Las noches de invierno son frías, solitarias y muy largas. Demasiado si se tienen que pasar en la calle sin nada caliente que llevarse a la boca. Sin tener un sitio donde resguardarse de la humedad que consume los huesos y sin una cama limpia y cómoda donde descansar y olvidar las desdichas vividas por el día.
Publicidad
Una terrible situación que vive en la actualidad al menos una decena de personas en Mérida que no tienen un hogar y que pasan su vida en la calle.
Los sin techo son, a ojos de muchos, invisibles. Personas sin arraigo, que vagan de una ciudad a otra buscando alguna salida digna a su situación. Pero no todo está perdido. En Mérida, como en otras ciudades, hay un grupo de unos 15 voluntarios de Cruz Roja que quitan horas de sus noches de viernes para regalárselas a estas personas.
Jenifer Pajuelo es una de ellas. Esta joven es voluntaria en la Asamblea Local de Cruz Roja en Mérida. Cada semana forma parte de la Unidad de Emergencia Social de la ciudad que atiende a las personas sin hogar.
Cuenta a HOY que cada viernes por la noche se reúne con otros voluntarios, que se van turnando, en la sede de la asamblea. Es el punto de partida para iniciar el recorrido por las calles de la ciudad. Un 'paseo' en el que descubren dónde están los sin techo. Siempre hay gente que les dice donde hay alguna persona durmiendo en un cajero o en una nave abandonada. Ellos tienen localizados a los que están en los bajos de la sala Decumanus, en la Puerta de la Villa, donde se reúnen varios para pasar la noche al resguardo.
Ahora con el toque de queda la situación es especial. Aunque los voluntarios no tienen problema y pueden circular y estar en la calle para realizar esta labor, los que no tienen hogar tienen que estar a las 12 de la noche en el sitio donde acampan o duermen. «Como cualquier otra persona. Como si fuera su casa», explica Jenifer.
Publicidad
La mayoría de personas que atienden son hombres. A veces también hay alguna mujer. La mayoría se ha ido de casa y se ha echado a la calle por problemas familiares. Otros tienen adicciones como la droga o el alcohol. Y últimamente se encuentran viviendo en la calle a personas que se han quedado sin trabajo. Normalmente son hombres separados entre los 40 y 50 años. La mayoría extremeños e incluso hay gente de Mérida.
«Lo primero que hacemos es ofrecerles café o caldo caliente, según la semana. También les damos bocadillos, dulces y otros alimentos para que, por lo menos, tengan para esa noche y para alguna comida más del fin de semana. Por muy poco que les des o les ayudes lo agradecen mucho». Habitualmente estas personas van a comer los días de diario al comedor social. Pero los fines de semana tienen que buscar la vida en la calle.
Publicidad
La pandemia ha hecho de las mascarillas un elemento imprescindible. Por eso, a los que no las tienen se les facilita. «Están muy concienciados con la covid-19 y respetan mucho su uso. Siempre las llevan puestas».
Además de comida, ropa de abrigo, mantas y productos de higiene, lo que más necesitan es compañía. «Por eso no sentamos a charlar con ellos. Les escuchamos para que nos cuenten sus cosas y les ofrecemos ayuda para todo cuanto necesiten. «Algunos nos dicen que se les hace difícil tramitar alguna documentación. Entonces les ayudamos. Incluso les recordamos la medicación que deben tomar en el caso de que lo necesiten».
Publicidad
Jenifer dice que intentan hacer un poco de todo por estas personas. Pero sobre todo escucharles. Animarles dentro de la situación que viven. «Nos sentamos con ellos, echamos el rato y charlamos de todo. Cualquier cosa es buena para que puedan relacionarse con personas, que la verdad es que lo hacen muy poco. Aunque ahora, algunas veces, entre ellos se dan compañía. Así pasan mejor los días y las noches no son tan duras. Porque aunque están todo el día rodeados de personas, en realidad están muy solos», lamenta.
Aunque en la ciudad está el centro de transeúntes Padre Cristóbal, Jenifer dice que actualmente «está saturado». Con lo que las opciones para estas personas de estar bajo techo son escasas. Y para ellos, la vida en la calle se hace eterna.
Publicidad
«Aunque los sin techo están todo el día rodeados de personas, en realidad están muy solos y así se sienten»
Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.