Cruz Roja. Cerca de la zona de hidropedales, en ese punto del pantano la profundidad máxima es de 13 metros. En el punto de la desaparición, un área con mucho fango y escasa visibilidad, la temperatura es baja, 12 grados, porque este verano no está siendo caluroso y el sol no pica con la fuerza de otros estíos.

Por la poca visibilidad, los buzos intentan encontrar el cuerpo del militar arrastrándose por el fondo para intentar descubrirlo chocándose con él. «Es un trabajo complicado. No se ve nada. Hay metro y medio de fango», relataba ayer Juan Carlos Bermejo, responsable en Mérida de los bomberos del Consorcio Provincial de la Diputación pacenses.

«A base de tacto debemos encontrarlo. Creo que puede ser pronto. Ya no queda mucho porque se ha rastreado bastante zona», decía poco después del mediodía. En el lado favorable, señalaba Bermejo, la presa no tiene corrientes y tampoco tiene árboles sumergidos que dificulten la inmersión. Pero el verdadero problema es el cieno que se acumula en el fondo. Y eso que Prosperpina se vació hace 31 años, retirando un millón de metros cúbicos de fango concentrado en el interior del embalse.

La esperanza se reactivó con la llegada, a la una menos cuarto, de nuevos miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil de Madrid. Los especialistas iniciaron su trabajo reconstruyendo con la familia del militar los instantes anteriores a la desaparición. El suceso ocurrió el sábado cuando navegaban cinco adultos y una menor, la hija del militar, en la embarcación de hidropedales. Pedro les iba a hacer una foto desde el agua.

El suegro del militar desaparecido se montó con los Geas para indicarles el punto en el que se hundió. Con el paso de los minutos, la confianza en encontrarle se difuminó. Otra jornada más de dolor y espera para la familia de Pedro Macías.

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