Se pusieron hace semanas octavillas en los parabrisas de los coches aparcados en las calles del centro de Mérida. «Señala al putero», decía.
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Reparto ... de propaganda por la abolición. Fue una campaña modesta y anónima.
Y modesta y sin perder el anonimato también la concentración de ayer. Con pasamontañas para protegerse de los proxenetas se presentaron una docena de mujeres en el cruce de la autovía en la entrada de Arroyo. Frente a un local concreto. Señalaron un negocio donde saben que hay abusos, violaciones y explotación. Leyeron un manifiesto, gritaron varias proclamas contra los puteros y se fueron. No quisieron permanecer mucho tiempo por temor a represalias. Una de las portavoces explicó que la iniciativa la organizaron mujeres de varios colectivos feministas que lucharán por la abolición en España. «La única manera de acabar con estas mafias criminales es la abolición. Ayudar a estas mujeres de verdad».
Temen que en España haya pronto alguna ley de regulación similar a otros países europeos que sirva para legitimar la exclavitud sexual. «En Alemania o Dinamarca hemos visto que tras la regulación las vidas de las mujeres prostituidas han empeorado y han servido para dar cobertura a las mafias».
Con su protesta pública apelan a los legisladores, para que dejen de desentenderse de lo que ocurre en los negocios de carreteras abiertos para los puteros. «Podemos mirar para otro lado, pero detrás de esto hay mafias de trata, narcotraficantes y en negocios de este tipo se apoya todo esto. Y nuestro deber moral es combatirlo». Confiesan que prefieren el anonimato porque es la única forma de manifestarse y no recibir amenezas. «Sabemos que esta gente es peligrosa». Y eligieron el cruce porque allí funciona un prostíbulo al que acuden cada día muchos puteros. «Aquí hay mujeres que lo están pasando mal por proxenetas mafiosos, está bien que se vea lo que hay detrás».
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Esperan concienciar sobre todo a los hombres. La prostitución es una violación pagada. De ahí la campaña a la que han llamado, 'Señala al putero'. Recuerdan que el 80% de las mujeres prostituidas proceden de la trata. Vienen a España de países y familias muy pobres captadas por lo que se denomina en el argot de las mafias los 'lovers boys'.
Ojeadores encargados de seducir chicas jóvenes pobres. Les convencen para que se vengan a España porque les ayudarán a encontrar un trabajo y una casa, pero cuando llegan aquí las meten en prostíbulos.
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También conocen casos de mujeres sudafricanas raptadas allí y que tras el traslado forzado a España les quitan el pasaporte y las dejan encerradas en los prostíbulos bajo amenazas. Las drogan y las endeudan para siempre. Se desentienden por completo. Y todo eso se repite, insisten, porque cada vez hay más hombres que pagan por violar a mujeres. Lo de ayer fue el primero, pero el grupo abolicionista quiere repetir en un futuro en sitios parecidos al de la entrada de Mérida. Insisten que lo que se fomenta en los negocios de carretera es una relación desigual y violenta entre hombres y mujeres. No creen tampoco que haya libertad sexual de las que quieren ejercer libremente porque todas las mujeres prostituidas están obligadas a mantener relaciones con los puteros. Combaten el tópico muchas veces repetido de que es una profesión. Hay siempre una experiencia traumática continuada tanto física como emocional. Exclavitud.
El abolicionismo que quiere abrirse camino en Extremadura no es prohibicionista ni quiere que se multe a las víctimas. Piden que se persiga más a los proxenetas y a los puteros. Por eso están en contra de la regulación. Hay un riesgo claro de invisibilizar a las mujeres.
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