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REDACCIÓN
Viernes, 9 de agosto 2019, 13:33
La capital extremeña, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, cuenta desde este viernes con un nuevo espacio que se suma a su amplia riqueza patrimonial. De esta manera, el Ayuntamiento de Mérida ha inaugurado y abierto al público este viernes los restos del Templo de Culto Imperial, situados en la calle Holguín.
Gracias a los socios mecenas del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida a partir de ahora al pasear por la calle Holguín se podrán observar uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de Augusta Emérita, el Templo de Culto Imperial.
Con la apertura al público de este nuevo recinto se recupera para la ciudad uno de los símbolos del poder imperial, definido a través de una arquitectura imponente. Sus medidas son monumentales: el templo completo ocupó una superficie de 748 metros cuadrados y tuvo una longitud de 38 metros.
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El recinto religioso en el que se enmarca este templo fue construido en un momento avanzado del mandato de Tiberio, que gobernó entre los años 14 y 37 de nuestra era. Su finalidad: el culto imperial, un vehículo de propaganda para exaltar el poder del emperador y de su familia a través de la religión oficial romana. Era tan importante a nivel simbólico la creación de este espacio en la ciudad que para poder construir el recinto en el lugar elegido, los romanos no dudaron en derribar cuatro manzanas de viviendas.
Los restos de este solar fueron descubiertos durante una intervención de urgencia a cargo de José María Álvarez Martínez, a principios de los años 80 del siglo pasado.
Durante el año 2003, dentro de un proyecto de investigación en el que participaron varias instituciones, se documentó la secuencia estratigráfica del solar, la relación del templo con la plaza que presidía y se profundizó en el conocimiento de la arquitectura del edificio, permaneciendo visible desde la calle.
Esta investigación culminó con la publicación en el año 2007 de un monográfico titulado 'El Foro provincial de Augusta Emerita. Un conjunto monumental de culto imperial' de la mano de Pedro Mateos Cruz.
El proyecto de adecuación de este monumento, elaborado por la arquitecta Inocencia García Hidalgo y Emilio Ambrona Fernández-Tejada, museógrafo del Consorcio de la Ciudad Monumental, contempla la consolidación de estructuras y la reintegración de piezas originales.
Las estructuras conservadas forman parte del podio del templo, de más de 3 metros de altura, fabricado con sillares de granito y revestido de mármol. Se conserva también el suelo de la plaza que presidía este gran templo, así como fragmentos de las cornisas y las columnas originales, que alcanzaron una altura de 14.25 metros.
El adecentamiento de medianeras, la renovación del cierre, ampliando el acerado para una contemplación segura de los restos desde la calle, la creación de una pasarela para la visión detallada de los vestigios, o la instalación de un espacio interpretativo dedicado al Culto Imperial, son algunos de los recursos empleados para garantizar la accesibilidad física y cognitiva a este lugar.
Un equipo del departamento de Arqueología ha acompañado los rebajes de los perfiles de seguridad de las medianeras, garantizando su documentación. En total, 22 trabajadores del Consorcio de la Ciudad Monumental han trabajado directamente en el proyecto: 1 museógrafo, 1 arqueóloga, 1 topógrafo, 2 restauradoras, 3 dibujantes, 1 encargado, 1 capataz, 2 oficiales de mantenimiento, 6 peones de mantenimiento y 4 peones de arqueología, además de diversas empresas privadas especializadas.
La museografía para hacer el templo visitable se completa con paneles interpretativos, dotados de ilustraciones originales, que garantizarán la comprensión del edificio en época romana y su evolución posterior, a medida que otras culturas modificaban la fisonomía de la ciudad.
El suelo original de la plaza ha sido tratado mediante una limpieza mecánica y química, antes de proceder a su consolidación, utilizando refuerzos perimetrales del mortero de cal, ladrillo y terracota machacada que actuaba como solera de las placas de mármol que pavimentaban este espacio público. Estas placas, que se encontraban en algunas zonas muy fisuradas, han sido reintegradas en sus lugares originales, utilizando las fotografías de la excavación arqueológica de 2003, dirigida por Pedro Mateos, para garantizar la fidelidad de la correcta reubicación de estos fragmentos antes de su consolidación.
Este proyecto de adecuación del templo romano de la calle Holguín fue el elegido por los socios Mecenas para esta anualidad. La aportación de los socios Mecenas ha resultado fundamental a la hora de recuperar un monumento para la ciudad.
Los trabajos de adecuación de la calle Holguín han tenido un coste de 104.620 euros, y algo más de la mitad de este coste ha sido financiado por las aportaciones de los socios que eligieron como Proyecto Mecenas 2018 la integración de este imponente templo, desmantelado parcialmente tras su abandono en el siglo V. El resto ha sido sufragado por el propio Consorcio.
Al acto de inauguración ha asistido el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, que como socio mecenas ha agradecido la labor de los socios y del Consorcio de la Ciudad Monumental por apostar por la reintegración de los restos en la ciudad.
«Vamos a intentar que este templo se siga excavando y se incorporen los edificios anexos a las excavaciones arqueológicas. El ayuntamiento va a colaborar con el Consorcio en la puesta en valor de este recinto», ha subrayado el alcalde.
El horario de apertura del recinto para la temporada estival será de 9.00 a 20.30 horas, pudiendo contemplase el templo desde la calle en cualquier momento.
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