Los vecinos de Mérida que se hayan sentado alguna vez a tomar algo en la terraza del bar Morales, que da hacia la calle Arzobispo Mausona, habrán podido disfrutar de los restos arqueológicos que allí se encuentran. Aunque quizás no sepan exactamente de qué yacimiento se trata y para qué sirvió en el pasado. Una terraza que es privilegiada en la ciudad porque alberga lo que se conoce como la Torre Albarrana.
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El solar en el que se encuentra va a ser adquirido por el Ayuntamiento, según ha anunciado, para integrarlo en el proyecto del nuevo María Luisa. Será el Consorcio de la Ciudad Monumental el que determine si estos restos necesitan ser restaurados antes de que formen parte de una plaza que quiere crear el gobierno local en esta zona de la ciudad que se va a convertir en plataforma única.
Es el Consorcio también el que explica a HOY la importancia de estos restos. La Torre Albarrana de la muralla islámica de Mérida, o también denominada 'puerta doble o geminada', se encuentra situada en el interior de la manzana triangular formada por las calles Arzobispo Mausona, Camilo José Cela y Almendralejo.
Se configura como una gran torre albarrana de doble vano del recinto medieval de época andalusí, que vendría a reforzar la defensa de la muralla en esta parte de la medina.
«Se suponen dos posibles momentos constructivos, el siglo XI, periodo de la taifa aftasí, y finales del XII, momento de la presencia almohade en la ciudad. Se localiza junto a un tramo de gran longitud de la propia muralla romana».
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El Consorcio explica además que, aunque apenas se han conservado restos de la muralla levantada por los musulmanes en su etapa de dominación de la ciudad, sí se tiene constancia de algunos añadidos que han llegado hasta nuestros días.
Es el ejemplo de la torre albarrana conservada en el interior de la manzana formada por las calles Arzobispo Mausona y Almendralejo. «Bien es verdad que reaprovechando buena parte del lienzo de la muralla romana, que durante las sucesivas reformas realizadas, primero durante el califato omeya y posteriormente bajo el dominio almohade, vendría a reforzar este perímetro amurallado de la ciudad».
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Esta potente torre albarrana, que según el Consorcio erróneamente se consideró en principio como una puerta de la ciudad de época romana o un añadido durante el periodo visigodo, viene recogida en la escasa historiografía a que ha dado lugar como adscrita al periodo almohade, etapa de presión de los reinos cristianos (Márquez y Gurriarán 2008: 122; 2017: 214; Franco 2018: 625-626).
Tipológicamente, la puerta doble o geminada se configura como una gran torre albarrana de doble vano del recinto medieval de época andalusí, encontrándose paralelos en otras similares conservadas en Cáceres o Trujillo.
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Tiene dos posibles momentos constructivos, el siglo X, etapa de consolidación y poderío omeya en al-Andalus, y finales del XII, momento de la presencia almohade en la ciudad y de grandes obras poliorcéticas en los recintos defensivos de la región, como los recogidos más arriba o los de localidades como Badajoz, Reina o Montemolín.
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