Hasta mañana la Casa del Mitreo tendrá más movimiento del habitual. Y no es porque los turistas que visitan la ciudad la recorran para conocer sus encantos y secretos arqueológicos. Que también. Si no porque durante las dos últimas semanas se han llevado a cabo en este recinto monumental nuevas excavaciones. Unos trabajos que se han hecho conjuntamente entre el Consorcio de la Ciudad Monumental y la Universidad de Granada. El objetivo es comprobar la existencia de construcciones anteriores a la propia casa romana.
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Un equipo de ocho alumnos del Master y Grado de Arqueología de la Universidad de Granada, dirigidos por la profesora Macarena Bustamante Álvarez, han realizado trabajos que han consistido en concluir la excavación de las tabernas situadas junto a la entrada de la casa y hacer pequeños sondeos en el atrio y en el pasillo del viridarium.
La directora de la excavación explica a HOY que la iniciativa de excavar en este lugar surgió en 2017. Ese año la Universidad de Granada se puso en contacto con el Consorcio para hacer cursos de verano. Eligieron un yacimiento que, por una parte, fuera del interés de los alumnos y que supieran lo que se iba a excavar. Un lugar que reuniera las condiciones para hacer más amena la excavación en los momentos estivales, que no son los más oportunos para trabajar al sol. «La Casa del Mitreo, con ornamentos de pinturas, pavimentos, mármol... es un gancho bastante atractivo para los alumnos. Esta es una casa que se conoce desde hace bastante tiempo pero que todavía tiene mucho que ofrecer y en la que aún se pueden descubrir cosas interesantes. Pero al mismo tiempo es un lugar en el que no se generan nuevas necesidades de conservación».
Macarena Bustamante | Directora de la excavación
Junto a la arqueóloga del Consorcio de Mérida, Ana Bejarano, Bustamante comenzó en 2017 la excavación de las tabernas, las oficinas y los talleres que estaban en la zona más norte, pegada a la entrada. «A partir de ahí vimos que el proyecto tenía interés y que la casa tenía todavía muchas incógnitas que despejar. Por eso nos metimos de lleno en el estudio de la casa», explica.
Como entendían que este año, por las circunstancias de la pandemia, no era el mejor para desarrollar un curso de verano al uso, pensaron que lo ideal era replegar al grupo de alumnos de la Universidad con los que Bustamante trabaja habitualmente. «Para no tener ningún problema, ellos adquirieron un compromiso firme con este trabajo. Por eso, decidieron confinarse previamente en sus casas durante 15 días, trasladarse a Mérida compartiendo coches y convivir entre ellos en un alojamiento del Consorcio. Hemos podido crear una especie de burbuja sanitaria por el amor a la arqueología».
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Confiesa además que esta excavación ha supuesto una «bolsa de aire fresco» en estos momentos tan duros. «Porque a los arqueólogos lo que nos gusta es excavar».
La que se lleva a cabo en la actualidad se ha centrado, en una primera parte, en las cuatro tabernas que se han localizado para saber qué productos se vendían allí y que se hacía en ese lugar.
La segunda intervención se lleva a cabo en un lateral de la casa que se cree que es un pequeño vial, una calle por la cual se podía transitar. «Esto nos daría una visión de una casa que no estaba aislada en el suburbio sur de Mérida, sino que nos la permitiría insertar dentro del entramado urbano de la ciudad», indica.
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El tercer bloque de la excavación se centra en el atrio, en una de las esquinas, donde hay una escalera de acceso que, hasta ahora, no se sabía dónde iba. Gracias a los sondeos que se han hecho parece ser que se comienza a ver cierta claridad de cómo sería el entramado arquitectónico en este lugar. «Ya sabemos por otras excavaciones que la Casa del Mitreo tendría un segundo piso».
Una vez acabada la fase de excavación, cada uno volverá a su lugar de origen. Allí, con la documentación que han obtenido trabajarán en las tareas de investigación «que aportan en ocasiones muchos más datos que estar a pie de campo».
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Bustamante insiste en que esta es una parte muy gratificante de su trabajo. «A los que nos dedicamos a la investigación nos parece una etapa apasionante. Los días de excavación son muy ajetreados y frenéticos y apenas se puede reflexionar sobre lo que se está haciendo. Pero cuando una llega a casa, descarga las fotos y empieza a analizar los materiales que ha sacado, es cuando podemos completar el discurso histórico, que es el fin de las excavaciones. Así podemos aportar nuestro grano de arena a saber más sobre esta casa».
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