Faltan pisos en Mérida. Los primeros en darse cuenta fueron los promotores Rusvel. Rescataron una obra a medias para terminar los pisos junto a la academia de la Guardia Civil.
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Dijo su portavoz cuando anunció la inversión de 22 millones de euros que ... aterrizaban en la ciudad porque detectaban una acusada necesidad de pisos nuevos. Harán más de doscientos.
Basta dar una vuelta por el centro de la ciudad para entender el fenómeno urbanístico que ha generado ese déficit. El circuito turístico se ha convertido en un recinto hotelero continuado. Con cientos de habitaciones dispersas entre el goteo constante de apartamentos que abren. Cualquier bloque que queda libre se transforma en turístico. No hay residenciales y los promotores han empezado a invertir para compensar la oferta en el suelo disponible.
Se retoman ahora proyectos que se planificaron hace veinte años. El barrio a medias entre el Hospital de Mérida y la rotonda de Agricultura hasta el hospital privado Casaverde ejemplifica el auge residencial periférico.
Varias promociones despuntan en la avenida Luis Ramallo. Junto al Telepizza, en construcción un edificio plurifamiliar de 32 viviendas protegidas con garaje y trasteros. Lo promueve Obras Pozanco y lo construye Lusitania. Es un edificio diseñado por el arquitecto Francisco Javier Robustillo Yagüe. Continúa por allí ahora la calle que se cerró antes de la burbuja inmobiliaria. En Luis Ramallo emerge mucha construcción estos meses.
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La multinacional Lidl levanta también un supermercado y la constructora Benítez Gil un bloque de 48 viviendas diseñado igualmente por Francisco Javier Robustillo Yagüe.
Algo parecido se vislumbra en el otro costado de la ciudad. En la fachada superior de las Abadías. Desde la piscina de verano y el supermercado Mercadona hasta el colegio bilingüe. También se anunciaron residenciales en esa parcelación. Pero se aparcaron por la crisis económica. Resucita ahora el interés por construir allí. La empresa Partum ha colocado ya carteles y banderolas para los interesados en comprar un piso. Anuncia la promotora 30 viviendas más urbanización y precios de 143.500 euros de salida. En la avenida del cementerio hay otro ejemplo. Despuntaba en una loma antes de entrar a la calle Platón un edificio en esqueleto. Se interrumpió la construcción por la crisis y ha permanecido despunta casi dos décadas. Ahora trabaja una grúa panelando entre postes. Tabicando para completar el bloque de pisos. A esta oferta privada se suma la pública. Hay planes para hacer viviendas que se destinen para alquiler a un precio asequible en La Calzada, en Cabo Verde y en un solar contiguo al de Rusvel en la Academia de la Guardia Civil. Lo de Nueva Ciudad y Cabo Verde viene por un plan gubernamental. El Gobierno utiliza suelo de su propiedad –las dos parcelas son del Ministerio de Defensa– para que el Ministerio de Vivienda promueva la construcción de bloques que se saquen al mercado de alquiler.
No son planes de viviendas sociales, sino para rentas medias y con ingresos estables que no pueden comprar.
Siguen el mismo modelo en La Calzada, pero en este caso desde la Junta de Extremadura. También bloques para alquiler a rentas medias.
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