![El éxito de las rutas entre tumbas de Israel Espino](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/11/10/196161634--1200x840.jpg)
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AIsrael J. Espino le conocen muchos en la ciudad. Ha llevado a miles de visitantes por su Mérida Secreta o Mérida Sobrenatural. Periodista, escritora y recopiladora de leyendas y simbología escondida.
Durante este mes de noviembre, cada domingo por la tarde acompaña a treinta necroturistas para adentrarse en el cementerio municipal. Salen con velas y casi de noche. Se agotan las plazas en pocos minutos cada vez que abre las inscripciones por Internet. Unas visitas que inició el año pasado y generó tanto interés que el Ayuntamiento ha decidido repetir.
Israel es de las que pregunta por el cementerio cuando va de turista. Ha recorrido el de París, Londres o Nueva Orleans. «Siempre me han gustado mucho porque considero que es una manera de conocer el alma del sitio que visitas». Echaba de menos hacerlo en Mérida. Por eso se puso a investigar. Y descubrió tantas historias que recopiló lugares, símbolos y tumbas interesantes. «Iba guardando todo porque entendí que merecía la pena». Habla de un patrimonio material, pero también inmaterial que ha descubierto estudiando las tumbas. Deja claro que en todo momento se hace con respeto. De ahí lo de limitar a treinta personas. «Yo sabía que iba a gustar porque es un tema muy interesante, pero no esperaba que gustara tanto».
Sacan las inscripciones cada martes para el domingo siguiente y vuelan. En dos minutos se asignaron las de hoy. «Me preguntaban desde hace meses cuándo íbamos a empezar, por eso también tenía la confianza de que este año funcionaría muy bien. Que lo del año pasado no fue por la novedad».
El cementerio de Mérida, explica, es como una réplica de la ciudad de los vivos. Su calle principal se llama Santa Eulalia y allí se puede ver una sucesión de mausoleos, que perfectamente pueden catalogarse entre los mejores de España.
Pero más allá del valor arquitectónico se detiene en la leyenda de la tumba de la llorona o en las decimonónicas. Y en aquellas que tienen una simbología apasionante, según Israel, se puede saber quién es el ocupante sin ver el nombre. Ha aprendido los códigos funerarios para descifrar si estamos ante un niño o un adulto, si fue por enfermedad o si hay hermanos o un matrimonio. «Yo no quiero que se pierda esa forma de comunicación. Las tumbas nos hablan y no podemos estar sordos ante lo que nos cuentan».
Espera que las rutas sirvan para aprender a leer el lenguaje de los muertos y acercarnos más a lo que nos dicen. A veces sabemos muy poco de nuestros antespasados, se lamenta.
El cementerio municipal actual de Mérida se estrenó en 1886, pero antes hubo uno en el Calvario y otro en Santa María. El más importante fue, sin duda, el de Santa Olaya, lo que hoy es Santa Eulalia. La cruz que preside ahora el municipal se trajo precisamente del antiguo de Santa Olaya para simbolizar el traslado de las almas. Tuvo claro Israel desde que eligió las paradas por la ruta que huiría del miedo. «Nuestra premisa es el respeto a la gente que está enterrada allí y eso no puede generar miedo».
Por eso ha incluido contenido histórico, artístico, de leyenda o de misterio. Al final habla de apariciones, pero centrándose en los personajes. Esa variedad es la que en su opinión está haciendo que los que van un día recomienden la visita. Acompaña el lugar, el contenido y el momento.
Entran a las seis de la tarde y salen pasadas las siete, ya alumbrándose con velas. «Es algo maravilloso. Incluso gente que cree que va a tener miedo porque se está haciendo de noche, luego descubre que termina con mucha paz y en mitad de un ambiente muy mágico». Lo hace con toda la intención. Para crear una comunión entre los que van y los que están allí enterrados. «Buscaba variedad de emociones. Sé que en algunas paradas sonríen por la historia que hay detrás y en otras se les escapa una lagrima, pero en todas aprenden algo».
Enriquece el perfil de interesados tan diverso. Hay gente joven, explica, pero también mayores. Y agradece la interacción de los participantes. «El cementerio es un sitio muy vivo. Descubres historias y a gente que merece la pena recordar continuamente». Israel empezó con Mérida Secreta hace doce años y hace tres sacó la Sobrenatural, que se está posicionando entre los visitantes por el interés que despiertan los fantasmas romanos. «Nos quedaba Mérida Sepulcral, es la tercera y teníamos que sacarla adelante»., dice Israel, que a la seis, esta tarde vuelve a adentrarse entre las tumbas.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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