
«He hecho mucho por Mérida, aunque lo sabe poca gente»
Juan Ignacio Barrero, Próximo Hijo Predilecto de Mérida ·
El expresidente del Senado agradece que la popuesta del Pleno recibiera el apoyo de los socialistas y la abstención de UnidasSecciones
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Juan Ignacio Barrero, Próximo Hijo Predilecto de Mérida ·
El expresidente del Senado agradece que la popuesta del Pleno recibiera el apoyo de los socialistas y la abstención de UnidasFotos con papas, reyes, presidentes de gobiernos y ministros de medio mundo. Vestíbulo amplio. Patio interior luminoso. Recuerdos de vida pública ya no tan reciente ... que podrían pasar por forma y escenario por la sede de una delegación diplomática. La Wikipedia le da 78 años. Ha vuelto a coger la raqueta de pádel. Dice Juan Ignacio Barrero que no es el hombre serio que aparenta. Que le gusta la gente. Ser afable. Ayudar a los que se lo piden y alternar en las catinas de Cantarranas o en el Hipódromo.
–¿Cómo se toma el expediente para nombrarle Hijo Predilecto de Mérida?
–Primero con cierta sorpresa y después con muchísima gratitud. Que te hagan un homenaje en el sitio en el que uno ha nacido y que sea en vida es un honor. Para mí es doble honor porque, desde mi tatarabuelo, todos han sido medallas de oro o hijos predilectos de Mérida.
–¿Ayudó usted a Mérida cuando fue presidente del Senado?
–No administraba un presupuesto como hacía un ministro, lo que tenía entonces era influencia. Yo impulsé muchas cosas que le sirvirían luego para que se lo apuntase el alcalde que había en ese momento. Algunos dirán y qué ha hecho este hombre por la ciudad. He hecho mucho por Mérida, pero poca gente lo sabe.
–¿Por ejemplo?
–La Isla. Vino Borrell cuando era ministro y prometió la obra en el Guadiana. Se fue de ministro y no se puso presupuesto nunca. Se iba olvidando. Y todos sabemos que, en obras públicas, hasta que no se pone presupuesto no existe. Cuando yo llegué al Senado se puso un presupuesto. Seis mil millones de pesetas. Hoy toda la ciudad disfruta de la Isla.
–¿Y los terrenos del Hernán Cortés del Ministerio de Defensa?
–Los quería el Ayuntamiento. Yo estaba un día comiendo en Guadalupe con Eduardo Serra, que entonces era ministro de Defensa. Le dije que el alcalde tenía interés en los terrenos del cuartel de artillería. Al día siguiente, el ministro habló con Pedro Acedo. Era un proyecto muy bueno. Quería poner un centro comercial que mezclara restauración y comercio. Pero llegó Ángel Calle y no lo hizo. No sé muy bien por qué.
–También hay quien dice que usted intercedió para el centro Padre Cristóbal.
–Me llamó don Guillermo. Era un cura muy conocido en la ciudad. Me enseñó una carta del arzobispo Montero contándome que querían hacer un centro de acogida en Renfe pero no eran capaces. Cuando llegué a Madrid llamé a Miguel Corsini, el presidente de Renfe en ese momento. Le invité a comer y le enseñé la carta del arzobispo Montero. A la semana siguiente le concedieron el local.
–¿Alternaba usted mucho con los ministros de Aznar?
–Lo de la sección de la audiencia provincial para los juzgados de Mérida fue una ardua discusión con Margarita Mariscal de Gante, que llevaba Justicia en el Gobierno. Conseguimos poner en Mérida una sección de la audiencia provincial. No existía. Estaba en Badajoz. Eso era traer a Mérida a más funcionarios del Ministerio de Justicia. Y ahí está.
–¿Y con el presidente?
–Una vez, paseando por la Moncloa, me preguntó «¿qué necesita realmente Extremadura?». Yo le expliqué que éramos una región interior en cuello de botella. Sin salidas. Le conté que era primordial que se acabara de una vez la autovía a Madrid. Entonces estaba prometida, pero los tramos se concedían con mucho retraso. Iba lentísima. Aznar la aceleró. Y también, como en ese momento se estaban discutiendo los trazados del AVE, le dije que debía pasar por Extremadura. Me dijo que se comprometía a estudiarlo. A los pocos meses, cuando ya me pidió Aznar que me viniera a Extremadura a ser candidato a la Junta, me llamó Rafael Arias Salgado, llevaba Fomento. El ministro me dijo que el presidente se había comprometido a que el AVE pasara por Extremadura a pesar de que los portugueses no querían. Al parecer, los portugueses solo entraban en el AVE si iba por Oporto. Pero Aznar dijo que por Lisboa y por Extremadura. Yo, que entonces era candidato a la Junta, lo anuncié. Y los periodistas luego me preguntaron que dónde habría estación. Y yo les dije que en Mérida. Ese tren tenía que estar en el 2010. Aznar se fue y yo también. Lo que ocurrió después ya no nos corresponde a nosotros.
–Fue elegido presidente del Senado por unanimidad. Hoy día pocos pueden presumir de eso.
–No tuve ningún voto en contra. Trillo, en el Congreso, tuvo algún grupo que le votó en contra. Lo mío fue algo único en la historia de la democracia. Todos votaron a favor menos una chica joven de un partido independentista de Ibiza que emitió en blanco. No tuve ni un solo voto en contra. El PSOE, IU, los nacionalistas... Todos me votaron.
–El expediente para su nombramiento se acercó a la unanimidad, algo poco visto en el Pleno.
–Y quiero agradecérselo públicamente a todos. Al alcalde y al grupo socialista por votar a favor. Y también a Podemos. Podrían haber votado en contra de mi nombramiento si se hubieran dejado llevar por la ideología, pero se abstuvieron. Lo interpreto como un gesto hacía mí que agradezco.
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