«Lo que se está haciendo estos días en el Puente de Hierro es algo histórico»

Destaca la rehabilitación actual en la travesía. La más importante desde que se abrió en 1883. Y, como una matrioska, una ingeniería singular que encierra otra aún más. El proyecto de urgencia para reforzar el puente lo ve con asombro y admiración. «Es algo histórico. Se estudiará en los libros de ingeniería».

Y explica el proceso para los que no estén tan al día: En noviembre, durante los trabajos de sustitución, los técnicos sobre el andamio detectaron inestabilidad en algún punto cuando cruzaban los trenes. Dieron el aviso y se suspendió la circulación temporalmente. Concretamente, desde las ocho de la tarde del jueves 14 de noviembre hasta las siete de la mañana del lunes 26. Hicieron un estudio por vía de urgencia para corregir la inestabilidad. Apuntalaron el puente y pusieron los soportes que se ven ahora para que no cediera más. Ya asegurado, monitorizaron las vibraciones de la estructura una vez que se restableció el servicio. «Con los soportes y los sensores vieron con precisión el comportamiento de la estructura metálica». Luego montaron un gato ferroviario bajo las vías. Y ahora están levantando por fases las traviesas. Habla Ángel Caballero de maniobras de precisión. De micras y milímetros para alinear toda la vía hay entre los pilares.

La primera fase de alzado se ha hizo en los dos últimos fines de semana. Renfe corta la circulación de viernes a domingo y se pone a trabajar el gato. Según explica, se ha corregido la desviación milimétrica que tuviera.

Ahora planean hacer lo mismo en el segundo tramo. Cree Ángel Caballero que es el que más ha cedido, por lo que la elevación aquí es más difícil de corregir. Pero confía en que se completará con éxito por la sensibilidad del dispositivo bajo la traviesa y por la habilidad de los ingenieros que lo activan. «Conocen ya muy bien el puente. Llevan varios meses encima». Han levantado, valora, en días con muy mal tiempo y casi sin tiempo para comer, por lo que ha podido saber. Por eso insiste en que está en muy buenas manos. Todas las decisiones se han tomado para protegerlo, según concluye.

Primero se colocaron los puntales, luego el estudio por sensores, el izado para alinearlo, mantiene la limitación a treinta kilómetros por hora y han limitado la carga máxima. El siguiente paso es concluir el levantamiento de las vías y volver a medir las vibraciones de la estructura para ver si se pueden quitar los soportes provisionales. «Lo que estamos viendo estos días aquí se pondrá como ejemplo de cómo se corrige y se protege una puente de 142 años de funcionamiento».