Con la autorización del gobierno central, el pasado 14 de abril se reanudaron algunas de las obras que estaban en marcha en la ciudad antes de que se decretase el estado de alarma a causa de la crisis del Coronavirus.
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Aparte de obras en algunas viviendas particulares, en zonas verdes como la Isla o en edificios como el María Luisa, el Consorcio de la Ciudad Monumental ha reanudado hace varios días los trabajos en el Teatro Romano.
Los operarios se afanan ya en las labores para conservar y restaurar la fachada exterior, la summa cavea y las bóvedas de los vomitorios y cripta del monumento emeritense, totalmente vacío de turistas y visitantes.
Este es un proyecto del Consorcio que permitirá evitar desprendimientos de piezas y retirar las humedades que amenazan la salud de la piedra del monumento.
Los trabajos se centran, según explica el proyecto, en eliminar las filtraciones de agua al interior, que son las principales responsables de su deterioro. La pérdida de superficies y zonas de morteros originales, principalmente en las áreas con mayor exposición a la intemperie en la orientación noroeste, es otro de los grandes problemas.
Otro es la acumulación de excrementos, la pérdida de material original por la presencia de aves y la proliferación de vegetación como microorganismos, hongos, algas, líquenes, musgos y hasta plantas vasculares. Esto es lo que más ataca la piedra.
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Sobre la actuación en la fachada exterior del monumento, la intervención se centrará en la limpieza, retacado, rejuntado y consolidación de las zonas del muro perimetral del graderío.
Lo que se va a hacer en la summa cavea es exactamente lo mismo. El objetivo es disminuir la filtración de agua al interior del Teatro.
Y en relación a los trabajos en las bóvedas de los vomitorios y cripta, el Consorcio se centrará en la limpieza y rejuntado de las zonas de ladrillo y mampostería, ejecución de pavimento cal e iluminación.
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La obra pretende limpiar y corregir estas deficiencias. Para ello se emplearán materiales naturales y sostenibles (se descarta el cemento). Además, se retirarán cables colocados en la fachada que están en desuso, así como un sistema de iluminación empotrada en el suelo de la cripta que se encuentra sin servicio.
El presupuesto de estas obras ronda los 100.000 euros.
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